Porco Rosso

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martes, 14 de febrero de 2012

MOONRAKER de Lewis Gilbert – 1979 – (“Moonraker”)


El transbordador espacial Moonraker desaparece misteriosamente y James Bond es enviado a investigar al principal sospechoso, su propio constructor, el multimillonario Hugo Drax. Colaborando estrechamente con la Doctora Holly Goodhead (que trabaja en realidad para la CIA) y con el Coronel Scott, jefe de marines norteamericanos, 007 descubre los terribles propósitos de Drax: destruir el "decadente" planeta Tierra y fundar una nueva sociedad perfecta... En su ciudad espacial secreta. 007 y sus aliados van a plantarle cara. Sin embargo, hay un peligro extra para el agente británico. Su viejo enemigo Tiburón, el asesino de la mandíbula de acero, es ahora el aliado de Hugo Drax y quiere verle bien muerto.


En 1977, el mismo año en el que se estrenó "La espía que me amó", "La Guerra de las Galaxias" de George Lucas se erigió como uno de los más grandes mitos de la historia del cine. Inmediatamente, Lucas comenzó a preparar las dos siguientes entregas de su trilogía estrella: "El Imperio Contraataca" y "El Retorno del Jedi". Entonces, a Albert R. Broccoli, que ya estaba empezando a ser asistido en su trabajo por su hija, Barbara Broccoli, y por su hijastro, Michael G. Wilson (los que heredarían la dirección de la franquicia de EON a su muerte), se le ocurrió la disparatada idea de ambientar el nuevo filme de James Bond en el espacio para aprovechar el tirón de la saga galáctica del momento. El resultado fue artísticamente desastroso, aunque en taquilla funcionó más que nunca: en su época fue el filme de 007 más exitoso (increíble, pero cierto). Que horror.


"Moonraker", la aventura espacial del espía británico, es la peor película de la saga hasta la fecha de su estreno, una bazofia sólo comparable a porquerías supremas posteriores de la talla de "Muere otro día" (el otro gran bodrio de EON, que además supone la última aparición de Pierce Brosnan como Bond). El argumento de esta terrible película es un reciclado chapucero del de "La espía que me amó": ahora el villano de turno, Hugo Drax (un simplemente solvente Michael Lonsdale –hace bien su papel de megalómano pero no puede ir más allá porque el guión al que se enfrenta es terrible-) quiere crear una nueva sociedad perfecta no ya en el mar… Sino en el espacio. Por ello, piensa destruir la Tierra. El guión es precipitado, y, además, tosco, únicamente destinado a desarrollar continuos lucimientos para los efectos especiales, lo único bueno del filme (todo hay que decirlo: son geniales para su momento, y el escenario de la base espacial es verdaderamente espectacular). El resto es acción, acción y acción, pero acción absurda y desaforada de mala manera (saltos de James Bond sin paracaídas desde un avión para alcanzar a un enemigo en el aire y quitarle el suyo, persecuciones idiotas por aguas amazónicas y venecianas, peleas en funicular exageradísimas, combates espaciales vergonzosos con rayos láser, una lucha final tontísima y pésimamente explotada…), diálogos aburridos y a veces directamente estúpidos, escenas de pura vergüenza ajena (como el enamoramiento de Tiburón) y lagunas de guión increíbles (¿Cómo que ningún satélite puede ver la base espacial de Hugo Drax, el villano? ¿Cómo diablos escapan Tiburón y su amada de dicha base espacial cuando esta estalla?).


El suspense, si ya se había visto reducido en "La espía que me amó", película más aventurera pero muy destacada, en "Moonraker" ya ni existe, y para colmo, la aventura que propone, como pueden observar, es infantil hasta decir basta. Los personajes secundarios tampoco aportan nada e incluso empeoran el conjunto. Los secuaces de Michael Lonsdale son payasescos, en especial el asesino oriental Chang, luchador aburrido y sin papel. El aliado de turno de 007, el Coronel Scott (Michael Marshall), un marine norteamericano sin relieve ninguno, también resulta completamente olvidable. Mientras, el pobre Tiburón, que repite como villano secundario principal de la función, se enamora de una rubia con trenzas y gafas que le hace abandonar el camino del mal, por lo cual todo su mito de malvado letal queda tirado por los suelos de un plumazo (si por lo menos se pasase al bando de "los buenos" con razones convincentes…). De pura pena. Las chicas Bond, por otra parte, son completamente olvidables: Corinne Clery (famosísima por ser el gran mito erótico de "Historia de O") es eliminada por Drax demasiado pronto, mientras que Lois Chiles pasa sin pena ni gloria. Para colmo de males, la película tiene un tono paródico que Lewis Gilbert, de nuevo director, inexplicablemente potencia en la que es su última colaboración en la franquicia. "Moonraker" es, junto a "Muere otro día", la peor película de toda la saga oficial del agente 007, un insulto a la inteligencia y un descenso de un personaje mítico a los abismos de la tontería más insufrible. Menos mal que el clan de Broccoli supo redimirse con la excelente "Sólo para sus ojos", aunque las posteriores dos cintas de Moore, a pesar de que no llegan al nivel de infamia de la que hoy comentamos, no lograron levantar ya el vuelo en calidad.

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