Porco Rosso

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jueves, 28 de septiembre de 2017

LA CURA DEL BIENESTAR de Gore Verbinski - 2017 - ("A Cure for Wellness")


Lockhart, un joven y brillante ejecutivo de una gran empresa norteamericana con un gran futuro por delante, es enviado a un apartado castillo-balneario de los Alpes, en Suiza, para traerse de vuelta a los Estados Unidos al CEO de su grupo, que no se quiere marchar del lugar y que parece haber sido víctima de una grave crisis mental. En el centro de curación, idílico y sosegado, Lockhart empieza a sospechar que ocurre algo siniestro... Pronto, se mete en problemas.


Sorprende para bien que un director habitualmente muy comercial como Gore Verbinski trate de hacer de vez en cuando filmes personales que traten de alcanzar el estatus de filmes "de autor". Lo logró con la bastante sorprendente "El hombre del tiempo" (la cual he de revisar y colgar en este blog) y con la particular "Rango", y aunque volvió a la pirotecnia con "El Llanero Solitario" en 2013, este 2017 ha intentado hacer una película de terror de corte social con "La cura del bienestar", que desgraciadamente es fallida, muy fallida, y finalmente desastrosa. El filme comienza como un retrato mordaz de esos ejecutivos locos y enfermos del trabajo que viven para sacar dinero de todas partes y que no tienen escrúpulos. Luego, ponemos a uno de estos ejecutivos, con trauma incluido, en un balneario perdido en las montañas suizas donde todo da mal rollito y donde parece estar urdiéndose una conspiración (real o en la mente del protagonista). Luego, todo se va de madre, y el guión acaba teniendo agujeros por todas partes, escenas directamente mal hechas y un final de vergüenza ajena. Un protagonista que va investigando por el lugar donde le retienen como Pedro por su casa y que averigua cosas chungas que nadie debería saber pero al que nadie le pone ni vigilancia ni un pestillo en su cuarto. Es más, llega a ser un problema grave para la organización del internado, pero a ellos les da igual: lo dejan en su habitación con la puerta abierta y con todas las comodidades para que pueda joderles y no pasa nada. De vez en cuanto lo torturan y nos meten alguna escena desagradable, pero ya está. Después tenemos a unos villanos que son tontos del culo a niveles galácticos y que elaboran unos planes que dan lastimita y que resultan hasta ridículos y sonrojantes (el baile del final es para correr a tiros al guionista). Y también hay un pueblo de paletos asustados que parecen saber mucho del misterio del castillo pero que pasan tres kilos de todo, aunque son antipáticos y buscan bronca de bareta a veces no sé con qué objetivo, la verdad.


La trama de este infame despropósito salta de un lado a otro colocando para colmo escenas que no vienen a cuento o que descolocan, olvidando personajes y volviendo a sacarlos al tun tun, y rellenando los huecos con onirismo del cutre o con gore del malo. Y no olvidemos la pedantería: "La cura del bienestar" trata encima de ir de disección moral del ser humano, pero finalmente no es nada salvo una colección de incongruencias adornada con diálogos pretenciosos que solamente esbozan pamplinas. Al final, ni hay crítica a los tiburones empresariales, ni hay intriga bien resuelta, ni hay terror, ni hay nada coherente. Los actores tratan de salvar los muebles, pero les cuesta, porque en la última media hora de película (que la broma encima dura dos horitas y treinta minutitos de nada) todo lo que hacen resulta ridículo. Buenas intenciones por todas partes y un desarrollo apestoso nos ofrece Gore Verbinski en este nuevo intento de hacer un cine comercial diferente. Se queda en intento. Y ni en eso. Lástima, pero con tantos errores, tantas lagunas, tanta pedantería vacía y tanta gilipollez no hay manera. Un cero patatero y hediondo.


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