Porco Rosso

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jueves, 1 de marzo de 2018

PODER ABSOLUTO de Clint Eastwood - 1997 - ("Absolute Power")


Luther Whitney es un ladrón de guante blanco profesional que una noche entra en la mansión de un gran magnate que se encuentra de vacaciones en el Caribe con la intención de desvalijarla. Pero, inesperadamente, alguien aparece por el lugar... Y Luther se esconde. Y es testigo de un hecho terrible...


Clint Eastwood, en la cresta de la ola en 1997 (de la que no ha bajado salvo en contados momentos), entregó aquel año dos películas. Una, estrenada en noviembre, muy personal y anticomercial: "Medianoche en el jardín del bien y del mal". Otra, estrenada en febrero, más típica, pero igualmente excelente: "Poder absoluto". Ésta es la que nos ocupa. Cada vez más curtido, el actor y director, que ya tiene a sus espaldas a finales de los noventa una carrera asentadísima y grandes obras maestras en su filmografia, sabe tomar un thriller comercial de argumento normalito que en manos de otro habría sido predecible y darle una vuelta de tuerca para crear una solvente fábula política. Tras un prólogo antológico, que remite al mejor Alfred Hitchcock, se despliega una oscura trama de corrupción alrededor de unos personajes con carisma e interpretados con genialidad. Eastwood clava su papel, y también Ed Harris, y Laura Linney, y Scott Glenn, pero sobre todo es un Gene Hackman maravilloso el que aquí deslumbra dando vida a un presidente de los Estados Unidos completamente podrido, canalla, cabrón, populista e hipócrita. En fin, algo que en este país han tenido ya varias veces. Con un ritmo trepidante, con escenas de acción perfectas, con momentos de tensión clavados, con un desenlace magistral y con críticas políticas que tal vez no sean extremadamente profundas pero sí extremadamente certeras, Clint Eastwood se saca de la manga una lección más de cómo hacer cine comercial. Tiene algunos fallos "Poder absoluto", no voy a decir que no. En especial, es muy extraño y choca mucho ver a un presidente de los Estados Unidos tan poco protegido en general. Parece más bien un mafioso, no alguien que dirige a la primera potencia mundial. Es muy fácil pillarle, la verdad, y esto no está especialmente bien pensado. Pero quitando esto, la película es notable y, además, muy, muy entretenida. "Poder absoluto" no es una de las creaciones magistrales de Clint Eastwood, pero sí que es una obra más que demuestra que este hombre se enfrenta a todo lo que le echen y que casi todo lo lleva a buen puerto.


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