Porco Rosso

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miércoles, 11 de enero de 2017

EL PIANISTA de Roman Polanski - 2002 - ("The Pianist")


1939. Los nazis han invadido Polonia y Wladyslaw Szpilman, un prometedor pianista polaco de familia judía, es enviado con otros como los suyos a vivir al inhumano gueto de Varsovia, la antesala de los campos de exterminio. Wladyslaw va a intentar sobrevivir y salvar a sus seres queridos del horror en el que se van a ver inmersos. No va a ser nada fácil en un mundo en guerra en el que están a punto de cometerse unas de las mayores atrocidades que la humanidad ha conocido nunca.


Roman Polanski se recuperó de uno de sus más grandes patinazos, "La novena puerta", con "El pianista", que le devolvió el prestigio y que fue una de las películas más multipremiadas de su época. Polanski es una persona con una vida particularmente desgraciada, a pesar de que haya logrado cumplir su sueño de ser un gran director de cine. No sólo es tristemente célebre el asesinato de su esposa Sharon Tate en 1969 a manos de la secta "La Familia" de Charles Manson, sino que, cuando era pequeño, durante la Segunda Guerra Mundial, fue internado en el Gueto de Cracovia, en donde sobrevivió como mendigo tras ser sus padres internados a su vez en campos de concentración por sus orígenes judíos. Su madre murió en Auschwitz, aunque su padre por suerte consiguió sobrevivir en Mauthausen-Gusen. Polanski se libró de la muerte haciéndose pasar por niño cristiano en diversas familias que lo acogieron y le salvaron. "El pianista" narra cómo el músico judío polaco Wladyslaw Szpilman sobrevivió, como él mismo, a los horrores de los campos de exterminio. Sin embargo, más allá de esta historia está la del propio director, que intenta, a modo de exorcismo, dejar atrás una etapa de su vida que le marcó para siempre retratándola en un medio artístico. Adrien Brody, aquí absolutamente impresionante (que lástima que este actor lleve unos cuantos años malviviendo de papeles cutres en películas desconocidas, con lo que llegó a ser), se llevó un merecido Oscar y un Premio César por su soberbio papel como el pianista: un papel durísimo, sufriente, que exhuda dolor y tristeza y que pone los pelos de punta en montones de escenas. Polanski lo dirige de forma genial consiguiendo que casi tres horas sean amenas, interesantes, fluidas. El asunto del Holocausto, pienso, es uno de los que más se abusa en el cine, pero lo cierto es que en esta película no pesa en absoluto, a pesar incluso de que sabemos qué es lo que ocurre con el protagonista porque su historia es bien famosa.


"El pianista" tiene brío, nervio, realismo brutal y sin concesiones, y lo "kafkiano", tan presente siempre en la obra del director, está aquí aplicado a una de las mayores barbaridades que la historia humana ha tenido nunca que presenciar. Lo hace además sin maniqueísmos de ninguna clase, pues es bien sabido que no todos los alemanas fueron iguales y que algunos se opusieron a los nazis y ayudaron a los judíos a sobrevivir desde sus posiciones privilegiadas: esto está también retratado por un Polanski que se niega a hablar de buenos y de malos y que sabe captar las escalas de grises que existen en cualquier momento histórico. Muy, muy bien. La ambientación es excelente por otra parte y el elenco secundario es magnífico. "El pianista" es otra obra maestra de un director que siempre se recupera con fuerza de sus meteduras de pata, que por suerte en su filmografía son mínimas y olvidables.


1 comentario:

  1. Parece ser que Polanski, que también logró sobrevivir a las deportaciones y matanzas del gueto de Varsovia (no así su familia) , deseaba llevar a la pantalla estas experiencias pero evitando que el empeño se convirtiera en un film biográfico. Fueron finalmente las memorias del pianista Szpilman las que sirvieron para su propósito.
    El autor de “REPULSIÓN” se enfrentó a los fantasmas personales, a los horrores que contempló siendo niño y el resultado es una película muy personal no tanto por su puesta en escena, clásica, elegante y precisa, que no elude los aspectos más terribles de aquellos sucesos, sino por su implicación en la historia que cuenta.
    Un saludo.

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