Porco Rosso

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martes, 9 de enero de 2018

PUSHER II: CON LAS MANOS ENSANGRENTADAS de Nicolas Winding Refn - 2004 - ("Pusher II")


Tonny acaba de salir de la cárcel tras haber pasado allí trece meses y, aunque desea dejar el mundo del crimen, no tiene ni siquiera un lugar en el que caerse muerto. Por ello, se ve obligado a recurrir a su padre, un mafioso de Copenhague experto en el robo de coches para la exportación, para que le de un trabajo. Tonny trata, a pesar de todo, de poner un cierto orden en su vida y de ser una persona normal. Sin embargo, el ambiente violento en el que se mueve no le va a dejar muchas oportunidades...


Tras haber dirigido, después de la primera "Pusher", "Fuera de sí" y "Fear X", en las que se fue curtiendo como autor (y que comentaremos en los próximos meses), Nicolas Winding Refn volvió a su debut para retomar su mundo y rodar dos nuevas entregas en 2004 y en 2005 que lo revitalizasen y lo convirtiesen en una tardía trilogía. En ambas volvemos a encontrarnos a personajes secundarios del filme de 1996 y, en "Pusher II: Con las manos ensangrentadas", a Tonny, que ahora acaba de salir de la cárcel y que trata de buscarse una nueva vida lejos del crimen en la capital danesa. Es cierto que la historia del gangster que trata de redimirse la hemos visto mucho, pero es uno de los temas básicos de la historia del cine negro y siempre va a estar presente en este género de una forma u otra. Es, también, uno de los conflictos humanos más habituales: la lucha por ser una buena persona a pesar de todo. Y también es el sustrato de muchos de los asuntos básicos que el director trataría en posteriores películas. Tonny, interpretado por un genial Mads Mikkelsen (aquí ya mucho mas pulido también como actor), es un joven marcado por el fatalismo, por un ambiente del que es imposible escapar, por la violencia atávica de los bajos fondos en los que se ha movido desde su nacimiento. Con un padre que es un mafioso y recién salido de prisión, tiene pocas opciones para salir adelante y ningún sitio en el que siquiera caerse muerto. Winding Refn deja de lado el ritmo videoclipero de la primera entrega y se centra más en la introspección, que alterna con escenas de acción explosivas y con una violencia potente. Su estilo está ya mucho más perfilado en todos los aspectos.


Hay además en el filme muchos elementos que son ya "marca dela casa" como sus habituales simbolismos, personajes enigmáticos y alejados del maniqueísmo, momentos reflexivos llenos de lirismo, escenas intimistas que suavizan la dureza de todo y que redimen al antihéroe, una fotografía sucia y a la vez bella y un retrato de un Copenhague oscuro y brutal alejado de sus bellos circuitos turísticos. El poético desenlace es una maravilla, el mejor de la trilogía. "Pusher II: Con las manos ensangrentadas" redime a su floja antecesora y prepara el camino para la tercera parte, la más interesante de todas con diferencia. El director de "Drive" sabe tomar errores del pasado como su irregular debut y darle una vuelta de tuerca para aprovecharlos y sacar algo nuevo y bueno.


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