Porco Rosso

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lunes, 28 de diciembre de 2015

TYGRA. HIELO Y FUEGO de Ralph Bakshi - 1983 - ("Fire and Ice")


Una edad de hielo amenaza al mundo. El Señor del Frío, Nekron, y sus brutales ejércitos de infrahumanos, han planificado la dominación del planeta y avanzan sin cesar extendiendo una ola helada que acaba con todos los pueblos que encuentran a su paso. Solamente el buen Rey Jared, Señor de los Volcanes, puede hacer frente con su poder del fuego a esta invasión. Sin embargo, Nekron ha trazado un maligno plan para acabar con su amenaza: raptar a su bella hija Tygra para chantajearle. Pero Nekron no se imagina que desde las cálidas junglas van a llegar dos jóvenes y grandes héroes para hacerle frente...


Junto a la soberbia e injustamente algo olvidada "American Pop", pienso que "Tygra. Hielo y fuego" es la otra gran obra maestra del a veces muy infravalorado Ralph Bakshi, obra en la que retorna una vez más a la fantasía heroica, género que ya trató en su filme "Los Hechiceros de la guerra" y en su polémica y fallida adaptación de "El Señor de los Anillos". Bakshi unió sus fuerzas en esta ocasión con Frank Frazetta, uno de los grandes dibujantes y guionistas del cómic de ciencia ficción y fantasía de la historia, y también con Roy Thomas, otro de los grandes nombres del arte de la viñeta (primer sucesor de Stan Lee en Marvel y famoso por haber llevado a los cómics las aventuas de Conan, el bárbaro), y Gerry Conway (otra leyenda del cómic y co-creador de The Punisher). El resultado fue inimitable: entre los cuatro crearon una aventura épica inolvidable, ambientada en un mundo único de corte prehistórico pero marcado por las reglas de la espada y la brujería clásicas lleno de sensualidad, de romanticismo y de poder evocador. Las reglas son las esperables: un grupo de héroes lucha contra un malvado villano que quiere sumir al mundo en el terror y hay una trama de amor, otra de amistad, otra de relación materno-filial y otra de relación entre maestro y discípulo. Sí, lo que ocurre en "Tygra" ya lo hemos visto antes y puede sonar hasta a refrito, pero aún así sabe cautivar siguiendo estas reglas básicas de su género con un buen hacer intachable. Todo está perfectamente tratado y dosificado por Bakshi y su equipo en apenas 80 minutos de metraje. El filme se hace corto, ciertamente, pero es también porque es una delicia y porque su trama, simple pero redonda, engancha desde el primer momento, mientras que su universo no deja de fascinar fotograma a fotograma.


Los personajes de "Tygra. Hielo y fuego" son un dechado de carisma y el villano es uno de los mejores (y está poco reconocido) de las películas fantásticas de la década de los ochenta. Es, además, un filme totalmente adulto, de estos que rompían de un mazazo el absurdo y tonto mito que todavía cundía bastante en su momento de que la animación era un producto menor que estaba exclusivamente dedicada a los niños: su sexualidad es exuberante y sus personajes la desprenden sin cesar, su violencia es brutal y realista y su primitivismo retrotrae a un mundo hostil y terrible. Sin embargo, el mensaje que muestra, de lucha del bien contra el mal y a favor de la justicia y la libertad, es tremendamente postivo. "Tygra" fue realizada por medio de la técnica del "rotoscopio", que Bakshi solía utilizar y de la que era un maestro. Las escenas se filmaron con actores reales y se dibujó posteriormente sobre ellas. El resultado, ahora más perfeccionado que en "El Señor de los Anillos", es espectacular y hoy sigue sorprendiendo. En su día, no fue bien recibida ni por el público ni por la crítica, pero poco a poco, y gracias también a la cultura del videoclub, tan básica para la distribución de cine diferente en los ochenta y en los noventa, fue ganándose el merecido estatus de obra de culto que hoy indiscutiblemente tiene.


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