Documental sobre diversos aspectos del conflicto del País Vasco y Navarra y la banda terrorista ETA.
A Julio Médem, guste o no guste (y a mi es un director que no me gusta nada más allá de la espléndida "Vacas" y la bonita "Los amantes del Círculo Polar"), no se le puede negar la valentía que tuvo en 2003 para hacer pública "La pelota vasca", que se convirtió instantáneamente e incluso antes de su estreno en una de las películas documentales más polémicas y controvertidas de la historia del cine español. Creo que es un buen momento para analizar, por lo menos en sus líneas básicas, este complicadísimo trabajo tan encomiable como incompleto y fallido pero que de una forma u otra ya es un clásico de nuestra cinematografía: la banda terrorista ETA anunció "el cese definitivo de su actividad armada" el pasado 20 de octubre (y las reacciones han sido y siguen siendo de todo tipo) y el nuevo gobierno del PP está dando sus primeros pasos después de que los últimos cuatro años, marcados por la brutal crisis económica que nos asedia desde entonces, hayan acabado con la derrota más dura de la historia del PSOE (y las reacciones ante el cambio de partido en el poder han sido y siguen siendo de todo tipo). Médem muestra en "La pelota vasca" su visión del conflicto del País Vasco y Navarra abarcando multitud de aspectos de dicho conflicto desde la perspectiva de un documental en el que sus propios protagonistas (los que él invitó y que quisieron participar) relatan ante la cámara sus historias y vivencias y sus opiniones. La lista es larga: políticos (entre los que está incluso el ex-presidente Felipe González), amenazados por ETA, víctimas del terrorismo, ex-presos de ETA y familiares de presos, víctimas de torturas por parte de la policía, víctimas del GAL, portavoces de las Conversaciones de Paz para Irlanda del Norte, representantes del País Vasco Francés, historiadores, profesores e intelectuales diversos; periodistas y/o escritores o artistas de toda índole (no participó sin embargo ningún miembro del Partido Popular y ningún preso de ETA). El documental, muy ameno a pesar de su crudo y complejo contenido, lo articulan con gran ritmo momentos de un contundente y metafórico partido de "pelota vasca" y está acompañado, además, de imágenes de archivo o de otras producciones tales como segmentos de piezas aparecidas en medios de comunicación y trozos de los documentales de Orson Welles "Around the World with Orson Welles" o de películas del propio Médem ("Vacas") o de otros autores ("Días contados", "El Mayorazgo de Basterretxe", "Pelotari", "Ogro"...). La información recopilada es gigantesca, y el trabajo de reunión de material, rodaje y montaje tuvo que ser verdaderamente abrumador y digno de aplausos y elogios. Sin embargo, el resultado no es desde mi punto de vista plenamente satisfactorio porque, aunque intente esquivarlo, Médem no consigue escapar del maniqueísmo al hablar de política y asuntos sociales (volvió a caer en esto, ya de vuelta en la ficción, en la horrenda "Caótica Ana").
Julio Médem condena en "La pelota vasca" el terrorismo pero no critica tanto al nacionalismo vasco. De hecho, yo pienso que el director de San Sebastián es nacionalista y en este documental creo además que queda bien claro. Y en su derecho está de serlo y de exponerlo como quiera, y además, también queda bien claro en este mismo filme que nacionalismo y terrorismo no son lo mismo. Bien por Médem: como he comentado al inicio de la crítica, no se le puede tachar de cobarde. Sin embargo, todo lo que Médem tiene de valiente lo tiene también de maniqueo. Porque, amigos, "La pelota vasca" naufraga por dos razones esenciales en mi opinión. Primera: es maniquea, como he señalado. Segunda (derivada de la primera): está destinada a hacer presión contra el PP a favor del PSOE en el entorno cercano a las elecciones de 2004, que ganó el presidente que ahora acaba de dejar el poder, José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), frente al presidente que acaba de tomarlo, Mariano Rajoy (PP) -explico todo esto brevemente para los lectores de mi blog que no son de España-. ¿Por qué es maniquea "La pelota vasca"? Pues lo es porque, primeramente (y este ha sido uno de sus puntos más discutidos y que más rabiosas críticas suscitó en su día) equipara a las víctimas del terrorismo con los terroristas encarcelados y con sus familiares cuando no juegan en la misma liga, por lo menos para mi. De la misma manera, se detiene demasiado alargando mucho su montaje total en las declaraciones de la mujer torturada por la policía (hecho terrible y verdaderamente terrorífico) y no alargando tanto las declaraciones de las víctimas del terrorismo de ETA. El conflicto del País Vasco no es ni blanco ni negro, como casi todos los conflictos: hay una interminable escala de grises, y Médem termina por no verla y barre descaradamente para su lado. Tienes todo el derecho del mundo a ser nacionalista y a expresarlo como quieras, pero lo que no puedes hacer es crear buenos y malos o "más buenos que" o "menos malos que" de manera artificial con las armas del montaje o de la omisión.
Por otra parte, y entramos en el segundo punto, se ataca sin piedad al PP del polémico Gobierno de entonces, el de José María Aznar (lo cual me parece genial) pero, sin embargo, se ataca mucho menos al terrorismo de Estado del GAL (y el terrorismo de Estado es algo terrorífico) que se dió durante los primeros años del Gobierno de Felipe González, del PSOE, y que constituyeron uno de sus mayores escándalos (como lo fue, por ejemplo, la Guerra de Irak para el de Aznar). De hecho, un segmento de "La pelota vasca" fue parte de la deleznable colección de cortometrajes de "Hay motivo" de 2004, un proyecto cinematográfico de innumerables artistas españoles también polémico en su día en el que se criticaba al gobierno del PP de Aznar, lo que habría sido fantástico si no se hubiese hecho de forma maniquea, simplona y partidista (y no ha habido por cierto otro "Hay motivo" en los últimos años del de Zapatero, ya que casi ninguno de estos artistas ha salido a quejarse lo más mínimo del desmantelamiento del Estado del Bienestar que comenzó el PSOE en España y de su mala gestión económica ni tampoco de la mayor parte de los problemas tratados en sus cortometrajes, que siguen por desgracia vigentes hoy).
El documental español más polémico de las últimas décadas, que le llegó a costar a Médem insultos (se le llamó "El Pelota Vasco") y enfrentamientos con la Asociación de Víctimas del Terrorismo y otros grupos y organismos, es valiente, pero también incompleto, maniqueo y por ello fallido y sesgado en su visión. Una pena.
A Julio Médem, guste o no guste (y a mi es un director que no me gusta nada más allá de la espléndida "Vacas" y la bonita "Los amantes del Círculo Polar"), no se le puede negar la valentía que tuvo en 2003 para hacer pública "La pelota vasca", que se convirtió instantáneamente e incluso antes de su estreno en una de las películas documentales más polémicas y controvertidas de la historia del cine español. Creo que es un buen momento para analizar, por lo menos en sus líneas básicas, este complicadísimo trabajo tan encomiable como incompleto y fallido pero que de una forma u otra ya es un clásico de nuestra cinematografía: la banda terrorista ETA anunció "el cese definitivo de su actividad armada" el pasado 20 de octubre (y las reacciones han sido y siguen siendo de todo tipo) y el nuevo gobierno del PP está dando sus primeros pasos después de que los últimos cuatro años, marcados por la brutal crisis económica que nos asedia desde entonces, hayan acabado con la derrota más dura de la historia del PSOE (y las reacciones ante el cambio de partido en el poder han sido y siguen siendo de todo tipo). Médem muestra en "La pelota vasca" su visión del conflicto del País Vasco y Navarra abarcando multitud de aspectos de dicho conflicto desde la perspectiva de un documental en el que sus propios protagonistas (los que él invitó y que quisieron participar) relatan ante la cámara sus historias y vivencias y sus opiniones. La lista es larga: políticos (entre los que está incluso el ex-presidente Felipe González), amenazados por ETA, víctimas del terrorismo, ex-presos de ETA y familiares de presos, víctimas de torturas por parte de la policía, víctimas del GAL, portavoces de las Conversaciones de Paz para Irlanda del Norte, representantes del País Vasco Francés, historiadores, profesores e intelectuales diversos; periodistas y/o escritores o artistas de toda índole (no participó sin embargo ningún miembro del Partido Popular y ningún preso de ETA). El documental, muy ameno a pesar de su crudo y complejo contenido, lo articulan con gran ritmo momentos de un contundente y metafórico partido de "pelota vasca" y está acompañado, además, de imágenes de archivo o de otras producciones tales como segmentos de piezas aparecidas en medios de comunicación y trozos de los documentales de Orson Welles "Around the World with Orson Welles" o de películas del propio Médem ("Vacas") o de otros autores ("Días contados", "El Mayorazgo de Basterretxe", "Pelotari", "Ogro"...). La información recopilada es gigantesca, y el trabajo de reunión de material, rodaje y montaje tuvo que ser verdaderamente abrumador y digno de aplausos y elogios. Sin embargo, el resultado no es desde mi punto de vista plenamente satisfactorio porque, aunque intente esquivarlo, Médem no consigue escapar del maniqueísmo al hablar de política y asuntos sociales (volvió a caer en esto, ya de vuelta en la ficción, en la horrenda "Caótica Ana").
Julio Médem condena en "La pelota vasca" el terrorismo pero no critica tanto al nacionalismo vasco. De hecho, yo pienso que el director de San Sebastián es nacionalista y en este documental creo además que queda bien claro. Y en su derecho está de serlo y de exponerlo como quiera, y además, también queda bien claro en este mismo filme que nacionalismo y terrorismo no son lo mismo. Bien por Médem: como he comentado al inicio de la crítica, no se le puede tachar de cobarde. Sin embargo, todo lo que Médem tiene de valiente lo tiene también de maniqueo. Porque, amigos, "La pelota vasca" naufraga por dos razones esenciales en mi opinión. Primera: es maniquea, como he señalado. Segunda (derivada de la primera): está destinada a hacer presión contra el PP a favor del PSOE en el entorno cercano a las elecciones de 2004, que ganó el presidente que ahora acaba de dejar el poder, José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), frente al presidente que acaba de tomarlo, Mariano Rajoy (PP) -explico todo esto brevemente para los lectores de mi blog que no son de España-. ¿Por qué es maniquea "La pelota vasca"? Pues lo es porque, primeramente (y este ha sido uno de sus puntos más discutidos y que más rabiosas críticas suscitó en su día) equipara a las víctimas del terrorismo con los terroristas encarcelados y con sus familiares cuando no juegan en la misma liga, por lo menos para mi. De la misma manera, se detiene demasiado alargando mucho su montaje total en las declaraciones de la mujer torturada por la policía (hecho terrible y verdaderamente terrorífico) y no alargando tanto las declaraciones de las víctimas del terrorismo de ETA. El conflicto del País Vasco no es ni blanco ni negro, como casi todos los conflictos: hay una interminable escala de grises, y Médem termina por no verla y barre descaradamente para su lado. Tienes todo el derecho del mundo a ser nacionalista y a expresarlo como quieras, pero lo que no puedes hacer es crear buenos y malos o "más buenos que" o "menos malos que" de manera artificial con las armas del montaje o de la omisión.
Por otra parte, y entramos en el segundo punto, se ataca sin piedad al PP del polémico Gobierno de entonces, el de José María Aznar (lo cual me parece genial) pero, sin embargo, se ataca mucho menos al terrorismo de Estado del GAL (y el terrorismo de Estado es algo terrorífico) que se dió durante los primeros años del Gobierno de Felipe González, del PSOE, y que constituyeron uno de sus mayores escándalos (como lo fue, por ejemplo, la Guerra de Irak para el de Aznar). De hecho, un segmento de "La pelota vasca" fue parte de la deleznable colección de cortometrajes de "Hay motivo" de 2004, un proyecto cinematográfico de innumerables artistas españoles también polémico en su día en el que se criticaba al gobierno del PP de Aznar, lo que habría sido fantástico si no se hubiese hecho de forma maniquea, simplona y partidista (y no ha habido por cierto otro "Hay motivo" en los últimos años del de Zapatero, ya que casi ninguno de estos artistas ha salido a quejarse lo más mínimo del desmantelamiento del Estado del Bienestar que comenzó el PSOE en España y de su mala gestión económica ni tampoco de la mayor parte de los problemas tratados en sus cortometrajes, que siguen por desgracia vigentes hoy).
El documental español más polémico de las últimas décadas, que le llegó a costar a Médem insultos (se le llamó "El Pelota Vasco") y enfrentamientos con la Asociación de Víctimas del Terrorismo y otros grupos y organismos, es valiente, pero también incompleto, maniqueo y por ello fallido y sesgado en su visión. Una pena.
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