Porco Rosso

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miércoles, 15 de junio de 2011

LA CONCHA Y EL REVERENDO de Germaine Dulac - 1927 - ("La coquille et le clergyman")


El reverendo está muy preocupado: un superior le ha suplantado en el confesionario y ahora es él quien confiesa a las bellas jovencitas. El reverendo va a actuar contra él porque teme que le quite su tesoro más preciado: su preciosa concha, la cual guarda y cuida con celo y fervor sobrenatural. El plan del reverendo ya está en marcha… Pero las cosas no van a resultarle nada fáciles.


Una de las primeras cineastas de la historia fue la francesa Germaine Dulac, madre del surrealismo cinematográfico o, por lo menos, creadora de la primera película que se puede considerar surrealista: “La concha y el reverendo”. Mujer culta y rebelde, amante del cine, de la música y de la literatura y sufragista luchadora incansable por los derechos de las mujeres, fue, además de directora, guionista y teórica del séptimo arte, crítica de cine y teatro y fundadora y administradora de muchos de los grandes cineclubs del París de los años veinte y treinta. Su cine se mueve entre el impresionismo, el surrealismo, el dadaísmo, el cine abstracto y los documentales (tocó todos estos géneros), y también entre los, digamos, primeros videoclips de la historia, como el de Maya Deren (trasladaron ambas piezas musicales a imágenes). Germaine Dulac siempre persiguió, cuidando muchísimo la estética de sus filmes, preciosista a veces, onírica y sustentada en las metáforas plásticas y visuales como medio de expresión, cultivar un cine revulsivo en las formas, sugerente y transgresor en el contenido que, mediante las referidas metáforas, criticara la realidad de su momento o a la sociedad burguesa. Como otros autores de su época adscritos a los movimientos vanguardistas, Germaine Dulac buscó muchas veces cultivar un cine puro que renunciaba a la representación figurativa y a la narración literaria y que daba la mayor importancia al ritmo visual, al tiempo dislocado y a los argumentos desordenados, inexistentes o aparentemente inexistentes. Debutó rodando películas más convencionales hasta que por influencia del cineasta Louis Delluc se lanzó a crear un cine experimental que hubo de alternar siempre con obras comerciales. Destaca en su relativamente corta filmografía “La faete espagnole”, “La muerte del Sol”, “El Diablo en la villa”, “La invitación a viajar”, la comentada “La concha y el reverendo”, “Disc 927”, “Thèmes et variations” y “Cinegraphique sur un arabesque”. Murió en 1942.


“La concha y el reverendo”, cortometraje de treinta minutos, está reconocida por muchos (y no sin polémica) como la película fundadora del surrealismo cinematográfico, guionizada por el gran Antonin Artaud y rodada dos años antes que “Un perro andaluz” de Luis Buñuel y Salvador Dalí. Artaud consideraba que “si el cine no está hecho para traducir los sueños, entonces el cine no existe”, y narró junto a Dulac, en la mencionada clave surrealista y con un simbolismo oscuro pero más comprensible y abierto que otros, la historia de un reverendo perdido en un ambiente onírico que, al parecer, entra en conflicto con el voto de castidad y, al parecer (estoy contando lo que yo he interpretado) también entra en conflicto con un militar o uno de sus superiores (no queda del todo claro) que le roba a una bella y joven mujer que va a confesarse suplantando su personalidad, robando sus hábitos y los poderes de juez moral que “Dios le había otorgado”. La misteriosa concha que el reverendo guarda celosamente es un símbolo abierto a toda clase de interpretaciones: la castidad, el sexo femenino, el poder, la manipulación… El asunto que trata el filme creo que se podría también interpretar como una lucha por el sexo, un medio de control de la población muy poderoso, entre La Iglesia y El Ejército. ¿Qué pensais vosotros? “La concha y el reverendo” contiene algunas escenas eróticas que, como las de “Un perro andaluz”, se consideraron casi pornográficas en la época, escenas que por cierto son muy parecidas de un filme a otro. Al parecer, a Artaud no le gustó el resultado final de la dirección romántica y feminista de Dulac, por lo que ambos discutieron acaloradamente. El grupo surrealista tampoco aceptó la película en su seno, al igual que hicieron con “La sangre de un poeta” de Jean Cocteau. Hoy, “La concha y el reverendo” es una referencia obligada del cine de vanguardia de todos los tiempos y, sin ninguna dura, la primera película puramente surrealista de la historia.

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