Porco Rosso

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jueves, 14 de abril de 2016

DE REPENTE, EL ÚLTIMO VERANO de Joseph L. Mankiewicz - 1959 - ("Suddenly, Last Summer")


El doctor Cukrowicz, neurocirujano y experto en enfermedades mentales, se enfrenta a un caso que considera extraño: una joven llamada Catherine Holly es internada en el hospital psiquiátrico en el que trabaja y su tía, una rica viuda llamada Violet Venable, está obsesionada con que se le ha de practicar la lobotomía y está dispuesta a ofrecerle al centro una gran suma de dinero por ello. Extrañamente, la madre de Holly también aprueba la operación. Ella, sin embargo, no está dispuesta a permitirlo, aunque parece ciertamente haber caído en la locura y estar desequilibrada. El doctor Cukrowicz va a intentar sondear la mente de su paciente para desentrañar el misterio de lo que le ocurre. Y va a encontrar terribles secretos...


Joseph L. Mankiewicz, tras obras menos redondas (por lo menos en lo que a guión sin concesiones se refiere) como "Ellos y ellas" o "El americano tranquilo", volvió a la excepcionalidad con una de sus más grandes creaciones: "De repente el último verano". Basada en una obra de teatro del gran Tennessee Williams, uno de los autores que mejor reflejó el tormento de los homosexuales marginados y escondidos por la sociedad norteamericana de su tiempo (él mismo era gay y sufrió por ello el desprecio) y escrita a dos manos por el propio Mankiewicz y el gran Gore Vidal, sumerge al espectador en uno de los más retorcidos y perversos juegos de verdades y mentiras de la historia del cine. En una atmósfera decadente, malsana, donde la maldad y la frustración se huelen en cada fotograma, tenemos un hospital psiquiátrico en el que una mujer intenta demostrar que no está loca para librarse de la lobotomía a la que la quieren someter su tía y su madre, una muerta de miedo por el secreto que su sobrina conoce y la obra simplemente desconsiderada y avariciosa. A partir de las pesquisas del médico que la ha de tratar supuestamente, y que intenta conocer la verdad de lo que ocurre, se despliega una trama oscura, oscurísima, donde late un juego mortal de hipocresías sociales encadenadas. El fondo, el mencionado habitual de Tennessee Williams: la homosexualidad reprimida y oculta por una sociedad opresiva, intolerante e inhumana que condena al diferente y dominada por familias enfermizas en su persecución de esta tendencia sexual. Los diálogos son magistrales, los personajes están cuadrados hasta el puro escrúpulo, el ritmo perfectamente medido y la mezcla de thriller y melodrama, una mezcla que demasiados directores han querido siempre y aún quieren imitar y que no han logrado con éxito, aquí es perfecto, sin una sola fisura. Le añadimos unas interpretaciones de vértigo magistrales de un reparto inolvidable, y tenemos una obra maestra total (Montgomery Clift, gay también en su vida real, está espléndido, y el duelo que sostiene con Elizabeth Taylor y Katharine Hepburn es absolutamente increíble: un trío de ases clavado).


Sorprende muchísimo que "De repente el último verano" no hubiese sido censurada o por lo menos cortada en algunas de sus escenas en su día o que no hubiese suscitado un sonado escándalo en los Estados Unidos conservadores de su momento histórico. En 1959 se habla de homosexualidad, de obsesiones delirantes de madres por sus hijos que llegan a sugerir incluso incesto, de tensión sexual entre primos, de corrupción de las instituciones médicas, de capitalismo agresivo que machaca a las personas y hasta de canibalismo. Resulta increíble, pero es cierto, y esto hace a esta película una de las más avanzadas, atrevidas y valientes del cine norteamericano de su momento. La atmósfera, como he dicho asfixiante, malsana, enrarecida y completamente decadente hace el resto. Viva el mejor Mankiewicz y el mejor Tennessee Williams. Imprescindible es esta obra clave del mejor Hollywood.


1 comentario:

  1. Ohhh divina!!! Qué gran mujer era la Taylor, pura belleza!!!!

    Un saludoOo enorme!!

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