Porco Rosso

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jueves, 20 de enero de 2011

LA ARDILLA ROJA de Julio Médem - 1993 - ("La ardilla roja")


Jota, ex líder de un grupo de rock ya separado, decide suicidarse arrojándose desde el malecón de su ciudad, San Sebastián. Sin embargo, justo cuando está a punto de hacerlo, divisa un accidente de moto. Jota socorre a la conductora, una chica que parece haberse quedado amnésica... Y, sometido por un impulso que tal vez no comprende aún, decide engañarla y, haciéndole creer que son novios, huir con ella hacia un camping llamado "La Ardilla Roja". Una delirante historia de verdades y mentiras se abre ante ambos... Y ante todos los que tienen un papel importante en sus vidas.


Después de despuntar con la brillante e imaginativa "Vacas", Julio Medem cayó con "La ardilla roja", en mi opinión, en un defecto que ha venido repitiendo a lo largo de su carrera hasta este momento y que incluso ha ido hiperbolizando: el de sustentar sus tramas en diálogos antinaturales, barrocos y hasta farragosos que, demasiadas veces vacíos, intentan resultar hondos con calzador; profundos a base de venir envueltos en una poética forzada que no siempre tiene calidad. El argumento de su segundo filme, como el de "Vacas" en parte y como el de muchas de sus obras futuras, es circular y, mientras realiza una crítica de los roles machistas de la sociedad (ejemplificada en el rancio matrimonio de Karra Elejalde y María Barranco) cuestiona estos roles igualmente desde la óptica de los propios protagonistas, unos solventes Nancho Novo y Emma Suárez que viven un juego de manipulación al que termina uniéndose y complementando un también aceptable Carmelo Gómez. Los asuntos habituales del cine de Médem se ponen una vez más sobre la mesa: el amor, la pasión, el sexo, el destino, la relación confusa entre lo real y la mentira, la marginación de la mujer, la soledad o la muerte. Un aura de lirismo natural muy acertada y visualmente imaginativa (Médem siempre lo es) acompañada de un toque de violencia vistosa final lo empapa todo. "La ardilla roja" es una obra tremendamente irregular: tiene una premisa interesante, un aspecto estético que apunta maneras (se perfeccionó ya en "Tierra" o en "Los amantes del Círculo Polar") y una trama que se sigue con interés que, sin embargo, viene estropeada por los mencionados diálogos artificiales e innecesariamente barrocos, que, demasiado pretenciosos, tratan de decir con retórica barata más de lo que dicen (y a veces dicen bien poquito). La segunda película de Julio Medem es una obra curiosa pero finalmente fallida a causa de estos diálogos que no está al muy buen nivel de la mencionada "Vacas" pero que por lo menos tampoco llega a las bochornosas cotas de ridiculez de las tonterías de "Lucía y el Sexo" o "Caótica Ana". A partir de esta película, la filmografía de este director vasco se moverá entre películas bastante destacadas como "Los amantes del Círculo Polar" y entre los auténticos horrores antes mencionados.

3 comentarios:

  1. Puf. No soporto a Medem ni a gran parte del reparto de esta película. En realidad sólo salvaría a Carmelo Gómez. Con La Ardilla Roja no pude ni llegar a la mitad. Desde entonces no me acerco a una película de Medem ni para tocarla con un palito. Veo el trailer y ya me dan ganas de salir corriendo.

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  2. A mi "Lucia Y El Sexo" si que me gustó, pero mi preferida es "Los Amantes Del Círculo Polar". "Caótica Ana" y "Habitación En Roma" son vergonzosas, ridículas y áltamente pretenciosas. Coincido plenamente contigo en lo de los diálogos barrocos y hondos con calzador, ¡¡me ha encantado la expresión!!

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  3. Pues yo rompo lanza en favor de LA ARDILLA, me parece una peli muy fresca en comparación con el estatismo poético de VACAS.

    Cierto que los diálogos a veces sueltan el tufillo de la trascendencia forzada, pero la trama de engaño y auto-engaño, de juego de gato y ratón entre los protagonistas se mezcla con inusitada gracia con las propuestas visuales del bosque, el lago, los documentales de la tele o las extrapolaciones al matrimonio vecino.

    Para mi es una cinta con mucho encanto, y si bien irregular en su guión (sobre todo en los mencionados diálogos), me parece de una enorme fuerza visual, de numerosos hallazgos narrativos y un tono cómico con el que envolver la complejidad de la relación de pareja fantástico.

    Además la música de Alberto Iglesias es soberbia y la fotografía (de Aguirresarobe si no recuerdo mal) es estupenda también.

    Quizás la menos acertada y homogénea de las 4 buenas pelis de Medem (hasta LOS AMANTES, luego ya dejo de contar), pero con todo muy digna.

    Es mi opinión. Saludos en paralelo.

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