STARGATE de Roland Emmerich - 1994 - ("Stargate")

Nadie cree ni ayuda al doctor Daniel Jackson, que intenta demostrar sin cesar y sin reconocimiento que la antigua civilización egipcia está emparentada con una alienígena. Su suerte cambia radicalmente cuando le proponen trabajar en una base militar secreta en la que se intenta abrir una vieja puerta hacia otro planeta, el planeta del que supuestamente vienen los extraterrestres de los que él habla. Un terrible viaje va a empezar cuando, finalmente, consigan abrirla… Sin embargo, también van a encontrar un mundo maravilloso y único.


El alemán Roland Emmerich es uno de esos tristes casos de directores que no siendo norteamericanos se muestran más patrioteros que muchos de sus colegas que sí que lo son. Instalado plenamente en la industria de Hollywood y dedicado por completo al cine comercial familiar, su obra, en la que se encuentran numerosos bombazos de taquilla, se mueve entre películas divertidas e inmensos bodrios. En sus creaciones prima la espectacularidad colosalista cimientada en guiones simples y muy sencillos destinados a desarrollar los efectos especiales que los envuelven y a menudo empapados de un patrioterío ridículo. Sus personajes, habitualmente uniformes y sin demasiada hondura, suelen ser supervivientes natos, personas comunes sumergidas en situaciones terribles e inesperadas o patriotas trasnochados. Ha tocado muy diversos géneros y en su Alemania natal dirigió películas más personales que en los Estados Unidos. Debutó con la fantástica “El principito del Arca de Noé”, a la que siguieron el filme de terror “El secreto de Joey”, la comedia fantástica “El secreto de los fantasmas” y la cinta de ciencia-ficción “Estación Lunar 44”. Ya en los USA dirigió el filme de acción “Soldado Universal”, las películas de ciencia-ficción “Stargate” e “Independence Day”, el despreciable remake de “Godzilla”, la histórica “El patriota”, el filme de desastres “El día de mañana”, el filme de aventuras prehistóricas “10.000 A.C” y el nuevo filme de desastres "2012".


“Stargate” es una de las mejores películas de Roland Emmerich (la mejor me atrevería a decir, aunque llegar a serlo no es nada difícil) y una joyita del cine de ciencia-ficción y de aventuras de los años noventa que pienso que ha de ser reivindicada. La película narra la historia de un grupo de investigadores y marines (no patrioteros en este caso y por suerte) que viajan a un misterioso planeta en el que una cultura emparentada directamente con la de los antiguos egipcios vive en la ignorancia y en la superstición sometida por un alienígena milenario al que han de enfrentarse y que también habitó en la Tierra, la cual volvería a intentar dominar con gusto. “Stargate” es todo lo que son las películas de su creador: una trama simple y lineal en la que prima la espectacularidad por todo lo alto. Sin embargo, dentro de su género es una obra más que destacada, sin pretensiones de ningún tipo y verdaderamente divertidísima: interesa durante su primera parte y no decae desde que la acción empieza hasta que termina, mientras que tanto las interpretaciones de la pareja protagonista (Kurt Russell y James Spader) como la del villano (Jaye Davidson) son más que solventes y resultan muy carismáticas. El ambiente es otro punto a su favor, tremendamente evocador y con una cierta aura clásica entrañable (genial el vestuario y las armaduras de los soldados de Ra), así como los efectos especiales, que no llegan a acaparar todo el protagonismo en la obra. “Stargate” gozó de un éxito tal que pasó a convertirse en una saga mítica que hoy cuenta con novelas, series de televisión, series de animación e innumerable merchandising de todo tipo.