martes, 26 de mayo de 2015
MAD MAX II. EL GUERRERO DE LA CARRETERA de George Miller - 1981 - ("Mad Max II. The Road Warrior")
La Tierra ha sido sacudida por un desastre de proporciones inmensas que ha dejado a la raza humana en un estado de salvajismo y luchando por su vida entre las ruinas de la civilización. Los bienes más preciados son el agua y la gasolina, y hombres y mujeres se asesinan mutuamente por ellos y se organizan en brutales tribus. En este ambiente, un grupo de personas todavía cree sin embargo en un futuro mejor. Por desgracia, viven constantemente asediados por la banda de Humungus, un terrible señor de la guerra. En el camino de ambos grupos se cruza un hombre que va a cambiar muchas cosas... Se llama Mad Max.
"Mad Max II. El guerrero de la carretera", la continuación de la ultraexitosa "Mad Max. Salvajes de la autopista" (que en un principio se estrenó sólo en Australia pero que debido a su brutal taquillazo pasó a los cines del resto del mundo al año siguiente), fue la película que verdaderamente representó el futuro post-apocalíptico que se popularizó tanto en los años ochenta y más allá gracias a esta saga. En la primera cinta de la serie, el mundo estaba sumido en el caos y en la violencia pero la civilización se mantenía más o menos todavía a flore: en éste, ha ocurrido alguna catástrofe nuclear y las ciudades están abandonadas, los hombres luchan entre ellos como tribus salvajes y los bienes básicos escasean en un desierto lleno de ruinas y de carreteras peligrosas. "Mad Max II" fue la película australiana más cara de su tiempo y cosechó un éxito sin precedentes en todo el mundo. Mel Gibson repitió el papel con idéntico carisma y su fama se siguió acrecentando (y a partir de aquí pudo dar el salto en condiciones a Hollywood) y sus escenas de acción, realizadas sin efectos especiales y verdaderamente espectaculares e imaginativas, marcaron a generaciones enteras. Quedó una vez más colgado el argumento, bastante simple y flojito, con villanos con no demasiado carisma y con personajes poco desarrollados (el propio Mad Max no tiene mucho despliegue de trama). Es un error del filme, pero, sin embargo, a pesar de todo el conjunto funciona como cóctel explosivo de acción y, además, su ambientación punk, sexualmente ambigua y sexy incluso, es una delicia total y absoluta y está clarísima su influencia en miles de películas posteriores y en cómics, videojuegos o novelas.
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