Porco Rosso

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jueves, 1 de diciembre de 2011

TEMPLARIO de Jonathan English - 2011 - ("Ironclad")


Inglaterra, siglo XIII. El despótico y sanguinario Rey Juan, despojado de gran parte de sus poderes por sus nobles, hartos de su tiranía, ha reunido un ejército de salvajes mercenarios daneses con el que pretende recuperar lo que le han quitado y volver a oprimir a los ingleses, que están a punto de enfrentarse en una guerra civil. Un punto estratégico para el Rey Juan es el Castillo de Rochester: si logra conquistarlo, podrá cumplir una parte esencial de sus objetivos. Unos pocos soldados al mando de siete excelentes y expertos guerreros van a defenderlo: tendrán que resistir allí hasta que la ayuda solicitada de Francia les rescate. Un sangriento combate está a punto de empezar.

Jonathan English sólo ha dirigido dos irregulares películas hasta la fecha: "La leyenda del Minotauro" y "Templario".


"Los siete samuráis" del gran Akira Kurosawa será siempre una referencia de historia épica perfectamente trasladable a cualquier ámbito: no en vano, siguen llegando cada cierto tiempo adaptaciones de este relato ambientadas en todas las épocas y en todos los ambientes posibles. A la versión western de la también mítica "Los siete magníficos" hay que sumar, por ejemplo, la serie de animación japonesa "Samurai 7", localizada en un tiempo futurista, o "Bichos" de Pixar, que se basa en esta historia también. Este 2011 que ya nos va a dejar ha tenido en las salas a "Templario", la versión correspondiente ambientada en la Edad Media europea (el Japón feudal, el salvaje oeste, el medievo occidental... son épocas en el fondo tan parecidas...), versión que, por desgracia, es bastante irregular en todos los aspectos debido a que se ha descuidado aquello que hacía grandes a "Los siete samuráis" y a algunas de las adaptaciones mencionadas: los personajes.


Si en la obra de Kurosawa todos los guerreros protagonistas estaban delineados a la perfección (sus idiosincracias, sus motivaciones, sus sentidos de la vida...) en "Templario" sólo lo está el personaje principal, un James Purefoy que se come la pantalla con su presencia (que actorazo que es) pero cuya trama es bastante flojita y tonta (templario casto y puro amargado por un mundo injusto y atraído por una bella dama... muy visto y predecible). El resto, incluido el del gran Brian Cox, son meros cartones: más planos, imposible. Todos luchan por la libertad pero no se explica nada de sus respectivos pasados ni de sus razones para luchar: uno es un granjero que tiene dos hijos pequeños (y no se sabe nada más de él), el otro es un putero amargado (y no te dicen por qué), el otro es un reo de la justicia pero un excelente guerrero (y tampoco sabes ni sabrás nada de su historia), otro es un arquero infalible (el personaje más desaprovechado: ni un sólo apunte de trama que haga referencia a él) y otro es un jovencito con ansias de usar las armas para combatir el mal que acaba encontrándose a sí mismo (y del que tampoco se sabe mucho). Una pena absoluta, porque sin esto la película no llega a nada: un asedio y poco más en el que en el último momento ganan los buenos (no hay spoiler: esto lo sabemos desde el principio de la película y más sabiendo que adapta a "Los siete samuráis"). Tiene a su favor "Templario" algunas buenas cosas, como su visión realista y sucia de la Edad Media (verdaderamente conseguida) y sus sangrientos combates con momentos gore (cabezas y miembros cortados por doquier, cráneos aplastados, cuerpos destrozados... realismo, vaya) y, por supuesto, su genial reparto (todos excelentes), pero el filme es absolutamente olvidable porque sus personajes no calan, y esto no se puede permitir en una adaptación de una obra que, combates aparte, es un retrato coral de seres de toda clase y condición con méritos y defectos de toda clase y condición.

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