Porco Rosso

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martes, 13 de febrero de 2018

FUERA DE SÍ de Nicolas Winding Refn - 1999 - ("Bleeder")


Leo y su novia Louise son dos jóvenes de Copenhague que van a tener un hijo. Ninguno de los dos está preparado para ello, y Leo es un chico problemático que está a punto de caer en un ciclo terrible de violencia a causa de este problema. Lenny es, por el contrario, un tipo tranquilo que trabaja en un videoclub del barrio, que no es muy popular y que vive obsesionado por el cine, su gran pasión. Lenny va a ser testigo de la espiral de horror de Leo y Louise.


"Fuera de sí", la segunda película de Nicolas Winding Refn, fue dirigida después de "Pusher" y antes de que ésta, su debut, se convirtiese en una trilogía tardía en 2004 y 2005. Ambas películas tienen muchas cosas en común: en ambas el director danés está todavía formándose y buscando su estilo, que en las dos es abrupto, seco, de cámara en mano, realista y sucio, pero muy rápido. En ambas, también, mezcla el thriller con el drama de corte social al mostrar un Copenhague alejado de los circuitos turísticos habituales en el que, en barrios apartados y marginales, se esconde la violencia, el machismo, la corrupción o el racismo. "Fuera de sí" sigue dos historias diferentes aunque relacionadas. Ciertamente, esta relación, por lo menos para mi, es un poco forzada. Una de ellas, protagonizada por Kim Bodnia, protagonista de "Pusher", es la que nos lleva a los propios bajos fondos y al drama de una pareja que va a tener un hijo sin estar preparada para ella y que por ello cae en una terrible espiral de brutalidad. La segunda, protagonizada por el habitual del director Mads Mikkelsen, nos cuenta la vida cotidiana de un joven que trabaja en un videoclub, en donde tiene contacto con todo tipo de cine, su pasión, y que es testigo, como si fuese él un director, de la primera historia. Este segundo filme de Winding Refn es heredero, como el primero, de ese estilo tan de moda en los años noventa rápido, videoclipero, y de esas formas en las que se mezcla el thriller más brutal con la cotidianeidad más común que tanto popularizó Quentin Tarantino. Se notan las influencias y se nota, como he dicho, que el director danés sigue buscando su sitio. Se puede ver, está bien rodado, y los actores están también muy bien, pero la trama no es nada del otro mundo y tiene algunos elementos bastante gratuitos, en especial en lo referente a sus conexiones entre las historias que narra. Su retrato social sigue siendo, como el de "Pusher", algo tópico, y sus referencias cinéfilas, a veces soltadas sin descanso, están algo metidas con calzador, algo que también es "muy de los años noventa". "Fuera de sí" es otro testigo de la búsqueda constante de un creador con potencial que todavía se estaba buscando a si mismo.


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