Porco Rosso

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martes, 1 de abril de 2014

¡VIVIR! de Zhang Yimou - 1994 - ("Huozhe")


Los jóvenes Xu Fugui y Jia Zhen han formado una familia. Él es una buena persona, pero también es adicto al juego y tira miserablemente todo su dinero. Ella lucha sin cesar y en solitario para sacar el hogar adelante. Sus vidas van a experimentar un cambio radical: en China el comunismo va a llegar al poder y las cosas no van a volver a ser nunca iguales. En los siguientes treinta años todo el país va a tambalearse de arriba abajo.


Después de “Qiu Ju, una mujer china”, Zhang Yimou realizó la que es una de sus mejores obras y la que para muchos cierra su primera etapa: “¡Vivir!” (la cual no hay que confundir con la obra homónima del maestro japonés Akira Kurosawa), un fresco intrahistórico basado en una novela de Yu Hua en el que se retrata con un crudo, satírico, desgarrador y a la vez tierno ojo crítico la sociedad china de una gran parte de la segunda mitad del siglo XX y su turbulenta evolución. Narra el filme la historia de una familia a lo largo de dicho e importantísimo periodo, treinta terribles años de sueños frustrados. Xu Fugui y Jia Zhen forman una familia completamente convencional y, como otras miles de familias chinas de los tiempos en los que les ha tocado vivir, han de enfrentarse a la ruina económica, a la alienación laboral, a las promesas rotas de los políticos, a la violencia y a la represión, al odio y al terror y al clasismo que no desaparece nunca; en definitiva, se ven obligados a afrontar el fracaso de un sistema que les anunciaba un futuro mejor y que termina mostrándose idéntico al anterior, al de cualquier dictadura.


¡Vivir!”, sin embargo, y como ocurre en la gran mayoría de las creaciones de Zhang Yimou, está firmemente abierta a la esperanza y muestra cómo siguiendo siempre adelante con valentía e incluso con cierto optimismo y alegría pueden terminar sorteándose las adversidades de casi cualquier tipo. Esto, por supuesto, no afloja ni un ápice la dureza de la brutal crítica social y política, encubierta a veces y otras realmente frontal, que la película guarda: el director pasa y revisa con brevedad a veces pero con severidad los tiempos nacionalistas de Chiang Kai-shek y la llegada del comunismo tras la Guerra Civil, el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural. Uno de los planos finales, el del muro con la efigie de Mao pintada desconchado por el olvido es especialmente significativo de toda la crítica anteriormente mencionada: el tiempo puede con todo, hasta con los opresores y los intransigentes.


Otro asunto que trata (no podía ser de otra manera) es el machismo de la sociedad china, en la que la mujer ha de desenvolverse con todo el mundo en su contra y sacar adelante a los suyos con su titánica lucha. La fotografía vuelve a ser, por supuesto, esplendorosa, y recoge con sus colores las emociones que el momento requiere. Los protagonistas están verdaderamente geniales, destacando a la habitual Gong Li y a Ge You, cuya soberbia interpretación fue reconocida en Cannes como la mejor masculina del año. Por supuesto, la película suscitó una grandísima polémica en China: como otros escandalosos contemporáneos suyos, Yimou la llevó al festival arriba mencionado sin el permiso de las autoridades de su país, que no pudieron censurar sus numerosas escenas “incómodas”. Esto le costó dos años de castigo en los que no pudo dirigir nada. Como se pudo observar con este hecho, todo lo que exponía “¡Vivir!” estaba de plena actualidad.

1 comentario:

  1. Para mí es una obra maestra, todo un peliculón que me encantó en su día. Gracias por acordarte de ella.

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