Porco Rosso

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martes, 20 de febrero de 2018

EL PRÍNCIPE DE EGIPTO de Simon Wells, Steve Hickner y Brenda Chapman - 1998 - ("The Prince of Egypt")


Egipto es un imperio inmenso y poderoso y el pueblo hebreo es su esclavo y trabaja para su gloria construyendo sus grandes pirámides y monumentos y llevando una existencia miserable. Moisés es hijo del faraón y vive, ajeno a todo esto, en el palacio real con su familia y con su hermano Ramsés, que es además su mejor amigo. Moisés lleva una vida feliz y llena de lujos, y Ramsés le adora y le quiere. Ambos son inseparables. Algo, sin embargo, está a punto de ocurrir... Moisés va a recibir una revelación que va a cambiar todo lo que conoce para siempre...


Simon Wells es un animador que ha trabajado para diversos estudios y que ha tratado siempre de aportar algo de personalidad a sus obras, aunque hayan sido encargos comerciales y aunque no siempre lo haya logrado. También saltó a la imagen real. Su filmografía se compone de "Fievel va al oeste", "Rex,, un dinosaurio en Nueva York", "Balto", "El Príncipe de Egipto", "La máquina del tiempo" y "Marte necesita madres".


"El Príncipe de Egipto" fue la segunda película animada de Dreamworks Animation, y apareció en las salas el mismo año que "Antz", aunque fue muy diferente. Estaba realizada con métodos tradicionales (aunque contaba con insertos en 3D, una moda muy de finales de los años noventa) y, en vez de ser una comedia como aquella, era un drama. Es hoy, también, y por desgracia, una película que ha sido bastante olvidada y de forma injusta. Me da la sensación de que en sus inicios Dreamwoks arriesgaba más que actualmente, porque "El Príncipe de Egipto", sin ser perfecta, adaptaba unos capítulos de "La Biblia" centrándose en el mensaje religioso (sí, es una película religiosa, eso es innegable), pero desarrollando paralelamente una historia muy adulta de dos hermanos separados de forma radical por un destino cruel. Porque, por encima de todo lo demás, esta obra va sobre esa separación, sobre esa rivalidad y sobre ese dolor. Moisés y Ramsés son los protagonistas principales, y ambos pertenecen a pueblos diferentes, y ambos se quieren, pero están condenados a enfrentarse. Este filme no es para niños, en absoluto, o por lo menos no es para niños muy pequeños. Tiene momentos sobrecogedores. Y los dos protagonistas no son nada planos. Moisés llora tanto al ver sufrir a su pueblo en la esclavitud como al ver sufrir al pueblo egipcio cuando sus primogénitos y su propio sobrino son asesinados por el poder de ese Dios del "Antiguo Testamento" que exterminaba razas enteras para favorecer a otras o que condenaba a los suyos a castigos centenarios con una severidad desproporcionada por faltas a veces claras y a veces no tanto. Ramsés es un racista y un clasista, pero ama a su hermano y le echa en cara que lo abandone (genial la canción en la que le acusa de haberle traicionado: pone los pelos de punta).


Y el filme, además, trata asuntos como la libertad, el mencionado racismo y el clasismo, o la justicia. Aunque todo esté pasado por el filtro religioso, que lo cierto es que tampoco es lo principal, lo cual es muy de agradecer. Se nota que hay implicados en la obra directores como Simon Wells o Brenda Chapman (que luego se encargaría de "Brave" para el estudio de Pixar), que tratan de darle una vuelta al material que tienen, a priori con pocas posibilidades al ser una adaptación de "La Biblia", para sacar algo diferente de algo tan visto. "El Príncipe de Egipto" no es la película animada perfecta, pero sabe usar perfectamente lo que tiene para proponer una trama adulta. Muy, muy destacada, y desgraciadamente, muy, muy poco tenida en cuenta. Creo que hay que revalorizarla, y lo digo yo que detesto por norma general el cine religioso porque creo que no tienen ningún interés la mayoría de las veces para un espectador que no lo sea. Muy buena y muy infravalorada.


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