Porco Rosso

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lunes, 23 de noviembre de 2015

LA PIEL QUE HABITO de Pedro Almodóvar - 2011 - ("La piel que habito")


PELÍCULA SIN SINOPSIS DEBIDO A RAZONES EXPUESTAS ABAJO


"La piel que habito" es, pienso, la película que más se sale de la norma de la filmografía de Pedro Almodóvar hasta este momento. Es, creo, una de esas películas que hay que abordar sin saber absolutamente nada de ella (por eso no he escrito hoy ni siquiera una sinopsis pequeña de su trama). Está rodada como no podía ser de otra forma en un estilo visual que bebe de numerosas influencias artísticas y para el que, en este caso, se vuelve a mezclar la marca española con el cosmopolitismo de autores contemporáneos como la escultora Louise Bourgeois (la llamada "Mujer Araña" por sus figuras de arañas, valga la redundancia -y que enlazan directamente con el nombre de la novela de Thierry Jouquet en el que el filme se basa, llamada "Tarántuña"-) y el clasicismo de pinturas como las de Tiziano (cuya disposición de murales en el filme me recuerda poderosamente a obras del director alemán Rainer W. Fassbinder como "Las amargas lágrimas de Petra von Kant"). "La piel que habito" es un espléndido ejercicio de transgresión de géneros. El Almodóvar más heterogéneo está en este filme: más que en ninguno de los otros suyos, y miren que él es un heterogéneo fiero e insobornable. La cinta se puede catalogar como un drama, pero coquetea con coherencia con el terror, el thriller negro, la ciencia ficción e incluso cierta comedia brutal y kitsch. Propone al espectador un reto constante y totalmente desprejuiciado y sabe sorprender sin parar con giros cada vez más interesantes que desembocan en un desenlace fantástico que, para bien o para mal, no deja indiferente a nadie.


No quiero decir mucho más de una película como "La piel que habito": creo que es mejor que, quien no la haya visto, la vea sin saber nada más. Sin embargo, sí quiero comentar que a mi me dejó de piedra, y desde un punto de vista positivo. Enmarcada entre una obra más floja como "Los abrazos rotos" y entre la comedia mala y sin gracia de "Los amantes pasajeros" (el primer patón gordo del director manchego en años según mi opinión), brilla como una propuesta arriesgada cinematográficamente hablando. Por supuesto, es una obra que encanta a unos y que desquicia a otros. Las críticas suelen ser muy dispares con respecto a ella, y es normal porque es casi un experimento. A mi me convenció totalmente. Y por cierto, sus actores están inmensos. Especialmente un Antonio Banderas soberbio en su papel más magnético en años y una Elena Anaya preciosa y rutilante. La química entre ambos es perfecta y sin una sola fisura.


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