Porco Rosso

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miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA GRAN AVENTURA DE PEE-WEE de Tim Burton – 1985 – (“Pee-Wee’s big adventure”)


Al pobre Pee-Wee le han robado su amada y flamante bicicleta. Desesperado, acude a la única persona que puede ayudarle a encontrarla: la adivina. Pero Pee-Wee tiene tan mala suerte que ésta se equivoca… Y lo envía a recorrer un camino lleno de peligros en el que va a enfrentarse a criminales, fantasmas y hasta dinosaurios. Por supuesto, Pee-Wee va a sembrar el caos allí a donde llegue…


“La gran aventura de Pee-Wee”, el debut para la gran pantalla de Tim Burton, es una de sus películas más olvidadas y lo es con razón, ya que deja bastante que desear en todos los aspectos a pesar de que tenga a su favor el hecho de que, aún siendo un puro trabajo de encargo de un creador en busca de pista de despegue, cuenta con una cierta personalidad visual en la que se encuentra el embrión de lo que iba a ser en el futuro el cine del director gótico de Hollywood. La ópera prima de este famoso realizador no era más que un vehículo para el lucimiento de Pee-Wee Herman, el mítico personaje cómico de la televisión de los años ochenta al que encarnaba Paul Reubens, un hombrecillo supuestamente entrañable, alocado, infantil, ingenuo y bondadoso que nunca deja de meterse en líos y que alcanzó tanta popularidad en la referida década que llegó a poseer su propio show y a protagonizar aventuras suyas destinadas a las salas como ésta. Él mismo fue quien seleccionó a Burton para dirigir la primera de ellas (habría otra: “Big Top Pee-Wee”, la cual no voy a comentar porque carece ya de todo interés), tras haber visto sus excelentes cortometrajes “Vincent” y “Frankenweenie”. La película, que funcionó bastante bien en las taquillas y que abrió las puertas a su director para que pudiera embarcarse en otros proyectos como “Beetlejuice”, no deja de ser la clásica obra familiar orientada casi exclusivamente a los niños y a los seguidores del personaje. La historia que narra carece de cualquier interés: a Pee-Wee le roban su bicicleta, por lo que ha de recuperarla y viajar por una infinidad de lugares en los que ha de enfrentarse a toda clase de seres extraños, seres en los que se encuentra la impronta de un Tim Burton primerizo pero ya interesante.


La cinta ha envejecido muchísimo: su humor hoy no tiene ninguna efectividad y se ha quedado completamente obsoleto (y menos para los salvajes niños de nuestros días, muy distintos a aquellos pobres ingenuos que éramos los niños que nos criamos en los ochenta y los noventa) y Pee-Wee, que no para un segundo de hacer horrorosas muecas y sonidos extraños, resulta en todo momento aborrecible y hasta patético por irritante. Las gracietas del filme básicamente consisten en constantes persecuciones, golpes y caídas, y poco más. Hoy, más de veinticinco años después de su estreno, muy pocos se acuerdan de esta cinta de consumo y olvido rápido. ¿Qué se puede aprovechar de “La gran aventura de Pee-Wee”? Sus personajes, esbozos de lo “burtoniano”: el propio Pee-Wee, un freak excéntrico y extravagante, aunque feliz y nada oscuro, y todos los que le rodean en su periplo: seres sacados de un circo o de un carnaval onírico entre los que hay fantasmas y dinosaurios (espléndidamente animados en stop-motion). También se puede encontrar el “toque Burton” en algunos escenarios como la casa del protagonista, llena de extraños inventos, o como el barranco oscuro en el que se llega a caer. Pero nada más. Como curiosidad se puede ver, pero sólo para los muy fans de su creador.

1 comentario:

  1. Pobre Pee-Wee lo has puesto a caldo en un momento!!! Yo vi esta película por el hecho de poder decir "he visto todo lo que ha hecho Burton en su vida" y la verdad es que me resultó entretenida a la vez que me parecía ir intuyendo los primeros síntomas del germen creador de Burton. Me pareció una película interesante, la verdad, aunque, por supuesto, no está a la altura del resto de películas de este director.

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