Porco Rosso

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martes, 14 de febrero de 2012

SÓLO PARA SUS OJOS de John Glenn – 1981 – (“For Your Eyes Only”)


Un barco británico que contenía el dispositivo ATAC, usado para controlar submarinos nucleares, se ha hundido en las costas de Albania y el matrimonio de arquéologos submarinos Havelock ha sido enviado para rastrear el mar en su busca. Cuando este matrimonio es misteriosamente asesinado, James Bond, que acaba de destruir de una vez por todas a su viejo rival Blofeld (el cual estaba vivo y ha intentado matarle por última vez) se hace cargo de la investigación y descubre, en Grecia, que los hechos están relacionados con dos contrabandistas en guerra llamados Aristóteles Kristatos y Milos Colombo. Uno de ellos, al parecer, tiene el ATAC en su poder... 007 ha de descubrir quién es el que lo ha robado junto a Melina Havelock, la hija de la pareja asesinada, que busca una sóla cosa: venganza.


Después de la (exitosísima y rentabilísima) aberración de "Moonraker", el clan de los Broccoli intentó redimirse de cara a los fans más veteranos de la saga de su producto estrella y también de cara a la crítica, ya que artísticamente la mencionada aventura espacial de James Bond fue sin ninguna duda la peor película de toda la franquicia de EON hasta entonces. La "redención" les salió por suerte muy bien y, así, la que le siguió, "Sólo para sus ojos", se erige como una de las mejores cintas de la etapa de Roger Moore como 007 y como un delicioso retorno a los orígenes del mito del agente británico. La pura aventura, en la que la franquicia ya se había asentado, es dejada a un lado para ofrecer una historia de espionaje en la que las escenas de acción desaforada no faltan (excelentes por cierto la lucha en la pista de hielo y la escalada final) pero en la que la atención principal no se la llevan los efectos especiales (muy reducidos para lo que fueron en "La espía que me amó" y sobre todo en la mencionada "Moonraker"), sino una excelente trama de suspense y de venganza con un villano que vuelve a ser de lujo: Aristóteles Kristatos, un mafioso griego y conspirador nato que viene interpretado por el genial Julian Glover, un actor habitualmente secundario genial que, además, tiene un especial gancho para interpretar a villanos (fue el General Veers de "El Imperio contraataca" –uno de los manos derecha de Darth Vader- y sería el gran antagonista, años después, de "El Cuarto Protocolo" y de "Indiana Jones y la Última Cruzada").


La galería de personajes del filme es excelente en todos los sentidos: carismática y seria, viene encabezada por el mencionado Glover y por un Roger Moore que se muestra bastante discreto y que se aleja mucho de la comicidad de la que venía haciendo gala (aunque volvería a ella). Esta galería continúa deparando sorpresas con las chicas Bond de turno: la joven protegida de Kristatos (Lynn-Holly Johnson), Bibi, otorga mucha frescura e ingenuidad erótica a la trama, mientras que la famosa actriz francesa Carole Bouquet (la intermitente pareja de Gérard Depardieu) realiza un genial papel como mujer independiente, fuerte, valerosa y decidida a vengarse (ya definitivamente el machismo se alejaba de la saga –estaba ya empezada la década de los ochenta-). No queda todo aquí: el secundario masculino aliado de 007 es también de lujo; el gran Chaim Topol, con un consciente parecido en todos los aspectos a Anthony Quinn, borda a Milos Columbo "La Paloma", el rival de Kristatos que introduce la subtrama que presenta la doble venganza en la historia. Además, el habitualmente muy mediocre John Glenn (director sin personalidad ninguna) se estrena en la saga tras la marcha definitiva de Lewis Gilbert (y se consolida: rodaría las cuatro próximas películas del agente) y realiza, bajo las órdenes de los Broccoli (los verdaderos artífices de todo) una excelente labor equilibrando el suspense, la acción, el drama de la venganza y el humor y el romance (muy comedidos en líneas generales en este filme), además de ambientando a la perfección la obra en localizaciones exóticas mediterráneas.


Tampoco hay que dejar de mencionar el inolvidable prólogo de "Sólo para sus ojos": el mítico Blofeld, el destrozado y ya totalmente paranoico líder de la destruida organización terrorista SPECTRA, resulta haber sobrevivido a los hechos de "Diamantes para la eternidad" e intenta, por última vez y lisiado, acabar con Bond… Lo cual no logra, por supuesto, tras una trepidante escena de acción antes de la cual se recuerda también a Tracy Draco, la mujer de 007 que murió asesinada por el propio Blofled en la incomprendida y excelente "007 al Servicio Secreto de su Majestad". Todo un homenaje que redondea esta magnífica película que recupera la esencia del puro espionaje y de la trama negra clásica. Por desgracia, "Sólo para sus ojos" también dejó una gran pérdida: Bernard Lee, que había sido M hasta entonces, no pudo salir en el filme al morir, un año después del estreno de "Moonraker", de un cáncer estomacal. Como homenaje a su persona, ningún sustituto fue asignado para la película que nos ocupa, en la que se dice que M está de vacaciones. El nuevo M, ya aparecido en "Octopussy", sería Robert Brown, que realizaría un papel muy digno pero menos compenetrado con James Bond.

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