Porco Rosso

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martes, 15 de noviembre de 2016

EL JINETE PÁLIDO de Clint Eastwood - 1985 - ("Pale Rider")


Un poblado de mineros de California es constantemente atacado por los hombres de Coy LaHood, un malvado empresario y extorsionador que desea quedarse con sus tierras, ricas en oro, y que trata de chantajearlos y asustarlos. Un día, al pueblo llega un misterioso predicador... Un forastero que va a poner orden en el lugar y que va a plantar cara a LaHood con toda clase de armas inesperadas.


En 1983, después de "Firefox. El arma definitiva" y "El aventurero de medianoche", Clint Eastwood volvió a dirigir un filme de encargo que fue, nada más y nada menos, que la muy floja cuarta entrega de la ya entonces bastante agotada saga de su personaje Harry El Sucio, "Impacto súbito". Dejamos el comentario de esta película para cuando comentemos toda la referida saga completa del brutal detective de San Francisco (y es además una película que no está entre las mejores de Clint como director y que nos podemos saltar sin grandes problemas). En 1985, el actor ya plenamente asentado también como realizador nos regaló otro de sus grandes westerns, que fue eclipsado por otros más famosos como el anterior "Infierno de cobardes" pero sobre todo por el posterior y mítico "Sin perdón" y en el que seguía desarrollando su estilo crepuscular habitual. "El jinete pálido", algo olvidada y como he dicho eclipsada en la filmografía del director, es uno de sus mejores westerns. Aunque se basa en una historia algo vista (desconocido que llega a pueblo en peligro al que ha de salvar), la lectura de Eastwood es siempre fantástica. El personaje principal, interpretado por él mismo de nuevo, es un predicador que es casi un símbolo atemporal de la lucha del bien contra el mal. El secundario principal, para mi la niña que le sigue y que cambia su visión de él conforme avanza la trama, es el humano inocente ante el destino que no puede cambiar. Las interpretaciones son más y más variadas: que cada cual aporte la suya.


Es ésta una de las pocas obras de Eastwood que es tan claramente simbólica y metafórica, pienso. El resto es igualmente genial: la historia tiene el equilibrio cuadrado entre drama y acción, los personajes están perfectamente delineados, los villanos tienen carisma, las escenas de acción son potentes y la ambientación es una de las más extrañas y conseguidas de toda la obra de Clint; oscura, algo alucinógena, extraña, enrarecida. "El jinete pálido" juega perfectamente con los grandes elementos del western clásico y crepuscular y los fusiona en una obra siempre coherente e interesante de principio a fin.


1 comentario:

  1. Creo que mi aprecio por las virtudes de "EL JINETE PÁLIDO" está muy por debajo del que apuntas en tu comentario. Es más, de los dirigidos por Eastwood, es el que menos me gusta. Claramente conectado con su antecesor, el alegórico "INFIERNO DE COBARDES", éste que ahora nos ocupa lo veo como un western triste y oscuro hasta lo mortuorio, discutible en su diseño, pero –como no podía ser de otra manera viviendo de quien viene– con algunos momentos interesantes. En cierto modo, podría considerarse que estamos ante una revisitación en clave fantasmagórica de “RAICES PROFUNDAS”.
    Un saludo.

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