Porco Rosso

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jueves, 26 de abril de 2012

IRA DE TITANES de Jonathan Liebesman - 2012 - ("Wrath of the Titans")


Perseo ha vivido diez años de paz y tranquilidad con su hijo trabajando como pescador y llevando una existencia absolutamente anónima. Sin embargo, su ambiente pacífico está a punto de romperse de nuevo: una terrible conspiración se está fraguando, una vez más, entre los dioses... Alguien quiere resucitar al casi invencible Cronos, encerrado en el pasado en el Tártaro por sus hijos Zeus, Poseidón y Hades. Si este dios malvado y cruel logra volver al mundo de los vivos, lo destruirá todo para siempre. Perseo se reencuentra con Andrómeda y con el hijo del señor de los mares Agénor, con los que va a intentar acabar con la nueva amenaza.


Jonathan Liebesman es un director habitualmente de cine fantástico y de terror que no ha destacado hasta ahora por ningún proyecto especial. Su en líneas generales mediocre filmografía se compone de "En la oscuridad", "La Matanza de Texas: El orígen", "The Killing Room", "Invasión a la Tierra" e "Ira de titanes".


"Ira de titanes", secuela de la horrible "Furia de titanes" de 2010, repite todos los errores de aquella sin miramientos: la trama vuelve a ser simplona y lineal, los actores vuelven a transmitir bien poco y los efectos especiales no tienen ningún encanto por tratarse de meros emplastes sin imaginación, por lo cual la original "Furia de titanes" de 1981 de Harry Harryhausen vuelve a estar por encima de esta cosa olvidable con vertiginosa rapidez (la vi la semana pasada y les juro que ya se me ha olvidado casi entera de lo poco interesante que es). Sam Worthington repite como protagonista (con un peinado horrendo, por cierto) y le acompaña Rosamond Pike (que sustituye a Alexa Davalos como Andrómeda) y un bastante insufrible Toby Kebbell como el hijo de Poseidón y secundario cómico irritante de la función, mientras que Liam Neeson y Ralph Fiennes repiten como Zeus y Hades respectivamente con, de nuevo, poca gracia. La película es un constante devenir de escenas de acción aburridas creadas con efectos especiales sin encanto (muchos monstruos pero todos bastante anodinos y poco inspiradores de terror o algún sentimiento) con una historia insulsa de traiciones de dioses y de nuevas alianzas muy vista y predecible y además con un toque final de romance bastante gratuíto. Mención especial merece (para mal) un Cronos absolutamente soso y sin alma ninguna que resulta verdaderamente indignante al tratarse de un simple monstruo de ceniza con un coeficiente intelectual de mosquito (vaya villano principal de la función... de infarto). Poco más hay que mencionar de esta cosa infame, de verdad.


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