Porco Rosso

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martes, 15 de agosto de 2017

MAGIA A LA LUZ DE LA LUNA de Woody Allen - 2014 - ("Magic in the Moonlight")


Francia. Años veinte. Stanley Crawford es un mago que no cree en la magia y que piensa que todo, absolutamente todo, tiene una explicación racional. Cínico y nihilista, disfruta destapando los timos de otros magos farsantes y charlatanes. Stanley tampoco cree en el amor, sentimiento que desprecia y que tacha de irracional. Un día, conoce a Sophie Baker, una joven medium... A la que va a intentar desenmascarar. Poco a poco, sin embargo, se va sintiendo más y más atraído por ella...


"Blue Jasmine" fue un peliculón, y ahora "Magia a la luz de la Luna" no lo es tanto. Como siempre digo, el Woody Allen de los últimos años, para bien y para mal, es cal y arena, cal y arena. En su película de 2014 el director neoyorkino no mete la pata tanto como en cosas inexplicables salidas de su pluma del estilo de "Vicky Christina Barcelona" o "A Roma con amor", pero sí que entrega una obrita en general bastante descafeinada donde da de nuevo rienda suelta a sus obsesiones y a sus constantes creativas y narrativas una vez más pero sin demasiada gracia, con buenas ideas pero que no terminan bien explotadas. Empecemos por lo destacado: los actores. Colin Firth y Emma Stone están sencillamente radiantes. Especialmente él, que es todo un lord del estilo y que se adecua al personaje como anillo al dedo (personaje que en parte vuelve a ser, una vez más, un nuevo y habitual trasunto del propio Woody Allen). La ambientación (ahora viajamos a la Francia de los años veinte, una de las épocas doradas del jazz europeo), con una fotografía preciosa llena de una romántica luz cargada de poder evocador de otros tiempos tal vez más mágicos, también. Y la premisa, que es muy interesante: un mago que cree en lo empírico, en que todo tiene una explicación racional, intenta desenmascarar a una medium a la que cree una farsante mientras poco a poco se va sintiendo atraído por ella. Vamos ahora con lo desacertado: el filme, para lo que cuenta, es algo largo, y además sus diálogos no son los mejores que Allen ha escrito a pesar de su solvencia y pecan incluso de ser algo repetitivos. Las situaciones también son a veces algo reiterativas, y alguna que otra está hasta un poco forzada para que la trama tire por donde es preciso, algo que este director a estas alturas no debería permitirse. Todo es un altibajo constante en "Magia a la luz de la Luna", que logra interesar desde de un primer momento, ojo, pero que tampoco es especialmente recordable.


El asunto central es bastante resultón y a pesar de sus fallos de exposición es el que salva la papeleta: la comparación entre el mundo de las personas que sólo creen en lo científico, en lo que se puede probar cien por cien, y entre el de las que creen que existe "algo más" que no podemos demostrar. Estos mundos se solapan en el del amor, donde conviven estas dos visiones: el personaje de Firth no cree en la locura amorosa y el de Stone sí, y la racionalidad no se puede aplicar a ciertos campos, como éste de los sentimientos, y si se hace el resultado es insatisfactorio. Woody Allen, aún rodando una película por año desde hace décadas, siempre sabe encontrar un tema con el que atrapar a sus fans en un nuevo cruce de caminos para discutir frente a un buen vino. Sin embargo, no siempre le sale bien la cosa, lo cual es normal. "Magia a la luz de la Luna" tiene buenas actuaciones, buena ambientación, buenas ideas y en general un acabado aceptable, pero no es redonda en absoluto y carga con pequeños lastres que la hacen, en general y por desgracia, bastante olvidable dentro de una filmografía tan larga y gloriosa.


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