TIERRA de Julio Médem - 1996 - ("Tierra")

El fumigador Ángel, hombre marcado por una violenta dualidad interior que condiciona toda su vida, acude a trabajar a una pequeña y dispersa población rural de la España profunda en donde ha de acabar con una plaga de cochinilla. Allí, conoce a dos mujeres: la tímida y casada Ángela y la descarada y soltera Mari. Con ambas empieza una compleja relación; con ambas y con todos los que las rodean a las dos en el lugar. Ángel va a aprender mucho de su dualidad en este paraje.


Película sobre la dualidad en todos los aspectos, "Tierra" fue la tercera obra de Julio Medem, una disgresión metafísica que se aparta de sus dos primeros filmes (los dramas histórico y de relaciones personales "Vacas" y "La ardilla roja") y que no ha vuelto a repetirse en la filmografía del donostiarra, que se volcaría definitivamente a partir de "Los amantes del Círculo Polar" en el drama de relaciones al estilo de la mencionada "La ardilla roja". En "Tierra" también hay relaciones humanas, pero vistas desde el mencionado prisma metafísico. Su protagonista, un buen Carmelo Gómez, representa toda esta dualidad: bien y mal, amor y sólo sexo, perfeccionismo y humanidad, vida y muerte, infancia y madurez, realidad y ficción y, por supuesto, dos amores diferentes; dos mujeres diferentes. En un ambiente onírico de la España central profunda excelentemente representado (la fotografía de Javier Aguirresarobe se merece una matrícula de honor) que posiblemente sea el mejor de los ambientes de todos los filmes de Médem, Ángel (llamado así por esta misma dualidad) se desarrolla y desarrolla a los demás personajes (bien enterpretados por un elenco secundario bien elegido, aunque la actuación de Silke aparece forzada a veces, pienso) hasta descubrir que no puede vencer a la dualidad pero que sí puede aprender de echa y aprovecharla. Esto es, por lo menos, lo que yo entiendo por la trama y el mensaje del filme, que vienen aderezados con un retrato de ciertos tintes críticos de la España profunda y rural. Cargada de símbolos y de cierto realismo mágico marca de la casa, "Tierra" tiene, sin embargo, todos los fallos de los filmes de Médem, fallos que la hacen ser una película a todas luces muy irregular y desperdiciada: los diálogos pretenciosos, pedantes y finalmente vacíos y la poesía barata y forzada.


El director vasco tiene un problema, a mi parecer, que se ha ido agudizando poco a poco hasta llegar a los niveles insufribles de las horrorosas "Lucía y el sexo", "Caótica Ana" y "Habitación en Roma" (muchos no lo compartirán, pero para mi son tres bodrios infumables): en su búsqueda del lirismo a toda costa y en su alejamiento de la sencillez, algo que parece que le repele (a veces la poesía está en lo más simple y sencillo) termina cayendo en el barroquismo más vulgar y tontorrón (el la mencionada pedantería), barroquismo que para colmo envuelve algo a menudo vacío o por lo menos no tan profundo como parece en un principio (porque por ejemplo, en el caso concreto de "Tierra", Médem tampoco está descubriendo la pólvora en el mundo de la filosofía con su visión de la dualidad del ser humano, efectiva y coherente pero ni de lejos tan hondísima como parece debido a los defectos antes mencionados). Médem es un buen autor de ambientes y un hombre creativo con la cámara, pero no es un buen guionista por estas razones, y por eso "Tierra" es una película para mi fallida. También lo era "La ardilla roja" y también lo son casi todas sus obras posteriores de ficción.