Tres agentes británicos han desaparecido o han sido asesinados y James Bond, tras haber acabado por fin con la organización criminal SPECTRA, se encarga, junto a su amigo de la CIA Felix Leiter, de intentar descubrir qué ha ocurrido. Los tres investigaban al Doctor Kananga, un misterioso líder de un culto vudú de una minúscula isla del Caribe que tiene al parecer relaciones con Mr. Big, un peligroso mafioso de Nueva York. En el camino de 007 se cruza una extraña mujer llamada Solitaire, que tiene el poder de ver el futuro con las cartas mientras se mantenga virgen... Y que resulta estar estrechamente relacionada con Kananga y también con Mr. Big.
Tras la marcha ya sí definitiva de Sean Connery de la franquicia oficial de James Bond (recordemos que a pesar de todo volvería a ser el agente 007 en el remake no oficial de "Operación Trueno" de 1983, "Nunca digas nunca jamás"), el papel recae de manera definitiva en el actor que más filmes ha protagonizado hasta la fecha de la saga: Roger Moore. Con él, comienzan unos cambios que se prolongarían hasta la llegada de Timothy Dalton (el Bond más serio junto al actual, el de Daniel Craig). Su 007 sería el 007 más desenfadado de todos, el más humorístico, un 007 mucho menos solemne que los de Connery y Lazenby pero que, por suerte, mantuvo la esencia de éstos, su cinismo (aunque ahora más cachondo), su pasión por los ligues a todas horas, su sibaritismo con la comida y la bebida y su gusto por la exquisitez en la ropa y los modales. Se trataba en realidad del mismo personaje, pero más abierto a todo tipo de público, que era lo que ya se pretendía desde la irregular "Diamantes para la eternidad". Esto tuvo un punto fuerte y, también, un punto débil. El fuerte: para los amantes del cine de acción, muchas películas del James Bond de Roger Moore fueron y son una delicia de delirio desaforado y de efectos especiales. El débil: el agente 007 se estanca en su desarrollo; sigue sin dar muestras de ira o desolación por el asesinato de su esposa (en algunos filmes como "La espía que me amó" o "Sólo para sus ojos" se mencionaría de pasada), no se profundiza prácticamente nada en su figura o en su pasado y termina resultando un simple aventurero plano, que era precisamente lo que en la injustamente maltratada "007 al Servicio Secreto de Su Majestad" dejó de ser en las manos del efímero George Lazenby. Para gustos colores: la etapa de Roger Moore como James Bond tiene tantos detractores como fieles. Yo pienso que como sano divertimento sus películas cumplen con su función, aunque echo muchísimo de menos un 007 más acorde con el clásico, el más parecido al de las novelas de Ian Fleming. Por otra parte, hay que decir que, si bien esta etapa cuenta con películas excelentes ("Vive y deja morir", "El hombre de la pistola de oro", "La espía que me amó", "Sólo para sus ojos"), la fórmula de Moore, al estancarse, termina resultando cansina: muchas películas (siete) y casi todas cortadas por el mismo patrón hacen que se reciba con alegría la llegada de Timothy Dalton a la saga (que únicamente protagonizaría dos filmes, uno irregular y otro verdaderamente bueno).
"Vive y deja morir" es la primera incursión de Roger Moore en el papel por el que sería más recordado. Las constantes que tendrán este conjunto de películas de la saga se afianzan tras la transición de "Diamantes para la eternidad": un Bond más humorístico vive aventuras más directamente cachondas en las que los efectos especiales tienen mucho más protagonismo (todavía más). Hay un cambio importante además: la organización criminal SPECTRA y su jefe Blofled ya han sido destruidos, y ahora cada nuevo villano será completamente independiente del otro (Blofeld en realidad sobrevive a "Diamantes para la eternidad", e intenta vengarse sin éxito de Bond en el divertidísimo prólogo de "Sólo para sus ojos", aunque su aparición no pasará de aquí). "Vive y deja morir" es, dentro de su fórmula, una de las mejores películas protagonizadas por Moore. El guión es inteligente (con muchos homenajes al género negro y con momentos geniales, como los del "entierro asesino"), el villano de turno es muy carismático (un magnífico Yaphet Kotto, criminal que practica el vudú y que homenajea –tal vez para ganar público- al blaxploitation), la chica Bond aporta a la trama su relación con dicho villano (Jane Seymour, la futura Doctora Quinn, hace además un gran papel), las escenas de acción son divertidas y espectaculares (la persecución en lancha es genial), hay un secundario cómico que no resulta especialmente plasta (Clifton James, un sheriff americano patoso y payaso que volvería a aparecer en la siguiente película, "El hombre de la pistola de oro") y Guy Hamilton, que de nuevo está tras las cámaras, dirige con pulso y agilidad. En el lado negativo, hay que mencionar una vez más que el personaje de Felix Leiter, de nuevo aliado de Bond (y ahora interpretado por David Hedison), no está todo lo aprovechado que debería estarlo. Esto nunca gustó a los fans de las novelas (en las que era un secundario muy importante), pero mucho menos gustó que, tras este filme que comentamos, desapareciese de la saga hasta la llegada del Bond de Timothy Dalton con "007: Alta tensión" (seis películas y trece años sin saberse nada de él). "Vive y deja morir" es una excelente cinta de aventuras a pesar de los cambios experimentados en el Bond de Moore. Muy recomendable como el espectáculo digno que pretende ser.
Tras la marcha ya sí definitiva de Sean Connery de la franquicia oficial de James Bond (recordemos que a pesar de todo volvería a ser el agente 007 en el remake no oficial de "Operación Trueno" de 1983, "Nunca digas nunca jamás"), el papel recae de manera definitiva en el actor que más filmes ha protagonizado hasta la fecha de la saga: Roger Moore. Con él, comienzan unos cambios que se prolongarían hasta la llegada de Timothy Dalton (el Bond más serio junto al actual, el de Daniel Craig). Su 007 sería el 007 más desenfadado de todos, el más humorístico, un 007 mucho menos solemne que los de Connery y Lazenby pero que, por suerte, mantuvo la esencia de éstos, su cinismo (aunque ahora más cachondo), su pasión por los ligues a todas horas, su sibaritismo con la comida y la bebida y su gusto por la exquisitez en la ropa y los modales. Se trataba en realidad del mismo personaje, pero más abierto a todo tipo de público, que era lo que ya se pretendía desde la irregular "Diamantes para la eternidad". Esto tuvo un punto fuerte y, también, un punto débil. El fuerte: para los amantes del cine de acción, muchas películas del James Bond de Roger Moore fueron y son una delicia de delirio desaforado y de efectos especiales. El débil: el agente 007 se estanca en su desarrollo; sigue sin dar muestras de ira o desolación por el asesinato de su esposa (en algunos filmes como "La espía que me amó" o "Sólo para sus ojos" se mencionaría de pasada), no se profundiza prácticamente nada en su figura o en su pasado y termina resultando un simple aventurero plano, que era precisamente lo que en la injustamente maltratada "007 al Servicio Secreto de Su Majestad" dejó de ser en las manos del efímero George Lazenby. Para gustos colores: la etapa de Roger Moore como James Bond tiene tantos detractores como fieles. Yo pienso que como sano divertimento sus películas cumplen con su función, aunque echo muchísimo de menos un 007 más acorde con el clásico, el más parecido al de las novelas de Ian Fleming. Por otra parte, hay que decir que, si bien esta etapa cuenta con películas excelentes ("Vive y deja morir", "El hombre de la pistola de oro", "La espía que me amó", "Sólo para sus ojos"), la fórmula de Moore, al estancarse, termina resultando cansina: muchas películas (siete) y casi todas cortadas por el mismo patrón hacen que se reciba con alegría la llegada de Timothy Dalton a la saga (que únicamente protagonizaría dos filmes, uno irregular y otro verdaderamente bueno).
"Vive y deja morir" es la primera incursión de Roger Moore en el papel por el que sería más recordado. Las constantes que tendrán este conjunto de películas de la saga se afianzan tras la transición de "Diamantes para la eternidad": un Bond más humorístico vive aventuras más directamente cachondas en las que los efectos especiales tienen mucho más protagonismo (todavía más). Hay un cambio importante además: la organización criminal SPECTRA y su jefe Blofled ya han sido destruidos, y ahora cada nuevo villano será completamente independiente del otro (Blofeld en realidad sobrevive a "Diamantes para la eternidad", e intenta vengarse sin éxito de Bond en el divertidísimo prólogo de "Sólo para sus ojos", aunque su aparición no pasará de aquí). "Vive y deja morir" es, dentro de su fórmula, una de las mejores películas protagonizadas por Moore. El guión es inteligente (con muchos homenajes al género negro y con momentos geniales, como los del "entierro asesino"), el villano de turno es muy carismático (un magnífico Yaphet Kotto, criminal que practica el vudú y que homenajea –tal vez para ganar público- al blaxploitation), la chica Bond aporta a la trama su relación con dicho villano (Jane Seymour, la futura Doctora Quinn, hace además un gran papel), las escenas de acción son divertidas y espectaculares (la persecución en lancha es genial), hay un secundario cómico que no resulta especialmente plasta (Clifton James, un sheriff americano patoso y payaso que volvería a aparecer en la siguiente película, "El hombre de la pistola de oro") y Guy Hamilton, que de nuevo está tras las cámaras, dirige con pulso y agilidad. En el lado negativo, hay que mencionar una vez más que el personaje de Felix Leiter, de nuevo aliado de Bond (y ahora interpretado por David Hedison), no está todo lo aprovechado que debería estarlo. Esto nunca gustó a los fans de las novelas (en las que era un secundario muy importante), pero mucho menos gustó que, tras este filme que comentamos, desapareciese de la saga hasta la llegada del Bond de Timothy Dalton con "007: Alta tensión" (seis películas y trece años sin saberse nada de él). "Vive y deja morir" es una excelente cinta de aventuras a pesar de los cambios experimentados en el Bond de Moore. Muy recomendable como el espectáculo digno que pretende ser.
Mi película preferida de los Bond de Roger Moore. Con su encantador look setentero, vudú, cocodrilos y aquella persecución en lancha y el tema de Mc Cartney. Yaphet Kotto era un buen villano, además. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarbuen blog. Te invito a pasar por el mío. Un saludo
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