Porco Rosso

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jueves, 24 de mayo de 2018

LUCKY de John Carroll Lynch - 2017 - ("Lucky")


Lucky tiene más de noventa años. Lleva una vida sencilla en su pequeño pueblo, y muy sana: hace ejercicio, va andando a todas partes y cuida muchísimo su escasísima y saludable alimentación. Pasea por las calles de la localidad, habla con sus vecinos apaciblemente y por las noches se toma un zumo de tomate en el bar con sus amigos. A veces, también tiene sus peleas y sus discusiones. Un día, Lucky se desmalla en su casa. Y se despierta asustado y va al médico. Éste le dice que no le pasa nada: simplemente, que tiene más de noventa años. Lucky, de repente, es dolorosamente consciente del poco tiempo de vida que le queda... Y cae en una terrible crisis de desolación y miedo.


A veces, pienso cómo tiene que ser la vida de una persona que ha pasado los noventa. Cómo tiene que ser el desasosiego (o el alivio) diario de saber que, en cualquier momento, de cualquier día, todo se acaba de golpe, y tal vez sin que uno se entere siquiera. Harry Dean Stanton murió el 15 de septiembre del pasado 2017. Tenía noventa y un años. Y una filmografía acojonante a sus espaldas que quiso despedir con "Lucky", la ópera primera en la dirección del actor John Carroll Lynch. "Lucky", que Carroll Lynch dirigió impactado por la muerte de su madre, tiene mucho de él pero, estoy seguro, también tiene mucho de Dean Stanton. Narra la vida cotidiana de un nonagenario que vive en un pequeño pueblo de la Norteamérica profunda, ese escenario que ya tan bien nos conocemos y que casi siempre suele ser un personaje más. Dean Stanton es este nonagenario: él mismo. Sin grandes creencias en el más allá, Lucky, un día cualquiera, tiene un desvanecimiento: no ocurre nada terrible y el médico le dice que puede continuar con su vida y que simplemente le pasa que... Tiene más de noventa años. Lucky se deprime y es consciente, tal vez por primera vez con todas las consecuencias, de que le queda poco tiempo de vida. Y empieza su último periplo antes de saldar sus cuentas con el mundo. Numerosos personajes van pasando a su alrededor y le aportan algo, y él les aporta también algo. Revisa costumbres sociales como su cierta homofobia y hechos de su pasado y de su presente, y tiene miedo de mirar al futuro que le queda, que puede ser de días o hasta de horas. Se redime de pequeñas cosas y pequeños gestos, y se da pequeñas oportunidades de cambiar hechos que no le gustan o de expresar sentimientos que tenía guardados, aunque sea a última hora. John Carroll Lynch lo rueda todo con un minimalismo sentido y emotivo, a flor de piel. "Lucky" es un canto a la vida, en cualquiera de sus consecuencias. Y Dean Stanton lo da todo, todo, todo.


El actor de "Paris-Texas" y de mil maravillas más se sabe a punto de morir, y entrega un último papel de despedida soberbio, que cala en los huesos. Sus caras de desamparo ponen los pelos de punta, pero también las de optimismo. Es realista, pero también coherente, agradecido y optimista. Ha tenido una muy larga vida que muchas personas nunca podrán ni siquiera soñar. A pesar de sus frustraciones y cosas malas. Y tiene miedo del vacío, pero es capaz también de luchar hasta el final y de dejar algo bueno antes de irse. Los diálogos son maravillosos, las escenas para el recuerdo casi todas, los personajes secundarios entrañables y perfectos complementos del principal (e interpretados por muchas caras conocidas como las del director David Lynch o Tom Skerritt), el humor el justo y necesario pero perfectamente calzado siempre, y el drama ajustado escrupulosamente para no ser llorón o exaltado. "Lucky" es una obra maestra y un debut por todo lo alto, y la mejor despedida para uno de los grandes actores de las pasadas generaciones. Preciosa e imprescindible.


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