Porco Rosso

Porco Rosso

jueves, 6 de diciembre de 2018

LOS PINGÜINOS DE MADAGASCAR de Simon J. Smith - 2014 - ("The Penguins of Madagascar")


Durante la gran fiesta en el vagón del tren del circo, los pingüinos Capitán, Kowalski, Rico y Soldado se meten en uno más de sus líos y acaban descubriendo una terrible conspiración mundial... Que quiere acabar con todos sus compatriotas a lo largo del planeta. De ellos depende el destino de todos los pingüinos. Sin embargo, y por suerte, no van a estar solos ante el peligro...


Todas las compañías de animación tienen su parte fagocitaria, y parece injusto decirlo de Dreamworks cuando está ahí Disney comiéndose franquicias a lo bestia y vendiendo merchandising desde hace montones de décadas como si no hubiese un mañana, pero es que lo que Dreamworks hace a veces es de traca. "Los Pingüinos de Madagascar" es un "spin-off" de los secundarios cómicos de esta saga manoseada, secundarios cómicos que ya tuvieron una serie previa. Y como en "Cars II" en 2011 Pixar hizo un homenaje a las películas de espías de rollo James Bond, pues en 2014 el estudio de "Shrek" hace lo mismo con esta cinta y santas pascuas (y no es que "Cars II" fuese una maravilla: es de lo peorcito de Pixar con mucha diferencia, por cierto). Tenemos lo esperable: una aventura de los pingüinos donde ya explotan sus chistes a mansalva y, la poca gracia que ya les quedaba en "Madagascar III", la pierden del todo. Son cansinos, pesados, repetitivos. Y se enfrentan a un pulpo malévolo que odia a los pingüinos con la ayuda de unos secundarios nuevos que son una orden de animales agentes secretos que ayudan a otros animales con problemas. Originalidad cien por cien, claro. Todo ello con una trama típica y tópica, predecible, desganada como siempre en esta saga, con algún chiste aislado con cierta inteligencia y paren ustedes de contar. "Los Pingüinos de Madagascar" es merchandising cinematográfico puro, es pasar la gorra con el peor de los descaros y sin ningún cariño. Pura fagocitación sin originalidad y con abulia. Qué poca vergüenza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario