Porco Rosso

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miércoles, 1 de octubre de 2014

LA PASIÓN DE CRISTO de Mel Gibson - 2004 - ("The Passion of The Christ")


Año 30. Jerusalén está bajo la dominación de Roma. Jesús de Nazareth ha sido traicionado por su discípulo Judas Iscariote y ha sido apresado y acusado de traición por las autoridades judías y entregado a las romanas para que sea ajusticiado. El gobernador latino Poncio Pilatos no encuentra, sin embargo, nada que le haga culpable... Pero el Sanedrín no ceja en su empeño de hacerle ver lo contrario. Empiezan las últimas horas para Jesús de Nazareth... Sus horas más agónicas y terribles y, sin embargo, las horas que dan comienzo al acontecimiento que cambiará a su tiempo para siempre.


"La pasión de Cristo", proponiéndoselo o no, fue una de las películas más polémicas del año 2004. La tercera película como director de Mel Gibson llegó hace diez años arrasando en las taquillas (fue un éxito abrumador) con su propuesta, que recuerdo que fue llamada en su momento "gore teológico". Basada en el Nuevo Testamento de La Biblia y en los evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan, la película, de propaganda cristiana, es una representación de la agonía de Jesucristo hasta el momento de su retorno de entre los muertos. No hay más: se ciñe a este mencionado momento concreto, valga la redundancia, y delinea todo su drama alrededor de la tortura que sufrió de parte de los judíos y de los romanos antes de ser colgado en la cruz. No innova ni se sale de las líneas básicas de los textos sagrados en los que se basa. No aporta nada nuevo en lo argumental en otras palabras. Sin embargo, sí que fue un filme bastante interesante, y lo dice uno que es ateo y que habitualmente no se siente nada atraído por los hoy cada vez menos frecuentes (por suerte) productos cinematográficos religiosos. Es interesante por su hoy ya mítica propuesta "gore": "La pasión de Cristo" es una verdadera brutalidad, hace una década y en este 2014 que ya se encamina a su fin; el protagonista es sometido a toda clase de vejaciones y de torturas y Gibson lo rueda todo sin dejarse nada y sin correcciones políticas de ningún tipo en este sentido. "La pasión de Cristo" duele, sangra de verdad y presenta la peor escalada de violencia que hasta este momento ha sufrido un Jesucristo cinematográfico. Los efectos especiales en este sentido son excelentes y la recreación tras la cámara es descorazonadora y sádica, estremecedora y sin concesiones. No en vano, propocó desmayos y huidas de las salas de cine en alguna que otra localidad cateta y ultrareligiosa de la Norteamérica profunda.


El otro aspecto destacado de la obra es su representación histórica, que sentó las bases de la posterior y excelente "Apocalypto", la cuarta película de Gibson: rodada en latín, hebrero y arameo, los tres idiomas básicos de la época en la zona de Jesusalén, presenta una Edad Antigua realista en todos los ámbitos; edificios descuidados, calles sucias, gentes mugrientas e incluso palacios y tempos que verdaderamente resultan cutres. Es mil veces más creíble esta Jerusalén que cualquiera de las de la edad dorada del cine religioso de Hollywood. La visión histórica de Mel Gibson en sus dos últimas creaciones es verdaderamente novedosa y destacada (su mencionada visión de los últimos días del mundo maya, también polémica, así lo sería de nuevo). "La pasión de Cristo", que como he dicho fue un éxito de taquilla, fue además de por su violencia vistosa polémica por su supuesto antisemitismo: comunidades judías y rabinos acusaron de ello a Mel Gibson, que se defendió diciendo que su película "no es una película de judíos contra cristianos" (y realmente no lo es: yo no veo antisemitismo por ninguna parte).


"La pasión de Cristo", como película de propaganda cristiana que cuenta una vez más lo que ya todos nos sabemos de memoria, no tiene ningún interés. Sin embargo, su aspecto técnico es del todo una delicia para los sentidos y aporta nuevos caminos a la hora de rodar un cine histórico más realista que, en grandes superproducciones por lo menos, no habían sido explorados, por lo menos de esta forma que trata de ser en todo momento fidedigna a lo que supuestamente fue el tiempo que en el filme se retrata. Jim Caviezel, por cierto, está excelente en su sufrido papel protagónico, y no es un papel fácil; eso también quería añadirlo.


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