Porco Rosso

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lunes, 18 de diciembre de 2017

GREMLINS de Joe Dante - 1984 - ("Gremlins")


Es Navidad en la pequeña ciudad de Kingston Falls y Rand Peltzer, inventor, ha vuelto de Nueva York con un regalo para Billy, su hijo: un mogwai, un pequeño y extraño animalito que ha comprado en una tienda de antigüedades oriental. Billy se encariña rápidamente con él y le llama Gizmo, y ambos se convierten en grandes amigos. Sin embargo, Gizmo es un ser que esconde grandes peligros...


Aunque se ha ido devaluando con el tiempo, Joe Dante fue uno de los directores comerciales más interesantes de los años ochenta. Se especializó en la comedia, la ciencia ficción y la fantasía, y entregó grandes éxitos en esta década  y en la siguiente. Como he dicho, su imaginación ha ido perdiendo fuerza y hoy, tristemente, lo estamos viendo en unas películas bastante lamentables. Su filmografía se compone del documental "The Movie Orgy", de la comedia "Esas locas del cine", de los filmes de terror "Piraña" y "Aullidos", de la comentada "Gremlins" y su secuela, de la comedia de aventuras "El chip prodigioso", de las comedias "No matarás... Al vecino" y "Matinee", de las películas de aventuras "Pequeños guerreros" y "Looney Tunes: De nuevo en acción", del filme de terror "Miedos 3D" y de la comedia negra "Enterrando a la Ex". También ha trabajado en numerosas series de televisión.


"Gremlins" es una de esas películas tan curiosas de la década de los ochenta que conjugaba la comedia de aventuras para públicos jóvenes con inesperadas escenas de violencia y brutalidad y con un humor negrísimo (algo parecido a lo que pasaba en "Indiana Jones y el Templo Maldito", la más "rara" con diferencia de su cuarteto). Joe Dante, producido por gente como Steven Spielberg y con un guión de Chris Columbus, dirigía en la primera mitad de esta década un cuento navideño con moraleja sobre la responsabilidad y el cuidado de los animales muy pero que muy particular. Mezclaba la aventura, el terror, la comedia, el filme de adolescentes y hasta el mencionado cuento de Navidad con los gremlins que dan título al filme, unos bichitos adorables capaces de transformarse en las peores y más bestiales criaturas imaginables. Todo era pulp: desde el diseño de los bichitos (un trabajo artístico de matrícula de honor de Chris Wallas con un carisma insuperable) hasta su propietario original (un oriental tópico que parecía sacado de alguna producción de serie B de Hong Kong) pasando por los gags sangrientos e incluso escatológicos. "Gremlins" es una película bastante asquerosa: hay moco por todas partes, apuñalamientos, gremlins encerrados en un horno o en una batidora, mutaciones repugnantes. Curiosamente, los Gremlins no llegan a matar a nadie, solamente a los personajes "malos". Aunque eso no impide que sean unos hijos de la gran puta de mucho cuidado, destructores de todo lo que encuentran y con un sádico sentido del humor. Los personajes eran divertidos, en especial el inolvidable Gizmo, rey del merchandising de aquellos años y todavía hoy. Y las escenas de acción, que homenajeaban al slasher, eran trepidantes e imaginativas, mientras que los mencionados gags siguen siendo hoy totalmente desternillantes. "Gremlins" es una película hecha con encanto, que mezcla géneros e influencias sin prejuicio ninguno, y que, sin pretensiones, está bien hecha, pero bien hecha de verdad. Por eso es tan mítica y por eso fue un exitazo. Además de su tardía secuela, tuvo montones de imitaciones, también muy conocidas (la más famosa es "Critters", aquellos erizos espaciales que llegaron a tener hasta tres continuaciones), pero con mucho menos carisma y que se basaban esencialmente en ser copias cutres de estos bichos pero con un toque más sangriento.


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