Porco Rosso

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domingo, 17 de junio de 2018

BLACK SAILS de Jonathan E. Steinberg y Robert Levine - De 2014 a 2017 - ("Black Sails")


1715. Las Antillas son asoladas constantemente por los piratas, que dificultan sin cesar el comercio marítimo y que tienen como base la ciudad isleña de Nasáu. La Marina Británica está cada vez más preocupada y planea un golpe brutal con el que destronar a la piratería en la zona. Los bucaneros, sin embargo, no están dispuestos a permitir esto. Por desgracia, tampoco están unidos: entre ellos cunden las intrigas, las traiciones y las luchas de poder. Pero van a tener que colaborar a su pesar si quieren salvar su mundo libre del insaciable imperialismo inglés.


Jonathan E. Steinberg es un productor norteamericano y escritor creador de las famosas series "Jericho" y "Black Sails" y desarrollador de la otra serie "Human Target". Robert Levine es también escritor y productor y es el co-creador de la mencionada "Black Sails" junto a Steinberg y productor de las series "Touch" y "Escudo humano", además de escritor de numerosos guiones.


El género de la piratería, hace bastantes décadas ya muy popular, no ha conseguido volver a ser tan visitado como lo fue en los tiempos de Errol Flynn, ni siquiera con el empuje de sagas ultraexitosas y largas como la de "Piratas del Caribe", que sigue sumando entregas pero cuya influencia no se extiende más allá. A pesar de todo, a veces surgen joyas como "Black Sails", una serie que tiene algunos momentos irregulares pero que, a pesar de todo, se me antoja fantástica y que, por fin, crea un producto moderno realista y coherente sobre la piratería alejado de la fantasía de la mencionada saga de Johnny Depp y Geofrey Rush. "Black Sails" mezcla a los personajes del clásico literario "La isla del tesoro" con piratas reales y otros inventados para la ocasión. Se sitúa veinte años antes de la mítica novela de Robert Louis Stevenson y narra a grandes rasgos la lucha de los piratas de Nassau contra la Marina Británica para salvar al mundo libre de la piratería. La serie se plantea como una lucha entre la hipocresía y la verdad, entre la opresión y la libertad, aunque, como las mejores series, tiene un punto especial que la aleja de todo maniqueísmo: el ambiente de los mencionados piratas no está idealizado en absoluto. Los ingleses son falsos, imperialistas, violentos, pero los piratas no viven precisamente en una utopía, aunque ellos la defiendan a capa y espada: son también violentos, y luchan entre ellos constantemente, traicionándose, apuñalándose por la espalda, buscando influencias para dominar desde las sombras. Y todo esto se extiende a todos los personajes, llenos de claroscuros y transitando eternamente en el alambre fino que existe entre lo magnánimo y lo monstruoso.


En "Black Sails" un capitán pirata genial e invencible puede ser también un ladino egoísta, y uno salvaje y despiadado puede tener un concepto del honor y de la amistad impecable, mientras que otro que defiende su mundo libre no duda para lograr su objetivo en utilizar los métodos expeditivos que sean necesarios a pesar de que, a su vez, esté en contra de la esclavitud de la raza negra. "Black Sails" es realista en todos los aspectos. La época es creíble, y los personajes se comportan de acuerdo a esa época, que es brutal y terrible pero a la vez romántica y apasionante. Se tratan todo tipo de sentimientos: amor, amistad, honor, libertad, hipocresía, machismo, homosexualidad, racismo, rebelión contra lo establecido. Y tiene personajes potentes de toda clase y condición, de todos los sexos, de todas las sexualidades y de todas las razas. Es una serie, en este sentido, redonda. Sí que es cierto que algunos de estos personajes quedan algo maltratados, en especial el de Dufresne, el caso más flagrante pero también el más triste, ya que el actor que lo interpretaba inicialmente, Janmes Eiselen, dejó la serie en la segunda temporada a causa de un cáncer cerebral que tristemente le mató el 23 de septiembre de 2016 y fue sustituido por Roland Reed, que no tuvo el carisma de éste y que propició que su carácter fuera despachado de mala manera. Este fallo, sin embargo, no lastra a una serie excelente que, por cierto, está animada con un plantel de actores y actrices maravilloso.


Hablando ya de las temporadas de "Black Sails" en sí, hay que decir que no son todas parejas en cuanto a calidad. A la primera le cuesta arrancar. Cuesta hacerse con los personajes, la verdad, y a veces es incluso algo confusa y tiene algún capítulo que ciertamente es errático y hasta aburrido. Sin embargo, su desenlace engancha finalmente, y ya la segunda es absolutamente maravillosa (para mi, es la mejor de toda la colección). La tercera es también excelente, y trae a personajes nuevos como Barbanegra que son capaces de insuflar el frescor necesario después de la apoteosis de la anterior, y la cuarta, si bien no es tan redonda como estos dos, mantiene el ritmo muy bien y nos presenta un final acorde con lo esperado y que no decepciona.


El otro gran aspecto que hay que elogiar de "Black Sails" es el técnico. Sus escenarios son absolutamente geniales, y en especial, los barcos, que fueron construidos todos y que son una delicia digna de admirar. Es una joya para los sentidos disfrutar de la serie deleitándose con su aspecto visual. Y se agradece en tiempos de efectos especiales desaforados. Desgraciadamente, esto mismo fue lo que propició el final precipitado de la producción: los estudios en los que se rodaba, en la ciudad sudafricana de Ciudad del Cabo, fueron pasto de un gran y aparatoso incendio que destruyó montones de escenarios y hasta de barcos. Sus creadores decidieron finalizarla aquí, y aunque la dejaron cerrada (y bien cerrada, sin chapuzas), muchos nos quedamos con las ganas de una quinta temporada. "Black Sails" me parece una maravilla de serie, un resurgir en condiciones, de verdad, del evocador mundo de la piratería. Extremadamente recomendable.


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