Un matrimonio se aloja en el Hotel Eléctrico, un hotel maravilloso en donde todo funciona de forma automática: las maletas y los cajones se abren solos, la ropa se ordena por sí misma, la comida se prepara sola, los peines vuelan y peinan a los invitados, los cepillos lustran todo sin ayuda… Sin embargo, este hotel puede ser también víctima de fallos humanos… Y si éstos ocurren, el caos más delirante puede desatarse...
Junto a Fructuós Gelabert, el otro gran pionero del cine español fue el director, fotógrafo, pintor y guionista Segundo de Chomón, llamado con acierto por muchos el Méliès español. Nació en Teruel y, viajero y emprendedor incansable, fue combatiente voluntario en la Guerra de Cuba para, a su retorno, pasar un tiempo en París, en donde se comenzó a formar en el mundo del séptimo arte coloreando películas del propio Georges Méliès y de la empresa Pathé. Más tarde, se instaló en Barcelona como concesionario de esta compañía, en donde desarrolló su propio y personal arte. Segundo de Chomón fue uno de los primeros experimentadores del arte cinematográfico de España y, también, de Europa, aplicando en sus producciones lo que aprendió en Francia junto a técnicas propias que fueron imitadas en la propia Francia y también en países como Italia. Utilizó trucajes como los de su maestro, el ya mencionado Méliès, haciendo que sus personajes y sus objetos volaran, aparecieran y desaparecieran, fueran sustituídos por otros repentinamente por otros o explotaran. Usó también maquetas para sus rodajes, la técnica del fotograma a fotograma, la doble impresión, inventó un sistema basado en una plantilla de celuloide para colorear a mano las películas y conseguir efectos nunca antes vistos, usó desplazamientos de cámara, introdujo animaciones, tomas cenitales, travellings, transparencias, procedimientos rutinarios de color… Rodó todo tipo de películas: documentales, reconstrucciones, cuentos populares, adaptaciones, cintas de fantasía, dramas y también zarzuelas, que era muy común que se rodasen en la España de aquel momento. Destacan entre sus obras “Choque de trenes”, “Pulgarcito”, “Viaje al centro de La Tierra”, “Gulliver en el País de los Gigantes”, “Eclipse de Sol”, “Alarde equilibrista”, “La vida y la pasión de Jesucristo”, “El castillo encantado”, “La del puñao de rosas” y su obra maestra, “El hotel eléctrico”. También fue el encargado de los trucajes de míticas películas como “Cabiria”, de Giovanni Pastrone (al que enseñó muchísimo) o “Napoleón”, del gran Abel Gance (al parecer de Chomón fue la idea de colocar una cámara dentro de un cañón y dispararla). Murió en 1929 preparando un rodaje sin que se le hubiera dado toda la importancia y el mérito que tenía: el mismo que Méliès o, incluso, más. Su influencia se transmitió a toda la Europa de este naciente arte.
“El hotel eléctrico” se puede hacer pasar perfectamente por una película de Georges Méliès. Con un argumento nimio y sencillo hasta decir basta, cuenta la loca aventura de dos inquilinos de un hotel en donde todo es automático/mágico, en donde todo vuela y en donde las máquinas trabajan por los hombres. En plena Revolución Industrial, Segundo de Chomón representa este delirante establecimiento por medio de la visión de un futuro mecanizado-fantástico tan rudimentario y hasta utópico que hoy conserva un encanto especial ya inimitable (aunque muchos ven en el descontrol final de este mundo mecanizado-fantástico una crítica a la mencionada Revolución Industrial y al capitalismo desmedido que de ella se desprendería). “El hotel eléctrico” es, como “Viaje a la Luna”, uno de los primeros ejercicios de cine espectáculo de la historia, todo un festival de trucajes: todo vuela, todo explota, las cosas desaparecen y vuelven a aparecer, la ropa cambia de golpe, los pelos se peinan solos, los objetos se esfuman, los personajes se intercambian como cartas… Todo esto fue posible debido al llamado entonces "Sistema de paso de manivela", que al parecer inventó el propio De Chomón y por medio del cual se animaban los objetos para que cobrasen "vida propia" (para muchos es el claro antecedente del "stop-motion"). La influencia de este filme, como la del cortometraje maestro de Méliès, es decisiva en la historia del cine fantástico y del cine mundial en general. "El hotel eléctrico" dura siete minutos y, por suerte, se ha logrado conservar original casi en su totalidad. Todo un compendio imprescindible de las técnicas cinematográficas de principios del siglo XX.
Estas películas de los orígenes del cine tienen una frescura que las fórmulas tópicas que estrenan todas las semanas hace mucho tiempo han perdido.
ResponderEliminarImagino que esos pioneros cuando estaban inventando el cine nunca se imaginaron en lo que acabaría degenerando.
Impacientes Saludos.
Dado el genio de este hombre y su trabajo y dedicación al cine, me parece extraño que nunca se mencione su nombre en ningun documental que trate del cine y su nacimiento.
ResponderEliminarYo lo descubrí accidentalmente mientras navegaba entre blogs y me hice de una colección de más de 70 cortos suyos, todos sencillamente geniales.
He visto muchos documentales acerca del cine que hablan de Melies, de Edison, hns. Lumiere, y nunca escucho el nombre de Chomón, y vaya, con ese nombre me acordaría, no?
Como creador de técnicas y demás, creo que merecería más reconocimiento a su labor.