Porco Rosso

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miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA ROSA PÚRPURA DE EL CAIRO de Woody Allen - 1985 - ("The Purple Rose of Cairo")





Corren los tiempos de la Gran Depresión en los Estados Unidos. Cecilia se deja la espalda trabajando como camarera por un sueldo miserable en Nueva Jersey mientras su marido se dedica a hacer el vago a la vez que le pone los cuernos sin cesar y con cualquiera que aparece. Para escapar de este ambiente, Cecilia se refugia en el cine. Su película preferida es “La Rosa Púrpura de El Cairo”, una película de aventuras y romance que nunca se cansa de ver. Un día, en una de sus repeticiones, el actor principal la mira fijamente… Sale de la pantalla y la invita a marcharse con él.


En la extensa filmografía de Woody Allen hay un grupo de comedias y dramas que destacan por no tener como protagonista a un individuo excentrico y egocéntrico, neurótico e inseguro, perdido en un mundo de extrañas relaciones personales (¿Les suena?). La mayoría de estas comedias y dramas son, además, las que no están protagonizadas por el propio Allen en su papel de casi siempre, el de este individuo antes mencionado. Entre ellas están algunas de sus mejores obras (sin desmerecer al resto en absoluto): “Interiores”, “Septiembre”, “Otra mujer”, “Alice”, “Balas sobre Broadway”, “Celebrity”, “Acordes y desacuerdos”, “Melinda y Melinda”, “Match Point”. Algunas de ellas son dramas intimistas que parecen deudoras de cierto Ingmar Bergman (uno de los creadores más admirados de Woody). Otras son comedias de tinte histórico, de biopic o de irónico y despiadado retrato social. Unas están protagonizadas por actores que, simplemente, sustituyen a Allen en su papel habitual (John Cusack en “Balas sobre Broadway” o Kenneth Brannah en “Celebrity”). Otras lo están por actores que aportan un registro completamente nuevo y espectacular a la historia (el Sean Penn de “Acordes y desacuerdos”, por ejemplo). Otras, la mayoría, están protagonizados por Mia Farrow, la mujer del director que en más películas suyas ha participado (y que tristemente tan mal acabó con él). “La Rosa Púrpura de El Cairo” es uno de estos filmes, y tal vez el mejor de todo este gran grupo.


Con estructura de cuento clásico y ambientado en los duros y melancólicos años de la Gran Depresión y excelentemente ambientado, por cierto (hasta el más mínimo detalle en su nostálgica reconstrucción histórica), se aleja un poco de los asuntos habituales de su creador para exponer el drama cómico o la comedia trágica de una mujer que vive entre la fantasía y la realidad y que prefiere la primera, aunque también le de sus disgustos. Mia Farrow está soberbia, mejor que nunca, brillando con luz propia en uno de los mejores papeles de toda su carrera. El devaluado Jeff Daniels también está fantástico como comparsa, como el actor que sale de la pantalla para salvar a la desdichada protagonista de su mundo de mediocridad y tristeza. Con una puesta en escena limpia y sencilla, sobria pero de gran poder descriptivo y evocador, donde no falta ni sobra nada, “La Rosa Púrpura de El Cairo” comienza siendo una comedia más de Allen, parodia de películas románticas de aventuras baratas y folletinescas, para acabar resultando un crudísimo drama sobre la decepción y el mundo del espectáculo, sobre las verdades y las mentiras, sobre el “quiero y no puedo”, sobre el refugio de los seres humanos en la fantasía para escapar de una realidad cruel y, también, sobre el propio cine y el metacine. La banda sonora, como siempre, es magistral, y el reparto de secundarios también. “La Rosa Púrpura de El Cairo” es una de las más grandes películas de Woody Allen, al nivel de las más famosas como “Annie Hall” o “Manhattan”. No se la pierdan. Llorarán y reirán, como la propia Mia.


1 comentario:

  1. Muy buena, gracias a esta película me animé a ver Top Hat y descubrí a los grandisimos Fred Astaire y Ginger Rogers.

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