Documental sobre el músico australiano Nick Cave y su banda "The Bad Seeds", sobre su visión de la vida y el arte y sobre el proceso de creación que sigue para sacar adelante sus temas y sus discos.
"20.000 días en la Tierra" es uno de esos documentales que se pueden llamar, desde mi punto de vista por lo menos, "excelente documental". ¿Por qué? Porque tiene esa facultad de llegar a todos los públicos, independientemente de que el asunto central que el documental de marras trata interese o no, valga la redundancia. Yo soy muy, pero muy muy fan de Nick Cave y de su banda "The Bad Seeds". De hecho, son de mis básicos musicalmente hablando. Quería ver el documental desde antes del estreno, desde que supe que estaba ya listo, y no me decepcionó: me encantó. Sin embargo, fui con amigos que no son especialmente aficionados a Nick Cave y que ni siquiera son aficionados a la música y salieron igualmente maravillados de la sala de cine. Los ingleses Ian Forsyth y Jane Pollard ruedan un documental fantástico sobre Cave y sus compañeros de fatigas musicales y escénicas pero que en esencia es un documental sobre la creación perfectamente extrapolable a cualquier arte y a cualquier disciplina (algo parecido a lo que es "El Sol del membrillo" del gran director español Víctor Erice, que por cierto he comentado en este blog hace muy pocos días, por si les interesa también).
"20.000 días en la Tierra" sigue con una cámara desnuda y directa la vida diaria durante un breve espacio de tiempo del músico australiano del que hablamos en su ciudad de residencia actual de Inglaterra, Brighton, donde además viven miembros imprescindibles de su banda como el genial multinstrumentista Warren Ellis (no confundir con el gran guionista de cómics de igual nombre y apellido), y sus momentos tanto de trabajo como de ocio o simple existencia cotidiana. El arte lo salpica todo: desde cuando Cave escribe sus temas en su máquina de escribir hasta cuando va a comer un guiso de anguilas con el mencionado Warren Ellis a su casa pasando por sus sesiones de grabación, por sus mañanas de "papeleo" más o menos burocrático o por cuando simplemente pasea por la ciudad. Todo se completa con extractos de entrevistas e imágenes de archivo. El tema central es el arte y su relación con la vida.
Conocemos en este fantástico documental parte de la infancia de Cave y de los hechos que le cambiaron (la muerte de su padre cuando tenía sólo diecinueve años, el haber vivido en el campo y haberlo cambiado por la gran ciudad...), su juventud más salvaje (cuando las drogas dominaban su vida), su relación ambigua con la religión que le inculcaron sus padres creyentes, su relación actual con su familia, su relación de amistad con los miembros de "The Bad Seeds" y también los problemas que a pesar de la amistad surgen cuando han de sacar a flote una obra conjunta por sus desacuerdos artísticos, su relación con otros artistas de su rama (como la cantante Kylie Minoge), su visión general de la vida o su visión general del arte. Nick Cave se desnuda en este documental, pero sin acaparar todo el protagonismo. El asunto central de "20.000 días en la Tierra" es él, pero también es la creación en todas sus facetas. Sus frases, geniales, hacen referencia a todo proceso de parir algo artístico: son consejos sabios, son disertaciones lúcidas. Cualquier persona que quiera dedicarse a un arte debería ver esta película, así como debería ver la mencionada "El Sol del membrillo". Ya sea para grabar discos, escribir novelas, pintar cuadros o esculpir estatuas. No se pierdan esta maravilla de documental.
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