Porco Rosso
jueves, 6 de enero de 2011
EL GABINETE DEL DOCTOR CALIGARI de Robert Wiene - 1919 - ("Das Kabinett des Doktor Caligari")
A la pequeña ciudad alemana de Holstenwall llega una feria ambulante cargada de variedades y los dos jóvenes estudiantes Francis y Alan acuden a ella en busca de diversión. Allí, en una de sus carpas, conocen al Doctor Caligari, un hombre extraño y siniestro que les predice que Alan aparecerá asesinado al día siguiente. Efectivamente, Alan es apuñalado durante la noche para el horror de Francis, que comenzará una investigación para dar con el asesino de su amigo... Y el primer investigado será el propio Doctor Caligari, que le sumergirá en un infierno del que no podrá escapar.
En 1920, tras haber cuajado en las artes plásticas y en la literatura, el Expresionismo Alemán tuvo su gran disparo de salida en el cine con el estreno de “El gabinete del Doctor Caligari” de Robert Wiene. Frente a la fidelidad al mundo real que algunos autores desarrollaban ya en la época superando el primer cine fantástico de Georges Méliès (David W. Griffith ya había cambiado la narrativa con “El nacimiento de una nación” e “Intolerancia” y dos años después de la película comentada se estrenaría el gran documental realista de la época, “Nanook, el esquimal”, de Robert J. Flaherty), el expresionismo imponía la interpretación subjetiva de la misma realidad implantando la evasión hacia el mundo de la mente, de la imaginación y de los sueños para escapar del duro momento de la posguerra europea (que en Alemania, la cuna del movimiento, fue especialmente dura y brutal a causa de la humillación que el país sufrió tras la Primera Guerra Mundial) o para reflejarlo por medio de la deformación de los escenarios y de los personajes, cuya psicología compleja y atormentada se exhibía en unos objetos simbólicos y mirados con lupas deformadoras y en unos paisajes oníricos, retorcidos y oscuros, llenos de sombras y de luces extrañas y amenazantes y cargadas de contrastes (muchas veces directamente pintadas en los decorados). Dirigida por el olvidado y poco destacado Robert Wiene, “El gabinete del Doctor Caligari” vuelve al estilo del mencionado Georges Méliès (incluso resulta ser un filme tremendamente teatral y alejado de la narrativa moderna que ya usaba Griffith salvo por escasos recursos novedosos como el “flashback dentro de un flashback”) para narrar una historia que retrata a la triste Alemania de la República de Weimar, una Alemania miserable en la que la escenografía modevilesca de Hermann Warm, Walter Roehrig y Walter Reimann (magistral, soberbia e inolvidable) se dislocaba y se retorcía hasta límites insospechados para dar rienda suelta a las mentes delirantes de sus personajes, el malvado Doctor Caligari, su esclavo hipnotizado Cesare y el héroe predestinado a la locura Francis, que irónicamente es, desde el manicomio, el narrador de la historia (guionizada por Carl Mayer y Hans Janowitz con ideas del mismo Fritz Lang, al que en un principio se le ofreció dirigir el filme) y que por ello coloca al espectador en una disyuntiva sobre la justificación misma del estilo expresionista, en la mente del mismo espectador, del propio protagonista y de la película en sí misma. Esta imprescindible fábula de terror fue uno de los más grandes éxitos de la historia del cine alemán: fue exhibida ininterrumpidamente en un mismo cine de París desde 1920 hasta 1927, un récord que sólo superó la película erótica “Emmanuelle” en 1974. Con ella despegaba gran parte del cine de horror moderno. Además, supuestamente, aunque esto es dudoso, escondía el filme ya una alegoría sobre el control de la mente del pueblo por parte de grupos como los Nazis, que llegarían al poder en 1933 desatando todo el horror que ya conocemos. ¿Qué piensan de ello?
El algo impersonal artesano alemán Robert Wiene dirigió muchas películas, pero realmente sólo consiguió destacar con su gran obra maestra, “El gabinete del Doctor Caligari”, que ofuscó a casi toda su anterior y posterior carrera. Murió de un cáncer en París en 1938 exiliado tras la llegada de Adolf Hitler al poder en Alemania.
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¡Vaya, por fin la película que medio bautiza este blog! (creo que yo tengo parte de culpa con la otra mitad) ;)
ResponderEliminarEstá en mi lista de pendientes, asi que mi comentario de hoy es very soso, sorry :(
El dia de navidad me pasó algo curioso, nene. Te invito a pasar por mi eco-blog y descubrirlo (te lo puedo contar por phone pero no tiene la misma gracia).
Kisses gabineteros ***
Buf, llego tarde a esta entrada, vaya... sea como sea, me alegro que la comentes, y de forma tan buena. Mi amo el sr. Caligari no me deja hacer spam, así que no te enlazaré al comentario que sobre esta película hice yo en mi blog.
ResponderEliminarSobre la película como visionaria del régimen nazi... yo tomo esa idea con pinzas. Obviamente en 1919, cuando se trabajó en esta película, era imposible predecir el futuro de Alemania, que estaba en puro caos. Podían ser los comunistas, podía ser cualquiera el que impusiera su poder en Alemania. Por otro lado, hay demasiadas cosas en esta obra de arte que fueron reflejo de aquella Alemania, y en aquella Alemania ya incubaba muchas de las cosas que hicieron posible lo que vino después. Para los estadounidenses esta película era actractivamente perversa, pero un producto decadente de la decadente y destrozada Europa.
Predijera o no predijera, gran película inmortal.
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