Porco Rosso

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viernes, 31 de enero de 2014

EQUILIBRIUM de Kurt Wimmer - 2002 - ("Equilibrium")


Después de la Tercera Guerra Mundial la humanidad por fin ha alcanzado la felicidad absoluta en la gran metrópolis de Libria, donde el arte y los sentimientos, origen de todo mal, han sido eliminados y donde todas las personas viven en paz y en armonía. John Preston es un clérigo: pertenece a la respetada clase social encargada de acabar con todo lo que suponga una manifestación de sentimientos de cualquier tipo. Vive muy contento con su trabajo y disfrutando de una existencia sin problemas. Sin embargo, todo su mundo está a punto de desmoronarse: su compañero traiciona al cuerpo de clérigos... Y él ha de darle caza. 


El cineasta de origen alemán Kurt Wimmer, guionista de “Esfera”, “El secreto de Thomas Crown” o “La prueba”, ha dirigido hasta la fecha tres películas: “One Touch Bastard” (de la cual no conozco absolutamente nada), la excelente y de culto “Equilibrium” y la horrenda e incomprensible “Ultravioleta”. Con esta filmografía aún tan escueta y descompensada todavía es pronto para hacer una valoración conjunta de su carrera.


Aunque en su día no gozó de ningún éxito y de casi ninguna difusión (al parecer fue estrenada en apenas 300 salas de todos los USA) “Equilibrium” se ha ido transformando por méritos propios, gracias al boca a boca y también a la moda de la trilogía de “Matrix”, en un filme de culto. Un excelente Christian Bale (acompañado de grandes como Emily Watson o Sean Bean) da vida a un clérigo encargado, en un futuro “perfecto” en el que la humanidad es “feliz” porque ha dejado de sentir, de acabar con toda manifestación de arte o de sentimiento existente, clérigo que, por supuesto, descubre que el sistema para el que trabaja no es más que un pozo de corrupción y de falsedad y que las personas nunca alcanzarán la plenitud si no experimentan todo tipo de experiencias positivas y negativas. “Equilibrium” bebe una vez más de distopías clásicas como las de “1984”, “Fahrenheit 451” o “Un mundo feliz” (especialmente se cimienta en el concepto de esta última) para trazar una nueva historia en la que los seres humanos han de volver a recuperar su humanidad perdida y en la que han de enfrentarse a la dictadura que los domina en la sombra.


Kurt Wimmer analiza, abierto a un desenlace esperanzador, los eternos asuntos del poder, la libertad, la rebeldía, el bien y el mal y las finas líneas que los separan, la verdad y la mentira, el miedo y su utilización política o el terrorismo de estado mientras realiza un collage estético y estilístico que homenajea sin cesar y de manera consciente (“Equilibrium” es un desprejuiciado compendio distópico, lo que no trata de ocultar en ningún momento) a los grandes clásicos de la ciencia ficción de los que su cinta bebe (las versiones fílmicas de “1984” y “Fahrenheit 451”, “Blade Runner”, “Metrópolis”, “Brazil”, “THX-1138” o “Matrix”, entre otras) que viene acompañado de unas escenas de acción excelentes (los más claros homenajes a la mencionada “Matrix”) que, cimientadas en el tiempo bala, resultan espectaculares y bellas por todo lo alto y que, además, vienen muy comedidas y economizadas: no son las protagonistas absolutas de la trama, ágil y dinámica y que se sigue con gran interés desde el primer hasta el último minuto. La ambientación helada, sombría, deshumanizada y onírica está también conseguidísima y corona una película que fue injustamente ignorada en su momento pero que por suerte ha sido revalorizada como se merece.

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