Porco Rosso

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viernes, 29 de abril de 2016

OCHO APELLIDOS CATALANES de Emilio Martínez-Lázaro - 2015 - ("Ocho apellidos catalanes")


Rafa y Amaia han dejado su relación; ella se ha vuelto al País Vasco y él se ha quedado en Sevilla. Sin embargo, su historia no va a acabar aquí: cuando parecía que Rafa estaba recuperándose de la ruptura, Koldo, el padre de Amaia, aparece en Sevilla y le anuncia algo terrible... Amaia va a casarse. Y con un catalán. Ambos, horrorizados, se embarcan en una nueva y loca aventura en dirección a Cataluña para evitar a toda costa la boda.


"Ocho apellidos catalanes", la precipitada secuela (escrita y rodada en tiempo récord) de "Ocho apellidos vascos" es más de lo mismo y peor que su antecesora. Y su antecesora no era nada buena, amigos. Pues bien, esta segunda parte de la saga cómica que ha roto las taquillas españolas ya es que no saca ni una sonrisa. Ni una. Ahora los protagonistas se van a Cataluña a liarla parda y repetir chistes porque la chica vasca de marras se va a casar con un catalán y el chico andaluz de marras quiere recuperarla con la ayuda del padre de ésta, que no quiere al catalán ni en pintura. Y se repiten como he dicho todos los chistes de la primera parte y volvemos a tener un festival de tópicos gruesos de vascos, de andaluces y ahora también de catalanes que, salvo excepciones, son eso: tópicos gruesos (los unos son unos brutos irredentos, los otros unos vividores graciosillos, los otros unos ratas con complejo de superioridad). Salvando algunos gags que, contra todo pronóstico (pues la película no es social ni trata de serlo en ningún momento), meten mucha caña a esos independentistas catalanes que se creen que el mundo entero gira alrededor de su pequeño pedazo de tierra llamado Cataluña (algunos son malévolos y lúcidos, todo hay que decirlo, pero son los menos), el resto es lo mismo de la primera parte, pero ya desgastado, deslucido, desmadejado. La trama es cien por cien predecible; nos lo sabemos todo de memoria. Y los personajes no aportan nada, ni siquiera los nuevos (el del hipster petulante e indolente de Berto Romero me parece acertado, y creo que es el único nuevo carácter de la película que tiene una mínima gracia, pero tampoco es para tirar cohetes), y el desenlace es una chapuza de las grandes, improvisado todo de mala manera y con un topicazo de infarto de por medio. Un truño, señoras y señores, es "Ocho apellidos catalanes". ¿Tendremos "Ocho apellidos gallegos"?


1 comentario:

  1. La veré... pero sólo por averiguar cómo baja su frescura del principio. A mí tampoco es que me pareciera una peli para desternillarse, pero bueno! Lo mejor su elenco eso sí, ehhh??

    Un saludOOo enorme!!

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