Porco Rosso

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jueves, 3 de marzo de 2011

VIDOCQ de Pitof - 2001 - ("Vidocq")


París. 1830. Vidocq, el detective más famoso de la ciudad, ha sido asesinado mientras investigaba unas extrañas muertes por un misterioso monstruo que, según cuentan, porta una máscara con un espejo. Su biógrafo, el joven periodista Etienne Boisset, pone en marcha una investigación para averiguar lo ocurrido. Le acompañan y le informan los amigos y conocidos del policía fallecido. Pronto, el enigma los envuelve. Y también el peligro.

El francés Pitof es un genial creador de efectos especiales entre cuyos trabajos se cuentan los de “Delicatessen”, “La ciudad de los niños perdidos”, “Alien. Resurrección”, “Juana de Arco” o los de entregas de las aventuras fílmicas de “Asterix y Obelix”. Es prontísimo para valorar su carrera como director completo, ya que mientras “Vidocq”, su debut, es una película apreciable, su segunda creación es una de las mayores bazofias de los últimos años: “Catwoman”. Por otra parte, su tercera película, "El dragón y la princesa", filme para niños para la televisión, no es tampoco una gran maravilla. Todavía puede recuperarse con su cuarta cinta… O hundirse aún más.


“Vidocq”, basada en las aventuras de un personaje real muy conocido en su país, fue una de las más sonadas apuestas de la industria del cine de Francia para competir con la de los Estados Unidos por medio de la presentación de productos que siguen las reglas básicas del cine comercial norteamericano pero que no por ello pierden su “personalidad europea”. La fórmula, de un variable éxito y aplicada en otros países como España con irregulares resultados tanto artísticos como comerciales (con cintas como “La gran aventura de Mortadelo y Filemón” y su horrenda secuela o la fallida “Alatriste”) intenta acercarse a los públicos más genéricos y que normalmente no se sienten atraídos por un cine de autor demasiado severo. “Vidocq” es una más que aceptable y dignísima combinación de thriller y de filme de acción que presenta una estética llamativa como pocas y visualmente desaforada que a algunos encantó y que otros odiaron. La historia es bien simple y sigue un camino lineal: un joven periodista ha de averiguar la identidad de un asesino con una extraña máscara de espejo que supuestamente ha acabado con la vida de Vidocq, uno de los mejores detectives de París. A través de esta ciudad, representada como un lugar tan apasionante como pesadillesco, el escritor conoce a los amigos del fallecido investigador y a los que han conocido o dicen conocer a su asesino y, junto al espectador, va atando cabos hasta descubrir la verdad… Una sorpresa que no está mal ideada. Como he comentado, la intriga sigue un curso completamente recto, por lo que la sigue sin ningún problema cualquier tipo de espectador. Se alternan dos líneas de acción: la del chico que busca la verdad sobre la muerte de Vidocq y la del propio Vidocq cuando supuestamente estaba vivo (presentada en un flashback constante). Junto a ellas, una tercera línea se separa para mostrar los descubrimientos de otros personajes. La trama termina de quedar aderezada con ágiles y bien colocadas escenas de acción y de lucha (inspiradas algunas por videojuegos) que imprimen un ritmo a veces frenético. La ambientación es tal vez lo más logrado de “Vidocq”, muy en la línea de la de creadores como Marc Caro (“Delicatessen” o “La ciudad de los niños perdidos”), que ha colaborado en el filme, o el mismo Pitof. La París convulsa de la época aparece representada con un aire romántico y onírico surcado por sombras oscuras. Se pasa sin cesar de hermosos palacios o de escenarios al aire libre a callejones oscuros, estancias ambiguas, catacumbas y caserones decadentes. La estética, con un tono siempre de falsedad teatral muy original, bebe del vodevil, del guiñol más esperpéntico y de las reglas escenográficas del mencionado teatro, además de pinturas de autores como Moreau. Los personajes, solventemente interpretados, son estrambóticos o por lo menos siempre particulares, por lo que acentúan esta sensación. El París de “Vidocq” se asemeja al Londres más tópicamente siniestro… Pero sin perder en ningún momento su idiosincrasia francesa. Peca, eso sí, el conjunto, de cierto efectismo desmedido y facilón, pero en ningún momento llega a ser este efectismo molesto para la narración (el empaque visual de la película recuerda al de producciones como "300" de Zack Snyder o la serie "Spartacus", ambas tan alabadas como odiadas por dicho empaque). “Vidocq” es una película comercial más que digna y que intenta siempre mantener una cierta personalidad artística e incluso por momentos algo innovadora.

2 comentarios:

  1. Mensaje para Héctor: No tengo página de Facebook. Y no puedo acceder a tu perfil :7

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  2. A mi me pareció cojonuda, ni efectista ni nada, o como mucho todo lo efectista que tenía que ser. ¿Que ha sido de este Pitof?, prometía bastante..

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