Porco Rosso

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jueves, 17 de marzo de 2011

SUPERMAN IV. EN BUSCA DE LA PAZ de Sidney J. Furie - 1987 - ("Superman IV. The Quest For Peace")


El mundo está al borde de la Tercera Guerra Mundial. La URSS y los USA, a pesar de sus constantes reuniones, no llegan nunca a un acuerdo y la tensión entre ambas potencias va a estallar en cualquier momento. Para remediar esto, Superman se presenta en la ONU y anuncia sus propósitos: destruir todas las armas nucleares del planeta, tanto las del este como las del oeste. Sin embargo, ha de enfrentarse a un contratiempo: Lex Luthor ha vuelto a escapar de prisión y está sembrando la discordia entre las naciones de la Tierra para que estalle el conflicto armado. Además, ha creado a un monstruo para que acabe con Superman de una vez por todas: Nuclear Man, un hombre nuclear con una fuerza sobrehumana y comparable a la del hombre de acero. ¿Podrá éste salvar el mundo de su destrucción?

No comenzó mal su andadura en el séptimo arte el canadiense Sydney J. Furie. Con un estilo parecido al del Free Cinema Inglés, debutó, en sus inicios en la propia Inglaterra, con películas de tono social como “Los chicos de cuero”, drama sobre moteros rebeldes con conflicto homosexual encubierto, a la que siguieron, ya en Hollywood, aceptables propuestas comerciales como el exitoso thriller “Ipcress”, el western “Sierra prohibida”, el nuevo thriller “Atrapado”, el filme judicial “El abogado”, el biopic de la cantante Billie Holyday “Lady Sings the Blues”, la bélica “Los chicos de la Compañía C” o la cinta de terror “El Ente” (una de sus grandes películas y uno de los míticos clásicos del género de todos los tiempos). Ahí, extrañamente, se quedó todo. Furie entró en un tremendo e inexplicable declibe artístico y hasta comercial. Quedó, poco a poco, relegado al rodaje de cintas de bajo presupuesto, de remakes, de terceras y cuartas partes de grandes sagas, de películas patrioteras y demagógicas, de estrenos que van directos al mercado del vídeo y, al parecer, hasta de guiones desechados. Sus siguientes títulos, rodados entre Estados Unidos y Canadá, lo dicen todo: “Águila de Acero”, “Superman IV: En busca de la paz”, “Águila de Acero II”, “Todo por mi chica”, “Punto de Impacto”, “Águila de Acero IV”, “La ciudad del crimen”, “En su propia defensa”, “The Collectors”, “La Hermandad”, “Una rockera de cuidado”, “Corrupción al límite” y “American Soldiers”.


Después del fracaso de crítica de la horrenda “Superman III”, Christopher Reeve aseguró que no volvería nunca más a encarnar al personaje que le había hecho famoso, pues no quería encasillarse (aunque por desgracia para él acabó irremisiblemente encasillado como el superhéroe). Como la moda de Superman no había aún terminado, pues todavía estaba fresca comercialmente la entonces trilogía, la Warner decidió encargar a Jeannot Szwarc (irregular director de “joyitas” como “Tiburón II” y de cosas más apreciables como “En algún lugar del tiempo”) el rodaje de la horripilante “Supergirl”, que apareció en 1984 interpretada por Helen Slater y con Faye Dunnaway como la villana de turno. No tuvo el éxito esperado, y, finalmente, se acordó rodar la cuarta entrega de la saga de Superman. Reeve volvió a su papel a pesar de lo que aseguró (un aumento de sueldo puede con casi todo), y también volvió Gene Hackman a interpretar a Lex Luthor (otro aumento de sueldo). La película fue encargada a Sidney J. Furie, que por entonces no había empezado su declive artístico y comercial pero que ya tenía puesto un pie en la mediocridad. El resultado es deplorable, no tan deplorable como el de “Superman III” (gracias a que se eliminó el irritante humor de esta tercera parte y, sobre todo, el despreciable personaje de Richard Pryor), pero deplorable después de todo. El guión, escrito para niños pequeños y bastante demagógico, pone a Superman a mediar entre los USA y la URSS mientras que Lex Luthor conspira para que estalle la Tercera Guerra Mundial. Ni Reeve ni Hackman se creen ya sus respectivos papeles: se les nota cansados de sus personajes, excesivamente gesticuladores y, por momentos, incluso patéticos. Se les nota demasiado que se toman la película como un trabajo de encargo que les va a proporcionar dinero para otros proyectos. Las escenas de acción son realmente malas, e incluso los efectos especiales han empeorado. Ningún personaje aporta nada, ni tampoco el horrible nuevo villano: Nuclear Man, una suerte de He-Man estúpido (realmente se parece mucho) que sólo sabe berrerar y destrozarlo todo. El filme dura, además, unos escasos noventa minutos. Realmente, da la sensación de que “Superman IV” es un capítulo de una serie de televisión sobre Superman, no la cuarta entrega de una saga que destrozaron impunemente. Tal vez sea una cinta más aguntable que la tercera parte porque falta ese detestable humor que la hizo tristemente célebre e, insisto, ese secundario cómico encarnado por el mencionado y en aquella terrible Richard Pryor. Sin embargo, no deja de ser lo que es: una bazofia, un triste colofón para una saga que tuvo que esperar casi veinte años para volver a surgir con una mínima calidad de la mano de Bryan Singer y su injustamente infravalorada y vilipendiada "Superman Returns". Después de “Superman IV”, Christopher Reeve sufriría su famoso y desgraciado accidente que le dejó en una silla de ruedas hasta su muerte, el 10 de octubre de 2004.

2 comentarios:

  1. Gran bodrio, muy grande, indigno para cerrar la saga...

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  2. Horrible basura de película, aunque de hecho tengo muchísimo tiempo sin ver las primeras dos películas de Superman, que supuestamente son las buenas, y no lo dudo aunque ya recuerdo muy poco. "Superman Returns" fue un intento respeable, pero a mi manera de ver también se queda corta como una película sólida del superhéroe.

    Saludos

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