Porco Rosso

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jueves, 15 de septiembre de 2016

LA MUERTE Y LA DONCELLA de Roman Polanski - 1994 - ("Death and the Maiden")


Paulina y su marido Gerardo viven en una casita en la costa. Su país ha pasado por una terrible dictadura y ahora, por fin, la democracia está asentándose y la libertad y la justicia están volviendo. Una noche, Gerardo tiene problemas con el coche y es llevado a casa por un hombre que le encuentra por el camino. Paulina, al escuchar su voz, siente un ataque de terror atroz... Reconoce en ella la voz de un hombre que la torturó sin piedad durante los años de represión, cuando ella era una insurgente...


"La muerte y la doncella", una de las mejores películas de Roman Polanski, confirma que entra en los años noventa con buen pie tras la también genial "Lunas de hiel". Basada en la obra homónima del gran escritor chileno Ariel Dorfman, la película explota una de las grandes bazas del cine del director polaco: el uso de pocos personajes a un nivel teatral, lo que hemos visto desde su debut en "El cuchillo en el agua" hasta la última "La Venus de las pieles" pasando por "Cul-de-Sac" o "Un dios salvaje". Ariel Dorfman, autor de la obra de teatro en la que el filme se basa, fue uno de los represaliados y exiliados del Chile del dictador Augusto Pinochet, y en dicha obra de teatro retrataba, en sus palabras, "la cruda y dolorosa transición chilena a la democracia". No se hace referencia directa a Chile, pero éste es el país del que habla la obra y también la película. Una mujer que fue torturada por los golpistas del dictador cree que se reencuentra con el que fue su torturador, al que nunca vio, y trata de hacer justicia. Han pasado años y la democracia se encuentra asentándose en el país, pero ella nunca ha podido olvidar su voz. Ahora bien... ¿Es o no es este hombre este torturador? Su marido será testigo de la batalla de ambos, escenificada de forma magistral por una Sigourney Weaver inmensa, soberbia, en el que es uno de sus grandes papeles, y un Ben Kingsley igualmente magistral. Stuart Wilson está también excelente, pero el juego anda entre los dos primeros actores, que luchan dialéctica y hasta físicamente una contienda entre vencedor y vencido en la que los papeles se van intercambiando. Esta contienda simboliza la lucha del propio Chile por salir adelante y por perdonar uno de los episodios más oscuros de su pasado.


"La muerte la doncella" habla de venganza, de culpa, de odio, de terror, de enfrentamiento político en un país dividido, de las consecuencias de las dictaduras y los autoritarismos, de traumas imposibles de superar y, a la vez, de la necesidad de superarlos o de tratar de hacerlo, de dar carpetazo a un pasado negro para poder seguir adelante por el bien de toda una sociedad (y ello a costa de que los culpables de este pasado y sus colaboradores se vayan de rositas). Polanski rueda en un solo escenario y con la referida puesta en escena teatral y se luce con un ritmo fantástico y con un despliegue del drama que da fe de lo enorme director que es. No todos los cineastas saben pasar una obra desde las tablas al cine: él lo ha conseguido siempre que lo ha intentado. "La muerte y la doncella" es una de las mejores películas del director polaco, y tal vez no sea tan recordada como otras que han sido injustamente más valoradas.


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