Porco Rosso
viernes, 8 de junio de 2012
DEPREDADOR de John McTiernan – 1987 – (“Predator”)
Un grupo de expertos soldados contratados por la CIA y liderados por el mayor Dutch se interna en las profundidades de las selvas de Colombia. Su misión: rescatar a un político que puede ser prisionero de la guerrilla. Sin embargo, en la jungla no encuentran a este hombre, sino restos de una brutal e inhumana matanza. Algo empieza entonces a asesinarlos uno a uno… La guerra ha comenzado. Pero ¿qué es el enemigo?
En la década de los ochenta y en la primera mitad de la de los noventa, el género de la “acción moderna” vivió su edad dorada, desatado por las frescas y geniales primeras obras de autores como James Cameron, Richard Donner o John McTiernan, uno de los directores claves del género y uno de los que, por desgracia, más bajo ha caído con los años, como el propio género. El cine de acción, ese tipo de cine de entretenimiento tan efectivo y denostado (en parte por culpa de lo devaluado que ha quedado hoy) no fue siempre como es en la actualidad: utilizando una historia extremadamente simple como excusa, enfrentaba al espectador con un espectáculo frenético de efectos especiales y de escenas trepidantes montadas de manera inteligente y rodadas en un estilo artesanal que a veces incluso resultaba personal. Las dos primeras entregas de “Terminator”, “Aliens. El regreso”, “Depredador”, la entonces trilogía de“La jungla de cristal”, “Los goonies”, la entonces trilogía de Indiana Jones…Eran todas películas que, herederas del cine de Alfred Hitchcock (especialmente de obras maestras como “Con la muerte en los talones”), del cine de catástrofes, del cine de acción de Hong Kong, del terror clásico, de la serie B, del western y de las aventuras, entre otros géneros del Hollywood dorado y de más allá, únicamente buscaban divertir, aterrorizar, hacer pasar un gran rato frente a la pantalla. Lo conseguían con creces, y no trataban a los espectadores como estúpidos, tal y como ocurre hoy salvo en honrosas excepciones. Algunas, como las de James Cameron, hasta presentaban personajes e historias con una cierta hondura.
John McTiernan era un director que sabía, sobre todo, imprimir ritmo, frescura y buen hacer a sus películas. Sin ningún tipo de pretensiones (salvo algún mensaje ecológico y alguno que otro patriotero) fusionó los más diversos géneros con las reglas elementales del cine de acción y logró que cada una de sus películas fuese distinta de la anterior pero con la misma estructura y las mismas reglas internas: aventuras con un toque de humor y otro de violencia de personajes de trazo simple pero no simplones. Su cine comercial era cine comercial con mayúsculas. No era, evidentemente, un Howard Hawks o un John Huston, pero sí un Richard Donner (otro que también ha caído en desgracia en los últimos tiempos). Debutó con una película de terror: “Nómadas”, a la que le siguieron dos obras cumbres del cine de acción; “Depredador” y “La jungla de cristal”, dos iconos de su década. Después llegó el thriller bélico “La caza del Octubre Rojo”, la aventura ecológica “Los últimos días del Edén” y la parodia de las películas de acción “El último gran héroe”, una película que fue un fracaso de taquilla y que para unos es una obra genial e infravalorada y para otros un fracaso artístico y hasta pretencioso. Tras ellas, McTiernan se movió entre buenas cintas y grandes bazofias: la divertidísima “Jungla de cristal III: La venganza”, el anodino remake “El secreto de Thomas Crown”, la divertida película de aventuras “El guerrero nº13”, el nuevo y repulsivo remake “Rollerball” y la flojita “Basic”. ¿Volverá este director algún día a regalar una obra comercial como las de su primera etapa?
El Depredador, diseñado por Stan Winston, es, junto al Alien de Giger, uno de los grandes iconos de la ciencia ficción y del terror modernos. Su primera aparición en las pantallas sigue, de hecho, una pauta parecida a la entrega de “Alien” que dirigió Ridley Scott: un monstruo alienígena se dedica a cazar a un grupo de humanos que ha de acabar con él o escapar de sus garras. El filme se presenta como una película de acción de corte bélico para, bruscamente, tornarse como una obra de terror orientada hacia el cine de acción. El Depredador es un ser de un planeta lejano que viene a La Tierra a cazar humanos. El escenario es una selva profunda, y sus protagonistas terrícolas, armados hasta los dientes con arsenal militar, han de reducirse a un estado animal para acabar con el monstruo. La película, con ecos de clásicos como “El malvado Zaroff”, retrata la lucha de un hombre moderno debilitado por el progreso contra la naturaleza más sanguinaria, contra la fiera salvaje que está más allá de las comodidades y los adelantos de la civilización que le protegen. Arnold Schwarzenegger (en uno de sus mejores papeles) ha de volver a la prehistoria, a desatar sus instintos de supervivencia más animales para enfrentarse a un animal, no a un hombre. La guerra “habitual” que se muestra al iniciar el filme (muy bien rodada) es el contraste del combate individual contra la fiera en el que termina. Las escenas de terror son geniales y están cargadas de tensión. Hasta que el Depredador se muestra el gran John McTiernan de sus inicios explota sabiamente lo que no se ve para aterrorizar por medio de la sugerencia. Una vez que ya aparece en todo su esplendor, se desata una de las mejores sucesiones de momentos de acción de la historia, todo un ejemplo de rodar una contienda salvaje con majestuosidad, ritmo y brutalidad. Su sádica y sucia violencia (era realmente sangrienta para la época) fue censurada en algunos países. “Depredador” ha traído consigo hasta este momento una segunda y una tercera partes alabadas por algunos y vilipendiadas por otros e infinidad de merchandising, videojuegos y comics, e incluso dos bodrios llamados respectivamente “Alien VS Predator” y “Alien VS Predator II: Requiem” en los que se enfrentaba bochornosamente contra la bestia del mencionado Giger. Una película para afrontar sin prejuicios. Un clásico del cine de acción y de terror, por mucho que se tantos se nieguen a reconocerlo.
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Gran película. Una mezcla de terror, acción y ciencia ficción realmente original, aunque no lo parezca.
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