Porco Rosso

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viernes, 21 de abril de 2017

50 SOMBRAS MÁS OSCURAS de James Foley - 2017 - ("Fifty Shades Darker")


Grey y Anastasia vuelven a encontrarse y la pasión que existe entre ellos no ha muerto ni se ha reducido un sólo ápice. Él, obsesionado por volver a retomar la relación, le propone a ella que vuelva a formar parte de su vida y le ofrece además un acuerdo lleno de promesas. Ella acepta. Sin embargo, los fantasmas del pasado y los problemas del presente se van a conjurar para volver de nuevo a poner en peligro su amor.


El norteamericano James Foley es un director de variados géneros no especialmente destacado por nada, aunque hay que decir que sus primeros filmes tenían, algunos, algún punto interesante. Desgraciadamente, en su filmografía abunda el drama de sobremesa más anodino. Su obra se compone de los dramas "Rebeldes temerarios" y "Hombres frente a frente", de la comedia fallida para el lucimiento de Madonna "¿Quién es esa chica?", del nuevo drama "Hasta la noche, mi amor", del filme social "Éxito a cualquier precio", de los nuevos dramas "Two Bits", "Pasión obsesiva" y "Cámara sellada", del thriller de acción "The Corruptor", del thriller "Confidence" y del filme romántico "50 sombras más oscuras".


Si "50 sombras de Grey" les pareció mala, pueden ir ya abrochándose el cinturón, porque aunque parezca increíble "50 sombras más oscuras" es todavía peor. Como lo oyen. Continuamos la historia donde la dejamos con nuevo director (el habitualmente mediocre James Foley) y los dos protagonistas vuelven a verse para perseguirse toda la película y destilar pasteleo del malo y repetirse lo mismo tres mil veces. Él ya directamente es un chalado controlador y machista, y ella es una pánfila a la que le soplan y se cae y se rompe. Los secundarios cobran algo más de peso, pero son patéticos y no valen para casi nada en la trama. Nos montamos un cuarteto de telenovela con un jefe maltratador y acosador y con una ex sumisa sin voluntad propia y psicópata perdida. Ah, y también aparece Kim Basinger haciendo de la ex ama de Grey, que por supuesto también está reventada de la cabeza y es una arpía de mucho cuidado. Y con todo esto nos pasamos dos horas de idas y venidas idiotas que no llevan a ninguna parte, de pasión de catálogo de lencería, de escenas sexuales a las que superaría cualquier película de los años setenta estilo "Emmanuelle", de diálogos diarreicos y de escenas y giros de guión que dan vergüenza ajena. Todo ambientado en un anuncio de gin-tonic o de libro de autoayuda. Por supuesto, a la sexualidad del BDSM no se le hace ningún bien salvo el de haberle dado algo de visibilidad básica (lo que ya hizo la primera entrega): los personajes lo practican porque están emocionalmente tarados y llenos de traumas, y los amos y las amas son gilipollas y obsesivos y las sumisas (porque este papel está reservado en el filme sólo a las mujeres) son unas pamplinas dependientes que no tienen voluntad ni para meter una pizza en el horno. Me ha costado terminar esta película, y lo dice uno que se suele tragar las sagas más infames por el sólo gusto de conocerlas. Pero esto son palabras mayores. Este bodriazo, esta bazofia, es la porquería más infame, la felonía más patatera y cutre que he visto en lo que va de año (y ya he visto unas cuantas películas muy pero que muy deleznables). Esto es una mamarrachada soporífera: aburrida hasta la extenuación. Quien sobreviva a ella, merece un premio.


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