Porco Rosso

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martes, 6 de junio de 2017

LA HUELLA de Kenneth Branagh - 2007 - ("Sleuth")


Andrew Wike es un exitoso escritor de novelas negras y de misterio apasionado de las adivinanzas y los enigmas que vive en una mansión en el campo llena de sistemas de vigilancia y tecnología punta. Milo Tindle es un joven actor de poca monta. Milo visita a Andrew en su gran casa. Tienen algo muy importante de lo que hablar...


Aunque he comentado prácticamente toda la filmografía de Kenneth Branagh, he dejado su remake de "La huella" y su reinicio de las aventuras de Jack Ryan para el momento en el que tocase comentar sus franquicias respectivas (la segunda la comentaré en los próximos meses). Con este innecesario remake empieza para el director adaptador de Shakespeare una etapa bastante oscura de la que esperamos que pueda salir con su versión de "Asesinato en el Orient Express", que llegará a las salas a finales de este año. Y es que el hombre no ha dado pie con bolo en la última década: esta horrenda película que se mea en el legado de Mankiewicz, y luego la primera "Thor" que "ni fu ni fa", y luego el mencionado retorno de Jack Ryan, que es para echarle de comer aparte, y finalmente su versión de "Cenicienta", que es sencillamente para vomitar. ¡Qué diez añitos, Branagh, qué diez añitos te has tirado! "La huella" de 2007 es una infamia que coge al clásico inmortal de 1972 y se lo pasa directamente por el forro de los cojones. Soy muy contrario a la cultura del remake, pero lo cierto es que en este caso resultaba algo interesante ver a Michael Caine haciendo ahora del escritor perverso y a otro actor más joven (en este caso Jude Law) del hombre de clase baja. Pero fin. Eso sí, hubiera preferido una copia cutre, un calco sin ningún interés, antes que este despropósito. El metraje se queda en una hora y media (por suerte) y los enigmas son recortados a lo bruto para dejarlos en una copia penca de los originales en "formato digital" (que estamos en 2007). Los diálogos se pierden también en su mayoría, y la intriga la vemos reducida a un show de tensión sexual gay que no tiene a cuento y que hace que la lucha de clases de la primera entrega pierda casi toda su importancia. Y encima tenemos un desenlace horroroso, mal solucionado: una huida hacia la mediocridad salvadora del que no sabe cómo cerrar una historia. Todo en "La huella" de Kenneth Branagh es bochornoso, deslucido, cutre, chapucero. Hasta el escenario, que no tiene nada que ver con aquella mansión llena de carismáticos cachivaches. Hasta las interpretaciones, exageradas, sobre todo la de Jude Law, un gran actor que aquí no atina con sus aspavientos. En los remakes, o se innova mucho y bien, o se es fiel a lo que se "remakea", pero no se falta al respeto a la esencia original y encima se hace un truño. Aunque lo ideal siempre pensaré que es no hacer nuevas versiones de clásicos y crear cosas novedosas. No pasar la gorra, vaya. Pésimo Kenneth Branagh.


1 comentario:

  1. Al margen de los resultados, la operación de rehacer una indiscutible obra maestra, conlleva, cuando menos, una buena dosis de fatua pretensión y, según el caso, de necedad. Kenneth Branagh no es tonto, pero como realizador resulta, las más de las veces, algo pretencioso. Por eso, en esta reinvención de la obra teatral de Shaffer llevada a cabo con discutible tino por Harold Pinter, se cayó en el error de pretender hacerla novedosa desde un desequilibrante giro argumental que afecta a la última parte, hasta una puesta en escena que apostó por el método de transformar la ambientación (esta vez, el interior de la mansión parece un decorado futurista) y un molesto afán por “modernizar” la función de la cámara buscando notoriedad en chocantes encuadres y arbitrarios movimientos que restan rigor a la narrativa.
    Los que vean esta cinta sin conocer la de Joseph Mankiewicz, tal vez les parezca una pieza interesante. En cualquier caso, la pre­sencia de Michael Caine (que aquí asume el personaje que en la otra incorporaba Laurence Olivier) y un excesivo Jude Law, hacen que la función resulte más circense que atractiva.

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