Porco Rosso

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lunes, 15 de octubre de 2012

BLACK MIRROR de Charlie Brooker - 2011 - ("Black Mirror")




Tres historias independientes:

-"El himno nacional": Un telefonazo despierta de madrugada al Primer Ministro del Reino Unido, Michael Callow: le informan de que alguien que no ha facilitado su identidad ha secuestrado a la Princesa Susannah y de que este raptor únicamente ha hecho una petición para liberarla... Una petición diabólica que atañe al propio Primer Ministro...

-"15 millones de méritos": En un mundo donde los seres humanos viven para pedalear en bicicletas y "hacer que el sistema avance", donde los delgados son la clase alta y los gordos la baja, donde todo se encamina al ocio desaforado, donde la telebasura es la nueva iglesia y donde la publicidad se cuela en la vida de todos cada minuto, un hombre se atreve a soñar y a intentar cambiar su agobiante y aburrido entorno. Los tentáculos del sistema se van a activar de inmediato... Para convertirle en una persona "cool", enrrollada e infinitamente surtida de ocio y comodidades exclusivas.

-"Tu historia completa": En un mundo donde los seres humanos pueden grabar todos sus recuerdos y reproducirlos cuando quieran y ante quien quieran, una joven pareja se hunde en el infierno de la desconfianza a causa de los celos y de una tecnología implacable que no les deja ni un sólo espacio para la intimidad y para dejar atrás la página del pasado.



"Black Mirror" ha sido sin ninguna duda una de las grandes series del pasado 2011. Llegada a las pantallas en plena crisis económica mundial (en la que por desgracia seguimos), en pleno delirio del hiperconsumismo tecnológico (en el que por desgracia seguimos, y esto creo que va a durar hasta más que la crisis) y con sólo tres episodios (tres historias independientes), la creación del polémico Charlie Brooker que ha seguido a la notable "Dead Set" es una maravilla con un poder de provocación y de reflexión social, económica y política verdaderamente atronador. Los tres segmentos de la mini-serie critican sin piedad el mundo del consumo desaforado en el que vivimos, el mundo deshumanizado de la tecnología delirante, de las redes sociales que acaban con la comunicación entre los humanos, del buenrrollismo como arma para acallar a las masas, de la publicidad agresiva, de los shows de talentos idiotizantes, del culto enfermizo al cuerpo "perfecto", de la humillación televisiva y de la falta total de intimidad aceptada como algo "cool".


"El himno nacional" es el primer capítulo de la serie y, tal vez, el más provocador. Hoy en día es verdaderamente dificil sorprender a un público que ya ha visto de todo o de casi todo, y este segmento magistral lo consigue, vaya si lo consigue. La premisa es la siguiente: el Primer Ministro del Reino Unido tiene que fornicar con un cerdo en la televisión pública delante de todo el país (como lo oyen) para poder salvar una vida inocente de un secuestrador anónimo que no pide ni dinero, ni poder, ni la liberación de algún preso importante, ni el apoyo para algún pueblo marginado; sólo pide eso, que el presidente fornique con un cerdo y que todo el país lo vea, ya está. Dirán ustedes que se puede trucar la imagen, que hoy en día hay efectos especiales de sobra para hacerlo, para sustituir al mencionado Primer Ministro por algún actor porno... Sí, desde luego que se puede falsear el show. El problema es que, en la "Era del Twitter", todo el mundo se va a enterar. ¿Quién no ha querido ver profundamente humillado al presidente de su país? ¿Quién no desearía ver arrastrándose por el barro a esos políticos que recortan para todos menos para ellos mismos? ¿Quién no le ha deseado lo peor a esos señores que salvan a los bancos y dejan hundirse a los trabajadores? "El himnno nacional" cumple este sueño en una Inglaterra ficticia y también revela que vivimos en una cultura que ama la humillación, que se siente mejor cuando otros lo pasan peor que ellos. El Primer Ministro de "Black Mirror" posiblemente sea corrupto, arrogante, mentiroso; posiblemente sea uno de esos que, en esta crisis económica, haya cogido las tijeras para rebajarlo todo menos su sueldo y el de sus amigos. ¿Disfrutaríamos viéndolo follar con un cerdo en contra de su voluntad en televisión? ¿Disfrutaríamos viendo hundirse públicamente a uno de esos hombres por cuya culpa nos hemos quedado en el paro o hemos perdido algún derecho social?  El debate moral está asegurado. El primer capítulo de la serie ya es toda una bomba de la sátira, del humor cruel y de la reflexión más ambigua e interesante.


"15 millones de méritos" posiblemente sea el mejor segmento de "Black Mirror". El segundo capítulo de la serie nos traslada a una distopía al estilo de las ya hiperimitadas "1984" o "Un mundo feliz" en la que los seres humanos viven con toda clase de comodidades y distracciones tecnológicas en un recinto aséptico en dónde, para generar energía y "mover el sistema" han de pedalear en bicicletas. Según cuánto pedaléen, ganan unos créditos con los que poder disfrutar de comodidades y sobre todo de ocio, ocio y más ocio. Por supuesto, para poder ser un buen "pedaleador" hay que tener un buen cuerpo... Y claro, los gordos no tienen lugar en este mundo: ellos son la clase baja, los que se dedican a limpiar y los que son humillados y marginados sin cesar. La clase alta, sin embargo, no lo pasa mejor. Todos tienen cuerpos 100, todos comen comida sana sin sabor y todos consumen ocio sin parar porque no tienen otra cosa que hacer en su tiempo libre: desde pornografía hasta videojuegos de toda clase pasando por programas del estilo de "Operación Triunfo" en donde los presentadores se dedican a humillar a los concursantes porque "es lo que tiene más éxito". Todos visten con chandals impersonales calcados los unos de los otros pero tienen "avatars" enrrollados y "cools" que les representan en el "mundo de la red", el mundo "real", donde verdaderamente existen, en pantallas. En este terrible ambiente, los que intentan revelarse son absorbidos por el sistema, que ha dejado de oprimir con las armas para pasar a oprimir con la fama, la comodidad y el ocio, más ocio, más ocio. ¿Recuerdan cómo el sistema ha absorbido a movimientos en sus inicios antisistema como el hippie o el punk? ¿Por qué se siguen vendiendo camisetas del Ché Guevara y además caras? "15 millones de méritos", aparte de los asuntos de la incomunicación, la falta de intimidad, la vida real chupada por las redes sociales o el buenrrollismo y la publicidad invasiva como modo de control de masas, trata principalmente el hecho de que el sistema puede hacer suyos todos los movimientos en su contra para inutilizarlos. Esa es la principal señal de peligro que Brooker enciende en este magistral capítulo.


"Tu historia completa" cierra la serie y, posiblemente debido a lo alto que han dejado el listón "El himno nacional" y "15 millones de méritos", sea el capítulo más flojo del conjunto, lo que no significa que sea malo en absoluto. Aquí, en otro futuro alternativo donde todas las casas son de diseño y a la vez impersonales y frías, los seres humanos tienen implantada una glándula que les permite grabar todos sus recuerdos para disponer de ellos cuando y como lo deseen. ¿Un Facebook a lo bestia y delirante? Pues más o menos. Esto, claro, tiene cosas buenas, pero también muchas malas (al final, la mayoría): en tu trabajo pueden utilizar tus recuerdos contra ti y también tus enemigos o la gente que te quiere pero que desconfía de ti y que al final va a hacerte daño sin verdaderamente proponérselo. Es "cool" y "molón" reunirse con los amigos y "recordar todos juntos" los eventos y sensaciones de nuestras vidas, pero también es diabólico tener toda nuestra existencia grabada, los buenos momentos y los malos, y no tener intimidad porque, a las malas, pueden obligarte a sacar a la luz lo que no quieres sacar (¿Qué ocurre cuando nos roban nuestra contraseña del correo o de nuestra red social preferida? Pues eso... Pero aquí multiplicado por cien). "Tu historia completa" disecciona finamente la paranoia de la pareja moderna acosada por los celos y la desconfianza que fomentan las redes sociales, por las reglas de esos mundos alternativos donde prima la imagen y donde todos colgamos nuestras vidas para que todos puedan verlas (y en muchos casos para presumir de ellas, de lo bien que nos va todo, de lo guays que somos) y, en según que caso, utilizarlas contra nosotros.


"Black Mirror", animada por un ritmo muy comedido y equilibrado, por una estética fría y directa y por unos actores maravillosos en todos sus segmentos (el plantel está genial, verdaderamente genial), es una maravilla de serie, un compendio que, llegado en plena crisis económica mundial, cuestiona sin pelos en la lengua y de forma cruel y sangrante la era de las redes sociales, de la televisión basura, de la humillación a la carta, de la falta de intimidad total, de la publicidad cansina y violenta y de la sumisión a un sistema que se ha refinado de tal forma que intenta convencernos de que ser sus esclavos es lo más cómodo, lo más próspero, lo más "cool". Impagable. Por favor, si no la han visto todavía, ¿a qué están esperando?

4 comentarios:

  1. Me ha encantado!!!
    Me quedo con el primer y tercer capítulo. El segundo me ha gustado un poco menos.
    Totalmente recomendable!
    Saludos.

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  2. Estoy muy de acuerdo con tu artículo. A mí esta serie me impresionó muchísimo, sobre todo el primer capítulo, mi favorito.

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  3. Totalmente acojonante: los tres. Una obra maestra. Pocas series me han dado tanto miedo. Coltrane.

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  4. Gran post. Una mini-serie sorprendente y sólida, un descubrimiento de obligado visionado para comprender -de modo satírico y cruel- en que mundo vivimos. A veces la televisión regala sorpresas como esta.

    Saludos en paralelo.

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