A pesar de tener sólo diez años, T.S. Spivet es un genio de la ciencia y realiza publicaciones de este tipo en revistas especializadas haciendo creer a todos que es un adulto. T.S. Spivet vive con su familia, con la que no tiene buena comunicación, en una apartada granja del campo de Montana. Un día, le llaman para decirle que ha recibido el prestigioso Premio Baird por sus inventos y que debe ir a recogerlo... A Washington D.C. T.S. Spivet, sin que sus padres lo sepan, parte solo hacia la capital. Un gran viaje lleno de aventuras se abre ante él, un viaje que va a cambiar su vida y la de su familia para siempre.
Después del fulminante bombazo de "Amelie" en 2001, que le lanzó de un cañonazo a las estrellas (mucho más incluso que las obras de culto que dirigió junto a Marc Caro, "Delicatessen" y "La ciudad de los niños perdidos" o que su incursión en el cine de acción de los USA "Alien. Resurrección") Jean-Pierre Jeunet ha seguido en solitario una trayectoria poco prolífica, indiscutiblemente personal pero también alejada de la brillantez de sus primeros y mencionados filmes. Tanto "Largo domingo de noviazgo" como "Micmacs" fueron películas con el "toque Jeunet" pero de trama más convencional la primera y de desarrollo más accidentado y lento (lento en el peor de los sentidos) la segunda. "El extraordinario viaje de T.S. Spivet" nos devuelve, definitivamente y tras doce años (es de finales de 2013 pero se ha estrenado ahora en las salas españolas), al mejor Jeunet. Viaje iniciático de un niño con un (esperable) toque de realismo mágico, el filme es una oda a la lucha por un sueño lúcida, consecuente y retratada con un encanto sin par pero que no esquiva los momentos de dureza, como ocurre en los mejores cuentos clásicos tradicionales.
Mucho más anclada en la "realidad" (en la más cruda) que sus anteriores obras, la cinta reflexiona sobre la familia y las diversas relaciones que se dan dentro de ella, sobre las diferencias y los encontronazos en su seno, sobre la muerte, sobre las decepciones vitales, sobre la llegada a la madurez (impuesta por las circunstancias) y también sobre la hipocresía que se dan en el mundo de la ciencia "institucionalizada" o en el del espectáculo (la caja tonta, offfff course). Los actores están excelentes (el pequeño Kyle Catlett lo borda, y no es un papel fácil), los diálogos están llenos de encanto y son inteligentes y tiernos (sin caer ni en la pretenciosidad ni tampco en la ñoñería), el toque de humor es el justo y necesario (y se trata de un humor fino y también inteligente) y el ritmo está perfectamente equilibrado entre la parte del viaje y la última del filme, que cambia radicalmente. Sobra decir que la estética es una maravilla. Cómo no viniendo de Jeunet, que dibuja en este caso una Norteamérica profunda preciosa, de esplendorosos paisajes naturales y que sabe extraer belleza hasta de un paraje desolado de una ciudad industrial. "El extraordinario viaje de T.S. Spivet" trae a Jeunet de vuelta de su propio viaje errático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario