Porco Rosso

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viernes, 26 de agosto de 2011

LOS AMANTES DEL CÍRCULO POLAR de Julio Medem - 1998 - ("Los amantes del Círculo Polar")



Ana y Otto se conocen a los ocho años. El padre de Otto y la madre de Ana se casan y ellos pasan a ser hermanos. Una atracción muy poderosa se da entre ambos durante toda su infancia, una atracción que les acaba enredando en una apasionada historia de amor. Cuando la familia se disuelve, y por diversas y tristes razones, ellos se separan. Sin embargo, vuelven a encontrarse, años después, en las profundidades de Finlandia, en el mismo Círculo Polar… Es la hora de aclararlo todo, de volver al amor o de dejarlo caer ya tal vez para siempre.


Después de su más que notable debut con “Vacas”, Julio Medem se convirtió, poco a poco y gracias a una filmografía muy personal en lo estético (aunque en lo argumental sobrevaloradísima, creo) en uno de los directores más afamados dentro y fuera de España. A su ópera prima le siguió un filme que, opino, es una tremenda bazofia: “La ardilla roja”, tras la que llegó la irregular “Tierra” y la obra que comentamos, “Los amantes del Círculo Polar”, una de sus cintas de ficción mejor acabadas y la que le confirmó, definitivamente, como uno de los más reputados cineastas modernos. Sólo “Vacas” estuvo ambientada en el pasado de su amado País Vasco. El resto de sus películas hasta la fecha se han desarrollado en la actualidad y en localizaciones muy diversas, tanto de su tierra como de otras partes del mundo (su San Sebastián natal, pueblos de La Meseta, Madrid, Finlandia, islas mediterráneas, Nueva York, la norteamérica profunda, Roma…). En “Los amantes del Círculo Polar” encontramos expuestas todas las constantes de su cine posterior a “Vacas”: una historia de amor y de desamor apasionada hasta la catarsis protagonizada por unos personajes perdidos en su mundo interior (el del propio Medem) que se desarrolla en un ambiente onírico y de brillante y evocadora visualidad en el que los símbolos y las metáforas plásticas son constantes y decisivos. Ana (Nawja Nimri) y Otto (Fele Martínez), ambos de simbólicos nombres capicúa (como el propio MedeM), cuentan, cada uno, su propia versión de su historia de amor, la historia de ambos, de todos los años que pasaron juntos, de su separación y de su posterior encuentro, completando estas versiones de sus vivencias con sus sueños. Medem narra todo utilizando una estructura casi de cuento clásico (o de tragedia griega) y basándose en flashbacks, en avances y retrocesos constantes. Se muestra completamente objetivo desde que los protagonistas se conocen en su niñez hasta que se vuelven a “conocer” en su plena madurez, y mezcla en todo momento, además del pasado con el presente, la realidad con la pura fantasía. El azar es, una vez más, quien articula toda la trama y quien rige las vidas de los personajes, tanto de Ana y de Otto como de los que les rodean (los padres de ambos, que llevan una relación amorosa simultánea a la de sus hijos).


Los asuntos que trata “Los amantes del Círculo Polar”, además del amor, son, una vez más, el propio azar, la muerte, la búsqueda de la utopía (un lugar físico y emocional como el mismo Círculo Polar) y la búsqueda de la personalidad, que muchas veces viene reflejada en la persona a la que se quiere. El ambiente en el que se desarrolla la trama, fascinante, hermoso como pocos, onírico, delicado y a la vez amenazador, retratado en tonos fríos y azulados (y que sin embargo exudan una calidez extraordinaria) es, como siempre en el cine de su autor, uno de los aspectos más conseguidos de sus filmes y prácticamente un personaje más. Julio Medem logra desatar la emoción sin problemas en el espectador gracias a una intensidad dramática e intimista lograda a la perfección y a una violencia terrible que se esconde hasta en las acciones más nimias de los personajes, condicionados por un trágico sino. Hay, sin embargo, que ponerle peros a una obra que, de no ser por estos peros, podría haber sido redonda. Como casi todas las de Medem, tiene “Los amantes del Círculo Polar” un aspecto que considero que la hace perder muchos enteros: sus horrorosos diálogos, siempre barrocos, retorcidos hasta la asfixia, pedantes hasta llegar al nivel de la risotada y de la vergüenza ajena y pretenciosos hasta llegar a provocar la indignación del espectador. Julio Medem es uno de esos escritores que no se ha librado de esa terrible manía que tantos otros en España tienen: la manía de hablar por hablar, la manía que querer rizar el rizo en cada diálogo, la manía de intentar hacer cualquier frase poética y lírica cueste lo que cueste, la manía de querer a toda costa extraerlo todo de donde hay muy poco o nada. Este defecto hace que “Los amantes del Círculo Polar” no sea la gran obra que pudo haber sido, a pesar de ser una película muy destacada y personalísima. Este defecto lo llevaba Medem arrastrando desde “Vacas” y lo agudizó notablemente en “La ardilla roja” (infumable cinta de apestoso tufillo burgués) y en “Tierra”. Este defecto (junto al tufo burgués de su segunda obra) volvería a perderle en el rollo patatero de “Lucía y el sexo”, en la chorrada maniquea de "Caótica Ana" y en la pedantísima y tópica "Habitación en Roma". Desde "Los amantes del Círculo Polar" la obra del director vasco, para mi, cae en picado, y aún no se ha levantado.

7 comentarios:

  1. Lo mejor de Medem sin ninguna duda. El resto me parece totalmente sobre valorado y prescindible.Paul.

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  2. Es mi favorita de Medem. Haces un comentario acerca de los diálogos que es muy cierto. Y es que es muy difícil sostener una película intimista si el diálogo no es bueno. A Medem le pasa como a Shyamalan y otros directores, que con una historia que da para veinte minutos pretenden hacer una película de dos horas. Saludos!

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  3. !Habitación en Roma" es un insulto. Peca de intensa y al final te deja frío.
    Para mi, esta es la mejor de Julio Médem... "Tierra" me pareció un soberano tostón que me hacía perder la atención todo el tiempo.

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  4. Te gusta que te penetre un chimpance mientras te tira de los pelos de la espalda????

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  5. La pedancia en abundancia: pedofilia en familia.
    Una madre de puta madre.
    Esperma en tu cara de enferma.
    Uve

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  6. Más vale pájaro en mano que dentro del ano.
    Uve doble

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  7. Que enfermos que estáis, perras del Averno... X)

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