Porco Rosso

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lunes, 19 de septiembre de 2011

CONAN, EL BÁRBARO de John Milius – 1982 – (“Conan, The Barbarian”)


El pequeño Conan contempla como su pueblo es arrasado y sus padres asesinados por los miembros de una misteriosa secta que adora a las serpientes. Esclavizado por sus captores, se acaba transformando en un brutal gladiador que lucha día tras día para divertirles. Una noche, sin embargo, Conan escapa para siempre y se convierte en un bárbaro sin amo. Acompañado por su amigo Subotai y por su amada Valeria, ambos también grandes guerreros, dedica su vida a la búsqueda de riquezas. Sin embargo, su existencia también tiene otro objetivo: encontrar a los que masacraron a su pueblo y acabar con ellos para siempre.


Productor, director y guionista, John Milius es un extraño caso dentro de la industria del Hollywood de la generación que saltó a la fama en los setenta (Spielberg, Scorsese, Coppola, Lucas, De Palma…), generación en la que le incluyen unos y de la que le sacan otros. Comenzó en el mundo del cine escribiendo guiones para grandes filmes o colaborando en su escritura, hecho que en su momento le dio un prestigio inmenso. La lista es bien extensa y destacada: “Harry, el Sucio”, “Las aventuras de Jeremías Johnson”, “El juez de la horca”, “Yakuza”, “Tiburón” o “Apocalypse Now”, así como los de las películas que dirigió. Un asunto se repite en su cine y en sus guiones con asiduidad: la historia de hombres que sobreviven, después de un pasado traumático, en un mundo salvaje o corrupto con un código ético y/o de honor propio. Su humor es cínico y muy negro en ocasiones, y sus obras están llenas de carga dramática y violencia lírica. Hay un sentimiento que su cine exalta por encima de todos: la amistad, la amistad como salvadora absoluta de los hombres que se mueven en estos ambientes hostiles.


Su estilo ha sido, en su primera etapa, de corte clásico, alejado de efectismos, aunque también ecléctico. Ha trabajado con géneros variados. Anunciado como una joven promesa de su generación, por desgracia no ha cumplido con estas expectativas. Sus obras, brillantes en sus primeros filmes, fueron hundiéndose progresivamente tanto en lo artístico como en lo comercial mientras que, además, acuñaban unas ideas y mensajes que con fundamento provocaron que fuera acusado de fascista. Debutó con el biopic negro “Dillinger”, tras el que vino una de sus grandes películas, “El viento y el león”, cinta de aventuras sobre el enfrentamiento entre oriente y occidente. Llegaron después el soberbio e inolvidable retrato juvenil generacional de surferos “El gran miércoles” (la mejor película de surf de la historia) y la genial “Conan, El Bárbaro”, filmes que terminaron de confirmarle como aquella mencionada promesa del cine. Sin embargo, toda su carrera comienzó a caer en picado tras ellas. Dirigió en 1983 la infame patriotada bélica “Amanecer rojo”, un delirio anticomunista absurdo que roza el puro surrealismo (Cuba y la Unión Soviética se unen contra los USA, que son salvados por un grupo de jóvenes patriotas de buen ver…Para llorar de risa y de pena). A Milius esta cinta le costó todo: le acusaron de fascista en todas partes y hasta le retiraron apoyos dentro de los propios USA. Llegó después el solvente drama “Adios al Rey” y la obra bélica de acción “El vuelo del Intruder”, que pasaron sin pena ni gloria. John Millius, dado de lado por el público y por gran parte de la industria, dejó de dirigir después, y aún no ha vuelto a ponerse tras una cámara. Es, de todas formas, uno de los creadores de la genial serie de TV “Roma”. Una lástima el caso de este prometedor cineasta.


El bárbaro Conan fue creado en 1932 por el escritor Robert E. Howard, el malogrado autor de las aventuras de otros famosos personajes del pulp clásico como Kull El Conquistador, Red Sonya o Solomon Kane y uno de los autores que iniciaron la moda de la fantasía heróica y de las historias de aventuras con espadas y brujería (para muchos el padre definitivo del género). Aunque en sus inicios fue muy criticado por los sabiondos miopes de siempre, Conan, como los demás seres de Howard, terminó siendo merecidamente uno de los grandes personajes de la literatura de todos los tiempos. Era de esperar que tuviera su correspondiente saga de filmes. El primero de ellos fue este excelente “Conan, el Bárbaro”, del malogrado John Milius, que, ayudado por Oliver Stone en el guión, supo trasladar a la perfección las aventuras del bárbaro a la gran pantalla respetando como pocas veces se ha hecho al personaje (en lo que es su esencia, ya que el discutido trasfondo no es del todo idéntico a los relatos de Howard e incluso el villano de la entrega, el mítico Thulsa Doom, es, al parecer, un enemigo de Kull el Conquistador y no del bárbaro cimmerio). Conan es un hombre que, coincidiendo con otros de Milius, vive, tras una infancia traumática y en un mundo oscuro, brutal y decadente, con un código ético y de honor propio y que reniega de cualquier religión (el filme parece ser un completo alegato antireligioso en el que el guerrero puro vence al sacerdote manipulador de masas por medio de la acción física para demostrar que los dioses no pueden hacer nada a los humanos si estos no se lo permiten -incluso existen escenas como la de la crucifixión que llegan a comparar al propio Jesucristo con Conan, que no es abandonado por sus amigos como sí lo fue el padre del cristianismo-).


Conan es, en casi todos los momentos del filme, un héroe neutral, casi un antihéroe por momentos, aunque con gran sentido de la amistad, del amor, del honor y de la lealtad, al igual que sus dos compañeros de andanzas. Esclavizado en su infancia tras la destrucción de su pueblo, vive para vengarse de los que lo hicieron y para hacerse rico, por lo que su existencia es un cúmulo constante de batallas y arriesgadas empresas. El filme está construído en base a fragmentos variados de sus aventuras de los relatos. Rodado en localizaciones casi desérticas o abruptas de España, sabe mantener el tono ambiental original con fidelidad: una Edad Media de fantasía en la que se mezcla lo maravilloso con lo puramente decadente, lo barroco y ostentoso con lo cutre, la violencia física vistosa con la sexualidad más morbosa y retorcida y la heroicidad romántica más exaltada con la suciedad de un mundo perverso y falto de valores que se tambalea peligrosamente ante el abismo. Conan es interpretado por un más que solvente y jovencísimo Arnold Schwarzenegger (por cuya futura carrera comercial nadie daba un duro en aquel momento). Le secunda un reparto carismático. Las escenas de acción son muy dinámicas, cargadas de fuerza y dramatismo, y el pulso narrativo es bueno alternándolas con momentos de humor negro y otros intimistas que ensalzan el amor o a la amistad en una tierra podrida. La banda sonora es otro punto que hay que destacar, a caballo entre primitiva y refinada, entre hermosa y brutal. Una genial película de aventuras. Lástima de segunda parte que tuvo y, lástima también, de los derroteros que tomó la carrera de su director. Y por supuesto, es una pena que su remake, en las salas en estos momentos, sea la infumable basura que es.

9 comentarios:

  1. He decidido volver antes de lo esperado. Asi que aqui tienen la saga de Conan :)

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  2. Digo lo mismo de siempre: ENORME film de Espada y Brujería, PÉSIMA adaptación de los escritos de Robert E. Howard. Basta un mínimo contacto con la obra del escritor texano para comprobar que Conan era algo más que un garrulo con espada y que la Era Hyborea era un complejo mapa donde las relaciones entre estados tenía una importancia capital.
    John Milius es uno de esos tipos que se echan de menos.

    Bienvenido Mr. Cinemagnific.

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  3. No se parece mucho al mundo howardiano, pero la peli es enorme, como bien dice usted y Kinski. Paul.

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  4. No he leído a Robert E. Howard pero me da la impresión de que esta película se basa más en lós cómics que se hicieron sobre sobre Conan que, por lo que decís, en los libros.

    Saludos.

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  5. Por desgracia tampoco se parece a los comics.

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  6. El remake de Conan lo tenía que haber protagonizado Jorge Sanz, que para eso se había empapado de la psicología del personaje haciendo de pequeño Conan en el rodaje aquí en España. Estoy seguro de que Arnold hubiera bendecido la decisión.

    Un saludo

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  7. Albricias que usted pueda en efecto actualizar el blog a pesar de estar perdido por Tanzania o por ahi. Y nada menos que con la saga Conan. Como es usted el maníatico que escapó de la continuidad espero con ansias las reseñas de "El Destructor" y sobre todo del mierdo estrenado este mismo año. Y ya que estás, podrías meterle mano a la patochada de "Red Sonja".

    Este es mi nuevo blog, parecido al antiguo pero re-empezado:

    http://elcarnavaldewolfville.blogspot.com

    Actualiza tus favoritos, porque el viejo Carnaval no me deja actualizarlo el señor blogspot. Aunque yo sospecho de Barrymoore.

    Un abrazo cooooooooooopppppssssss!!!

    Michael The Wolfville.

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  8. Una muy buena película, con una música soberbia. A destacar el final, en el que se dice mucho sin una sola palabra, y por supuesto la presencia apabullante del bárbaro Schwarzenegger, que parece sacado de los cómics de Ernie Chan o John Buscema. Saludos!

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  9. No se parecerá a la obra de Howard, pero es magnífica, hercúlea.

    Saludos

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