Porco Rosso

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miércoles, 2 de abril de 2014

EL CASTILLO AMBULANTE de Hayao Miyazaki - 2004 - ("Hauru no Ugoku Shiro")


El mundo está a las puertas de una terrible guerra. Sophie tiene 18 años, trabaja en una sombrerería, es tímida y tiene problemas para socializar con los demás. Un día, cuando va a visitar a su hermana, es acosada por unos soldados y rescatada por un misterioso hombre con extraños poderes... La vida de Sophie va a cambiar para siempre a partir de este momento y se va a ver envuelta en una gran aventura en la que está en juego el logro de la paz entre los hombres.


Después del megaéxito de "El viaje de Chihiro", Hayao Miyazaki adaptó la novela "El castillo ambulante" de la británica Diana Wynne Jones y volvió a conseguir otro de sus grandes filmes, centrado ahora mucho más en la pura aventura de corte fantástico pero en el que se exploran los asuntos habituales de su filmografía. De ambiente más "europeo", "El castillo ambuñante" contiene, como era de esperar, un mensaje ecologista (es Miyazaki) y un retrato de la llegada a la madurez y a la autosuperación de la propia imagen que una persona tiene de sí misma y de la que transmite al exterior (que apareció en "Porco Rosso" o en el propio "El viaje de Chihiro") . Sin embargo, aquí hay un tema que está por encima de todos los demás: la crítica a la guerra en todas sus vertientes y, en concreto, a la Guerra de Irak que capitaneó la década pasada George Bush, algo que el propio Miyazaki afirmó en su día, allá por 2004. Aunque el antibelicismo aparece en "Nausicaa del Valle del Viento", en "El castillo en el cielo", en "Porco Rosso" o en "La Princesa Mononoke", es en esta película hasta la fecha en la que ha cobrado más fuerza que en ninguna otra de su autor. A través de la odisea de Sophie y sobre todo de Howl (al que intentan obligar a que participe en la mencionada guerra), se disecciona con ojo agudo la legitimidad de una contienda incluso cuando se esgrime la bandera de "mantener la paz".


Por supuesto, y por medio de diálogos fantásticos y de escenas llenas de lucidez que apuestan por los buenos sentimientos en las relaciones entre los humanos, Hayao Miyazaki arremete contra la violencia en todas sus formas y contra las personas sin escrúpulos, que, a pesar de todo, también pueden tener un lugar para la redención. Otro asunto tratado es el machismo: Sophie, por medio del cambio exterior que experimenta, aprende a ser una mujer más segura de sí misma y fuerte y derrota a los convencionalismos de su mundo (entre ellos, los del propio Howl, personaje completísimo y lleno de brillantes claroscuros). Otros personajes secundarios tratan igualmente asuntos como el clasismo, el amor, la amistad o la integridad. Todo envuelto en una fascinante historia cargada de aventuras y con escenas de acción, como siempre, soberbias, y llevadas con un ritmo perfecto. La animación, por supuesto, es impecable, y los personajes y los escenarios son un ejemplo de maestría a la hora de crear un mundo fantástico. "El castillo ambulante", otro gran éxito a nivel mundial de Miyazaki, es otra maravilla que nadie debe perderse.


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