Porco Rosso

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jueves, 16 de septiembre de 2010

LOS DIEZ MANDAMIENTOS de Cecil B. De Mille - 1956 - ("The Ten Commandments")

Egipto vive una época de grandeza y de prosperidad, de gloria y de conquistas. Los faraones construyen imponentes tumbas y grandes ciudades para no ser olvidados, y sus esclavos son los hebreos, pueblo al que someten con mano de hierro y que trabaja sin descanso en sus colosales construcciones, pueblo que vive soñando con el cumplimiento de la promesa hecha por su Dios: la liberación, promesa de la que los egipcios se burlan. Sin embargo, el hombre que llevará a sus esclavos a la libertad vive con ellos: se llama Moisés, es un falso hijo de Ramsés I y pronto tomará conciencia de las penurias de su gente, a la que habrá de salvar con el poder de Dios y a la que por desgracia también habrá de castigar en el futuro por maldad e infidelidad al mismo Dios.


Uno de los grandes pioneros del cine norteamericano y uno de los fundadores de Hollywood es Cecil Blount De Mille, incansable innovador de los inicios del lenguaje cinematográfico, creador del star-system, prolífico productor, guionista y director y creador de muchísimas de las más grandes obras de gran espectáculo de la industria clásica de su país. Estuvo en la futura meca del cine desde 1913 y allí se formó hasta ser uno de los grandes directores todoterreno de la historia. Su obra se destaca por su colosalismo creador, con un inigualable sentido plástico, con imponentes decorados, inabarcables masas en movimiento, frenéticas escenas de acción, suntuosa imaginería y vestuario y vistosos y expresivos colores, pero también por su a menudo olvidada faceta intimista de estudio psicológico de sus personajes, nunca meros estereotipos. Gran director de estrellas del momento, se le acusó de “comercial” y se le criticó su postura de ferviente conservador, antisindicalista y anticomunista durante la Caza de Brujas. Sea como fuere, De Mille es uno de los autores imprescindibles del Hollywood clásico, un autor que casi siempre con éxito se enfrentó a cualquier género que se le pusiese por delante: el bíblico (uno de sus predilectos) con sus dos versiones de “Los Diez Mandamientos”, “Rey de reyes”, “El signo de la Cruz” o “Sansón y Dalila”, el western con “Buffalo Hill”, “Unión Pacífico”, “Policía montada del Canadá” o “Los inconquistables”, el histórico con “Cleopatra” y “Juana de Arco”, la comedia costumbrista con “Masculino y femenino” o “La fruta prohibida”, el drama con “La incrédula”, el bélico con “Por el valle de las sombras”, el espectáculo circense en estado puro con “El mayor espectáculo del mundo” o el olvidado cine de piratas con “Corsarios de Florida” o “Piratas del Mar Caribe”.

En 1923 Cecil B. De Mille dirigió su primera versión de “Los Diez Mandamientos” y, en 1956, treinta y tres años después, poseedor de muchísima más fama, dinero y medios, dirigió su "auto remake" de idéntico título, la que es una de las obras maestras indiscutibles de la historia del cine bíblico, una de las películas más espectaculares de todos los tiempos y, además, la última obra de su creador y el colofón de su larga carrera, ya que tras ella se retiró del mundo de la dirección. Un reparto de ensueño en el que encontramos desde grandes estrellas como Charlton Heston, Anne Baxter, Yul Brynner o Edward G. Robinson hasta actores de la talla de John Carradine o Vincent Price, más de 12.000 extras y 15.000 animales, 1.350.000 litros de agua usados sólamente en la escena del Mar Rojo, un rodaje realizado en el propio Egipto y en el mismo monte Sinaí y unos de los decorados más grandes jamás construidos configuran la colosal producción de "Los Diez Mandamientos". Todo al servicio de la espectacularidad y del buen hacer del genio comercial de DeMille, que logra por medio de un genial guión y de un dominio del ritmo tremendo que la friolera de cuatro horas de metraje se pasen en un vuelo. Por supuesto, y dada la ideología de su creador, este filme épico decisivo en la historia de su género ha sido acusado reiteradas veces de ser un manifiesto anticomunista en plena Guerra Fría, manifiesto en el que el Ramsés claramente orientalizado de Yul Briner es, al parecer, identificado con Mao Tse-Tung. ¿Pensáis que es esto cierto, o que algunos críticos ciertamente se pasan de rosca?

4 comentarios:

  1. Algunos se pasan de rosca, está claro.
    He visto hace muy poco la primera versión de los 10 Mandamientos y me ha sorprendido lo bien que está realizada. En el mismo sentido que Intolerancia, narra una historia real precedida de trama bíblica (la única que De Mille repitió en los años 50).
    Por cierto hay un plano, de un ascensor subiendo al ático de un edificio en construcción que es idéntico al final de "El Manantial" de Vidor; pero idéntico. Las cosas que ya hacia De Mille entonces...
    Saludos!

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  2. Jopelines, ¿el faraón es Mao Tse Tung? jajaja vaya, tendré que volver a verla bajo esa perspectiva, a ver.

    Película épica donde las haya.

    Saludos

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  3. Que no se supone que EL FARON es SETI, y se supone que Moisés liberara al Pueblo de Dios, y lo que le molesta a Dios, no es la herejía en la que ha caído su pueblo.
    En fin creo que la película es muy clara

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  4. Creo que tango en la PELICULA como en los libros de Historia se sabe que el padre es Seti y el hijo legitimo es Ramses II

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