Porco Rosso

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lunes, 24 de marzo de 2014

KAFKA, LA VERDAD OCULTA de Steven Soderbergh - 1991 - ("Kafka")


1919. Praga. Franz Kafka es un joven oficinista de una compañía de seguros que intenta ser escritor y que vive hastiado a causa de un trabajo aburrido que le parece detestable. Su vida está a punto de cambiar, sin embargo... Un terrible asesinato va a irrumpir en su existencia y, con el, una monstruosa conspiración que está relacionada... Con las obras que él mismo escribe.


Fue injustamente muy poco valorada en su día y hoy, por suerte, cada vez goza más del merecido estatus de película "de culto". "Kafka, la verdad oculta", la segunda película de Steven Soderbergh tras su fulminante debut "Sexo, mentiras y cintas de vídeo", no es un biopic del genial escritor checo (posiblemente, muchos se sintieron decepcionados al verla porque era esto lo que esperaban), sino una suerte de "vida inventada" del autor en la cual se mezclan detalles de su "vida oficial" con otros que son puramente de ficción y que están creados para el puro divertimento y para homenajear sin prejuicios su legado. Si hace poco hemos visto a Abraham Lincoln cazando vampiros, a Hansel y a Gretel cazando brujas o a Edgar Allan Poe resolviendo misteriosos asesinatos (en la horrible "El enigma del cuervo"), en 1991 vimos a Franz Kafka protagonizando un thriller. Punto. No hay que buscarle más pies al gato. Por haber, hay hasta una película de serie B canadiense llamada "Jesucristo, cazador de vampiros". Los estudiosos y fanáticos del escritor de "La Metamorfosis" y "El proceso" posiblemente sigan todavía hoy rasgándose las vestiduras, pero yo me lo pasé genial con esta película y e incluso puedo afirmar que tiene un estilo artístico muy marcado, de autor, del mejor Soderbergh (ya se sabe que este hombre baila sin cesar entre el cine más "gafapasta" -ya saben- y el más comercial, entre películas como ésta y la trilogía de "Ocean's Eleven", entre un remake de "Solaris" y entre una suerte de documental sobre un día en la vida de una prostituta como es "The Girlfriend Experience").


Jeremy Irons entrega uno de sus mejores (y tristemente más olvidados) papeles como un Kafja desvalido, alienado por su trabajo aburrido, pero también ciertamente aventurero y con la extraña suerte del hombre "outsider" para salir adelante y sortear toda clase de situaciones esperpénticas. Los secundarios están igualmente excelentes, y la trama fluye con agilidad e interés llevando al espectador a través de un divertido túnel de referencias y de homenajes sentidos y respetuosos. El ambiente puramente "kafkiano" está conseguidísimo, como no podía ser de otra manera: la acción se desarrolla en una Praga expresionista retratada en blanco y negro, gris, deshumanizada, de edificios antiguos y callejones oscuros, de oficinas polvorientas y que transpiran hastío y de peligros sobrenaturales que representan metáforas de la parte más siniestra del ser humano. Sinceramente, no sé por qué está película cosechó tan malas críticas y todavía sigue siendo en general poco valorada. Creo que es preciso reivindicarla constantemente. Muy recomendable y rescatable.


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