Porco Rosso

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miércoles, 12 de julio de 2017

LOS MIÉRCOLES NO EXISTEN de Peris Romano - 2015 - ("Los miércoles no existen")


A César le ha dejado su novia Patricia, y encima le ha dejado cuando todavía no ha superado la ruptura con Mara, su anterior pareja. Hugo, el mejor amigo de César, se ha acostado tras una noche loca con Irene, una chica que está a punto de casarse. A Pablo, arquitecto, le han despedido... Pero ese mismo día ha conocido precisamente a Mara en un bar, por la que se siente atraído. Todas estas historias están interconectadas en una gran cadena de relaciones humanas.


Después de "8 citas", Rodrigo Sorogoyen dirigió "Stockholm" y "Que Dios nos perdone" y Peris Romano "Los miércoles no existen". Sus carreras, que comenzaron unidas en la comedia, han diferido hasta ahora bastante en temáticas y estilos. Esta segunda comedia que nos ocupa de Romano en solitario nos deja un sabor agridulce. Esencialmente porque, al igual que "8 citas", trata en todo momento de esquivar la habitual ranciedad zafia, castiza y/o buenista de la comedieta española comercial habitual llena de malos tics televisivos (la comedia es una de las grandes asignaturas pendientes del cine español, porque aunque sea ciertamente muy rentable en las salas su calidad suele ser casi inexistente) para tratar de dibujar un retrato de personajes y situaciones inteligente y diferente. Pero lo consigue solo a medias. Por una parte, "Los miércoles no existen" rehuye con limpieza de muchos tópicos cutres propios del género patrio y además trata de construir su trama alrededor de una estructura poco habitual de saltos en el tiempo que exigen constantemente la atención del espectador (y este es un esfuerzo que el espectador habitual de comedia patria no suele querer hacer, y llámenme esnob pero es cierto), pero por otra se trata de una película muy indefinida y que, en esta mencionada huida, acaba mezclándose con el drama de forma un tanto brusca e irregular. Tenemos personajes con carisma inicial y chistes que no se pasan con lo grueso. Bien. Tenemos unas escenas musicales muy flojitas que tal vez intenten aprovechar la fórmula de "El otro lado de la cama", aunque sin éxito. Sin embargo, no llegan a molestar. Todo más o menos bien hasta aquí. Por desgracia, sobre la mitad del filme entra en juego el drama que he mentado y de repente la comedia se evapora casi del todo.


Este estar entre dos tierras no le sienta bien al conjunto de la cinta, y lo peor es que provoca soluciones de guión precipitadas y confusiones entre los personajes, que además tampoco es que estén muy bien desarrollados en sus conflictos teniendo en cuenta que el filme dura sus dos horas completas. Los gags terminan de golpe y empiezan conversaciones muy serias sobre el amor, la fidelidad, el tener hijos o no tenerlos, el valor de  la amistad y hasta la crisis económica de los últimos años y todo deriva en un desenlace de corte melancólico que chirría bastante. Lo peor es que todos esos temas de los que he hablado están tratados de forma fugaz y algo superficial, y es que es normal porque el director ya no tiene tiempo de expandirlos en condiciones. El espectador sufre todo esto y se aburre, y "Los miércoles no existen" deja de tener todo interés. Una lástima, pero con todas sus buenas intenciones y con todos sus esfuerzos por diferenciarse esta película no aprueba.


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