Porco Rosso

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lunes, 4 de julio de 2016

LUNAS DE HIEL de Roman Polanski - 1992 - ("Bitter Moon")


Nigel y Fiona cumplen siete años de matrimonio y se encuentran viajando a La India a bordo de un gran crucero. Entre ellos las cosas parecen marchar esencialmente bien a pesar del tiempo que ya llevan juntos y del peso que la rutina, de la que intentan escapar esos días, ejerce. Una noche, conocen en el barco a Mimi, una hermosa y sexy mujer que está también de viaje con su pareja, Oscar, un escritor que está en silla de ruedas. Entre las dos parejas se va a abrir una relación inesperadamente excitante... Pero también enfermiza.


Sí, los ochenta no fueron demasiado buenos para Roman Polanski. Ni "Piratas" ni "Frenético", las dos únicas películas que rodó en toda la década, estuvieron al nivel de ninguna de sus grandes obras anteriores y posteriores, y tampoco fueron especialmente destacadas en taquilla. En especial "Piratas", una película bastante mala para ser de él, fue incluso un sonado fracaso. En los noventa, por suerte, el director polaco se recupera y vuelve a entregar películas excelentes. En 1992 llega a los cines "Lunas de hiel", en la que retorna a su habitual retrato retorcido de las relaciones personales: en este caso, relaciones de pareja, que ya había tratado en otras de sus creaciones. Una pareja, valga la redundancia, conoce a otra durante un crucero y entablan unas relaciones particulares que se mueven entre la atracción, la extrañeza y la repulsión. "Lunas de hiel" es un viaje cruel, brutal y sin concesiones de ninguna clase al lado más oscuro del amor y del desamor. El ser humano aparece retratado como un ser terrible, despreciable, capaz de cometer las felonías más inimaginables... Contra la persona a la que quiere. Del amor al odio hay un paso, y esta fantástica película lo retrata como pocas. Las dos parejas se enredan en aventuras y desventuras mientras conocemos la historia de una de ellas, que pasa del romanticismo más exacerbado al desprecio más visceral y malévolo. Hablamos de amor, de desamor, de amor loco, de tránsito entre este amor loco al aburrimiento de lo cotidiano y lo vulgar que acaba en un vacío personal y existencial que propicia monstruosidades y también de venganza y de dependencias varias, tanto físicas como emocionales. Roman Polanski entrega uno de sus filmes más duros y desencantados, más deprimentes y negros, y regala escenas que ponen los pelos de punta tanto por su belleza como por su malevolencia. "Lunas de hiel" es un péndulo que va constantemente de lo hermoso a  lo horroroso y que sumerge al espectador en un "in crescendo" que da vértigo. Quedan además criticadas y puestas en la picota tanto la actitud más burguesa y adocenada con respecto a las relaciones de pareja como esa bohemia y esnob que resulta ser igual de destructiva y presa de sus propios demonios.


"Lunas de hiel" está además protagonizada por un cuarteto de infarto. Peter Coyote entrega uno de sus mejores papeles y sabe transitar desde lo repulsivo hasta lo tierno con una fluidez enorme. Emmanuelle Seigner, preciosa, es un ángel y un demonio a partes iguales, y otorga al conjunto un erotismo excitante unas veces y malsano otras. Hugh Grant demuestra que es un buen actor (tiene que querer, pero cuando quiere lo es) y se sale de muchos de sus habituales papeles para configurar a un individuo incrédulo y lleno de interesantes claroscuros. Y Kristin Scott Thomas cierra el cuadrado con un papel desvalido en apariencia pero que da mucho que hablar y que sorprende conforme el metraje avanza. "Lunas de hiel", rodada en Francia, sin exigencias comerciales de grandes productoras, nos devuelve al mejor Roman Polanski después de una década bastante mala. Imprescindible obra maestra.


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